Capítulo 28

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—¿Por qué no duermes? — pregunta.

—No puedo dormir — contesto sin moverme de donde estoy.

—Escucha, todo va a estar bien — comienza acercándose más a mi lado —, deja la tensión a un lado de una vez.

—Eso intento.

—Pues vas muy mal con ese intento.

—Me queda muy claro.

—¿Qué quieres hacer?

—No lo sé... ¿haremos algo?

—Pues, yo no duermo y tú no puedes dormir, supongo que no sería una mala idea hacer algo.

—Son las cuatro de la mañana — digo mirando el reloj.

—¿Y? La mejor hora para salir — dice poniéndose de pie, muy seguro que de vamos a salir a hacer algo

—¿La mejor hora? ¿Bromeas? ¿Qué vamos a hacer? ¿Ir por un café a un restaurante de 24 horas?

—Bueno, pensaba hacer algo parecido y muy banal, pero al parecer Ness quiere una verdadera aventura a las cuatro de la mañana.

—En vez de buscar algo que hacer sólo ayúdame a dormir.

—¿Realmente quieres dormir?

Ahí está. La pregunta tan esperada. La pregunta que me pone a pensar en lo que quiero y lo que digo querer.

—Supongo que no.

—Genial, entonces no vamos a dormir si no es lo que queremos hacer.

—¿Qué vamos a hacer entonces? — pregunto parándome de la cama y abrazándome al suéter que mi madre me ha prestado.

—Primero vamos a ponerte algo más descentre encima, no voy a sacarte en ropa interior.

—Muy considerado de tu parte.

—Iremos a... — comienza pensando a dónde va a llevarme.

—A...

—Ya sé, tengo asuntos pendientes con unas criaturas...

—Genial, estoy dándome cuenta que creo voy a tomar un puesto de secretaria, ya que últimamente me llevas a todos tus asuntos.

—El secretario realmente es Astaroth, pero tú serás mi ayudante, ¿que te parece?

—Pues no me veo con muchas posibilidades de ayudar, pero supongo que sí.

—Genial, vámonos.

—No me has puesto una chaqueta.

—A dónde iremos no te hará falta, vamos ya.

Veo un portal abrirse sobre uno de los muros al mismo tiempo que me toma de la mano.

No sé en qué problema me estoy metiendo ahora, pero me he dado cuenta que los portales no traen muchas cosas buenas desde que los conocí.

Observo todo con atención, la humedad se siente al instante mientras la selva nos rodea.

—¿Y estamos aquí por...?

—Cosas.

—Ah si, cosas.

Comenzamos a caminar, yo voy completamente pegada a él, pues la idea de que algún bicho se me vaya encima me aterra.

—Por fin vienes — oigo la voz de una chica, pero cuando alzo la vista me topo con algo completamente diferente a lo que imaginé.

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