Capítulo 23

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—Basta, ya no tenemos tiempo — intento detenerle mientras miro el reloj dorado que cuelga de mi muñeca.

—Son las cuatro y diez, la cita en la iglesia es a las cinco treinta, y te recuerdo, no entro a misas.

—Lo sé... pero... — los labios de Lucifer no me dejan reprochar de una sola intención —, se nos va a... hacer tarde...

—Yo me encargo de que no sea así.

Lucifer arranca literalmente mi ropa interior de mis piernas, vuelve a cargarme y termina pegándome contra la pared.

Me abrazo a su cuello mientras seguimos besándonos y esperando a que entre en mí.

Me separo de sus labios y ambos nos miramos un momento antes de que todo comience.

Siento que me quedo sin aliento en cuanto entra, mis labios se entreabren y ambos nos quedamos en silencio y quietos por unos segundos.

—Joder, Ness — pronuncia cerrando los ojos un fugaz momento —. Si pudiera te mantendría encerrada en esta puta habitación para darte todo el día.

Siento mis mejillas arder al escuchar sus palabras y no puedo ocultar la sonrisa que se forma en mi rostro.

—Hoy no — logro pronunciar.

—No te vas a librar de mí tan fácil — promete antes de embestirme más fuerte.

Suelto un gemido y me sostengo de sus hombros con fuerza, aunque sé que no voy a caer lo hago mas por lo que me está haciendo sentir.

Me sostiene con fuerza y me despega de la pared, nos lleva hasta la cama y me acomoda debajo suyo sin salir de mí.

Siento sus manos tomarme de la cintura firmes y jamarme hacia sí mientras empuja la cadera en mi contra.

Cierro los ojos y opto por morder mi labio en un intento de relajarme un poco, sin embargo me es difícil tranquilizarme con Lucifer haciendo esto.

Siento su mano izquierda moverse de mi cintura, sube lentamente por mi costado, se detiene un momento en mi pecho y lo masajea con la fuerza suficiente para su forma violenta de tener sexo, pero no lo suficiente como para lastimarme.

Luego de unos segundos más, continua subiendo hasta detenerse en mi cuello y envolverlo firme.

Aunque nunca creí que algo así pudiera pasar, sentir su mano ahorcándome me gusta.

Me gusta la forma tan violenta en la que hace las cosas, en la que hace absolutamente todo, y me gusta más en esto.

Abro de nuevo los ojos y me encuentro con los suyos, el color verde de nuevo se mira tan intenso mientras sus pilas están tremendamente dilatadas.

Acerco una mano a su rostro y le acaricio con suavidad. Toma mi mano y la acerca a sus labios para besarla, luego la baja y acaba por darme la vuelta.

Siento su respiración en mi espalda y me estremezco cuando sus labios rozan mi piel desnuda.

Comienza a darme besos mientras avanza hacia mi cuello, siento cosquillas por ello, pero me quedo quieta.

Nuevamente siento como entra en mí despacio, dejo escapar un largo suspiro y sus besos se convierten en pequeñas mordidas.

No me muerde tan fuerte ni con intenciones de lastimarme, sin embargo sí siento un ligero dolor cuando lo hace.

Mismo que no me desagrada y puedo decir que comienza a gustarme.

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