Capítulo 13

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Cierro el grifo del agua y me apresuro a tomar la toalla y comenzar a secarme.

Salgo de la regadera deprisa y sin importarme el hecho de que puedo resbalarme y morirme luego de golpearme la cabeza con algo.

Me coloco la toalla envolviendo mi cabello, me pongo la ropa interior tan rápido como mi piel húmeda me lo permite y salgo disparada del baño.

La habitación está vacía como cuando entré a bañarme, Lucifer se quedó en la cocina luego del desayuno y ahora no tengo idea de donde esté. Saco ropa de la maleta que está sobre la cama, me pongo la primer playera blanca que se cruza en mi camino, unos jeans claros y termino colocándome unos tenis blancos.

Recojo apresurada mi cabello aún húmedo y salgo de la habitación a paso rápido.

Se me hizo un poco tarde, y si Mason es puntual, no tarda en llegar por mí.

—Te dije que no lo voy a discutir contigo — escucho la voz de Lucifer, aunque para mi sorpresa no habla fuerte.

—Por favor vamos a hablarlo — contesta ahora Larisa de la misma forma, y me sorprende que ambos estén hablando como si no quisieran que nadie les escuchara.

Para como son de explosivos esperaría estar escuchando sus gritos e incluso algún golpe o algo rompiéndose por ahí.

—Ya lo decidí, vas a irte ya.

—¿Me estás dejando por ella? — me detengo a unos pocos metros de la habitación de Larisa y escucho con atención la plática.

Tal vez no debería de hacer esto, pero me es imposible sólo seguirme de largo y dejarlos discutir.

—No es por ella.

—¿Entonces por qué es? Si no es por ella, ¿por qué otra cosa me dejas? ¿Por qué has decidido sólo desecharme?

—Tal vez Ness hizo que abriera los ojos en cuanto a ti, y la verdad es que esta es una decisión que ya había pensado con anterioridad; cada día eres más insoportable y ya no pienso aguantar tus caprichos.

—Pero...

—Aquí el que manda soy yo — le interrumpe —, lo sabes y aún así te encanta provocarme e intentar imponerte.

—Pues lo siento — se disculpa y me sorprendo aún más. Seguramente está desesperada por quedarse y hará hasta lo imposible por lograrlo —, siento haberme puesto así, y siento haberme puesto de esa forma con Ness... me sentí amenazada.

—¿Amenazada?

—Sí, amenazada. Y estoy celosa de Ness, ahora ella lo es todo, ya ni siquiera me puedo sentir utilizada... ¡porque ni siquiera intentas usarme! Estoy celosa, porque aunque sé que yo soy tuya, no quiero que nadie más lo sea también. ¿Me entiendes? Estoy celosa y me equivoqué por ello.

—Tomé mi decisión — termina y escucho como se aproxima a la salida.

Voy a ponerme a caminar justo cuando pone un pie fuera, sin embargo no logra verme, pues Larisa le jala de vuelta a la habitación.

—Te lo di todo — continúa la chica —, y lo sabes perfectamente, te he dado cuanto has querido, he sido tuya sin oponerme, he hecho lo que tú has querido, ¿sólo así me cambias? ¿Tan fácil te es irte? Bien, entonces adelante. Sólo escucha bien lo que voy a decirte, Ness... ella no es nadie, lo sabes. Yo sé que te sientes atraído por la chica, te conozco a la perfección. Sin embargo ella jamás sentirá nada por ti, eres uno de los príncipes del infierno, ninguna humana se enamoraría de ti, ninguna se fijaría en ti, porque estar contigo conlleva a muchas cosas que nadie está dispuesta a pagar, y Ness es una cobarde que jamás se atrevería a pagar tanto por ti. Además, debes saberlo ya, ¿no? Mason se fijó en ella — su tono al nombrar al brujo es ciertamente burlón y parece saborear su victoria por ello —, Mason, el brujo que tanto odias, se fijó en la misma humana que tú, la única diferencia es que él tiene más probabilidades de quedársela que tú, y vamos, Ness se siente atraída por él, yo lo he visto — comienza a susurrar de tal forma que podría jurar que una víbora habla —, lo supe desde el momento que caché a Mason metido aquí mientras platicaba con ella. Fue tan obvio, él siendo tan espontáneo y cautivador... y ella tan noble e inocente. Sólo te recomiendo que te cuides de ello, tú no estás en los planes de Ness, el único que está en ellos es Mason, y no es recomendable que intentes competir con él, ya sabes lo qué pasa, Ness no sería la primera después de todo.

Siento ira creciendo en mi pecho, la idea de meterme a la habitación y descargar mi furia contra Larisa no suena para nada mal. ¿Cómo puede decir esas cosas? ¿Cómo puede simplemente soltar su veneno acerca de mí cuando no estoy para contradecirle?

Tal vez Lucifer no esté en mis planes realmente, sin embargo ha moldeado todo a su conveniencia.

Comienzo a caminar entonces, no puedo hacer nada porque eso sería echarme de cabeza sobre lo que escuché a escondidas.

—Ya me voy... — le informo a Lucifer parándome frente a la puerta. Éste está ligeramente desencajado, seguramente sólo está intentando procesar las mentiras de la víbora que tiene enfrente.

—Hablaremos luego — le dice a Larisa antes de caminar hacia mí.

Ambos nos movemos y dirigimos a las escaleras a paso bastante rápido. Quiero preguntarle porque viene conmigo, sin embargo me quedo callada esperando a que él me lo diga.

Salimos de la casa y nos vamos por el jardín en completo silencio.

El ambiente es un poco incómodo, puedo sentir como está pensando en todo lo que acaba de escuchar, y yo sólo reprimo las ganas de desmentir esas palabras.

Pero es que no entiendo como es posible que Larisa tenga ese poder de convencimiento, incluso hace dudar a Lucifer, eso es crítico.

La reja se abre antes de que lleguemos a ella, Lucifer me hace salir primero y lo que veo es un Audi amarillo, mismo en el que Mason está recargado.

—¿Me querías ver, príncipe? — pregunta el brujo enderezándose y viendo a Lucifer mientras extiende una mano hacia mí.

—Si algo le pasa te corto la cabeza, ella es el motivo por el que por fin lo haría, así que vas a cuidarla con tu maldita vida aunque tengas que dar tu inmortalidad a cambio.

—Calma, príncipe, no hay porque preocuparse ni mucho menos porque amenazarme, obviamente voy a cuidarla, ni siquiera tienes que pedirlo.

—Acostúmbrate, que voy a repetírtelo cada que quieras salir con ella.

—¿Estoy entendiendo bien? — pregunta alzando una ceja —, ¿estás... ahijando a Ness?

Lucifer está con su típica expresión seria, sin embargo se ve ligeramente molesto. Me mira un momento y vuelve a ver al brujo.

—Si quieres ponerle nombre a las cosas, sí, lo estoy haciendo.

—Excelente — acepta con una sonrisa un poco burlona —, Ness es bastante grande como para ponerle hora de llegada, pero traeré a tu hija a una hora considerable.

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