De amor nadie muere...
Pero el amor sí muere.
Las cosas dan vueltas en mi cabeza desde ayer.
De cierta forma, darme cuenta de que se ha ido, y saber el por qué, me ha dejado en un estado parecido al del principio, donde no sé cómo debo sentirme.
Aunque posiblemente esta vez no me quede como muerto en un rincón de mi habitación.
Quien sabe.
Pero no me he recuperado del todo por lo menos.
Aunque mínimo ya he avanzado un poco, he vuelto a comer, e incluso ahora estoy fuera de casa.
No sé qué estoy haciendo en la calle, pero he avanzado.
Ahora pienso y medito al aire libre. Donde cientos de personas me rodean, algunas con problemas parecidos, otras con problemas mucho más fuertes. Otras despreocupadas.
Aunque intento evitarlo, no logro esquivar a una persona y acabo por golpearle con el hombro.
—Perdón — me disculpo mirándolo rápido para seguir con mi camino.
—No importa... ¿Ness?
Me detengo nuevamente, pues había dado un par de pasos más.
—¿Mason? — pregunto acercándome a él de nuevo.
Se ve bastante cambiado, incluso podría decir que su piel se ha aclarado ligeramente.
—Pensé que no volvería a verte... — dice poniéndose frente a mí.
—Pensé lo mismo.
—¿Qué haces por aquí?
—No lo sé... — digo desviando la mirada de sus ojos morados.
—¿Estás bien?
—Eso intento.
—Ah, entiendo... sigues mal por... eso.
—Un poco solamente, creo que ya ha pasado lo peor.
—Alguna vez te lo dije. Te dije que Lucifer no era precisamente lo que debías tener. No sé si lo recuerdes.
—Creo que dijiste eso antes de que terminara ebria en algiz.
—Así es. Lucifer no necesita de alguien, es el ser más independiente que puedas conocer en tu vida. Nunca va a crear lazos con nadie, él solo requiere de una persona que lo acompañe un rato, luego llega otra persona, luego otra. Para él la compañía es desechable, cambiante e intercambiable.
—Lo sé — acepto sin necesidad de pensarlo, porque así es.
—Seguramente ya está con alguien más ahora — concluye encogiéndose de hombros, y sin ánimos de hacerme sentir mal.
—Es lo más probable, después de todo está acostumbrado a que nada se me niegue.
—¿Si él ya te dejó ir por qué no lo dejas ir tú?
—Ya lo dejé ir — confieso —, solo estoy recuperándome, es todo.
—Ven conmigo — pide, pero se queda tal y como está, como si no se refiriese a que le acompañe a algún lugar.
—¿A dónde?
—A donde sea, sólo dame la mano y ve conmigo.
—¿Estás proponiéndome que me quede contigo?
—De una manera no tan formal, así es.
Comienzo a pensarlo un momento. Podría intentarlo por lo menos, después de todo siento que ya me he lamentado lo suficiente, han pasado cerca de dos meses, no una semana.
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The morning star
Paranormal¿Qué harías si un día tu padre paga sus deudas dándote a cambio con dos hombres que nunca habías visto en la vida? Dispuestos a cometer los más grandes crímenes y teniendo negocios con las personas más peligrosas. Dos hombres que no dudarán en saca...