Capítulo 3

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—No lo entiendo... ni siquiera le hice nada como para caerle así de mal.

Michelle y Valary se voltean a mirar ante mis palabras, ruedan los ojos y nuevamente me miran.

—Él te trajo — dice Mich.

—¿Y eso qué tiene que ver?

—Son celos — explica Megan —. Celos de que él te trajera, eres su muy posible y seguro reemplazo.

—¿Reemplazo de qué?

—¿De verdad eres tan noble?

—Creo que sí, no entiendo a lo que se refieren.

—Mira, voy a explicarte algo... — dice Zoe sentándose entre Mich y Val —. Esto puede ser duro, aunque más bien es difícil de creer y un poco... de miedo.

—No te lo tomes tan mal — me pide Megan posando una mano sobre mi hombro.

—Escucho — digo nerviosa de lo que van a decirme.

—El chico que te trajo es...

—¿Lucifer? — pregunto yo.

—Si... — acepta Zoe mirándome un poco extraño —. ¿Ya lo sabías?

—No me digas que es en serio... — pido intentando oír que mis ideas del mafioso son ciertas.

—Pues es en serio. Él es Lucifer. El real. El demonio. El príncipe.

—Ay no puede ser... — digo sin aliento.

—Si puede, y es. — afirma Megan.

—Sé que es muy espeluznante — continúa Val —. Se vale sentir miedo, pero yo quiero recomendarte algo... sólo tómatelo con calma, sé que nadie lo haría, pero esto no es tan malo como cualquiera pudiera creer, no es como si él fuera a comerte, o a poseerte y termines vomitando cosas verdes... eso no pasa.

—Así es — acepta Zoe —. Puede ser un poco difícil de procesar, sin embargo al cabo de un tiempo terminarás por verlos más normales que los mismos humanos.

—Pero no entiendo... porque ustedes están aquí... de esta forma...

—No quiero llamarnos esclavas ni juguetes sexuales...

—Pero así es — termina Michelle.

—No es así — contradice Val —. Ellos no son malos, no creas que tienes que agachar la cabeza cada que te acercas a alguno o que te van a dar con un látigo para que hagas lo que piden... somos sus...

—¿Parejas? — propongo.

—Yo no nos llamaría parejas — dice Megan —. No sé cómo nombrarnos, esto es difícil de explicar, no somos sus novias, aunque de cierta forma somos "suyas". Estamos para ellos, para "servirles" de alguna manera.

—¿A todos?

—No específicamente, digo, si Belcebú me pide algo por supuesto que le obedecería, aunque yo le sirvo específicamente a Astaroth.

—Somos mascotas, ¿bien? — dice Michelle —. Agramón lanza el palo y yo tengo que ir por él y llevárselo de vuelta.

—Se oye un poco denigrante llamarnos así, pero de cierta forma puede ser cierto — acepta Zoe —. Nosotras estamos a su disposición, cuando ellos quieren tenemos sexo... y ese tipo de cosas.

—Somos sus humanas — dice Megan —. Suena más... estilizado.

—Aunque no es tan malo — continúa Val —. En ocasiones hasta puedo decirte que es divertido.

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