Despierto por el sonido de la lluvia azotándose contra las ventanas, abro los ojos y miro al otro lado de la cama esperando encontrarme con el chico.
Pero estoy sola.
Me pongo de pie y me apresuro a salir mientras oigo que varias partes de mi cuerpo truenan, igualmente las piernas me duelen un poco, ya que ni siquiera les he dado tiempo te ambientarse antes de comenzar a caminar.
Salgo al pasillo y me apresuro cuando escucho algo muy parecido a una discusión.
Algo se rompe cuando voy bajando las escaleras, no escucho ningún grito ni nada parecido por parte de las chicas, pero luego viene el problema.
—¡Al carajo todo! — grita Lucifer y casi chocamos en la entrada de la cocina.
El alcanza a esquivarme y se sigue por donde vine echando humo.
Entro a la cocina con lentitud y miro a todos esperando alguna explicación ante la lea del demonio.
—No estaba tan molesto, puede que la casa siga en pie si le damos su espacio — comenta Amún analizando las cosas.
—A mí me da igual, siempre tiene que salir con sus desplantes de ángel insolente — se queja Satanás con actitud muy despreocupada y pedante.
—¿Qué pasó? — pregunto.
—Lucifer tiene el periodo — se burla Satanás.
—Hablo en serio, carajo.
El demonio me mira claramente sorprendido por mi forma de hablarle, pero ni siquiera me importa.
—Hay algunos problemas privados — explica —, y Larisa terminó de joder todo con sus comentarios idiotas. Realmente nada que me parezca suficiente para las actitudes infantiles de Luzbel, pero así ha sido siempre.
—No repitas ese nombre — inquiere Astaroth con clara molestia —, sólo déjalo en paz.
—¿Por qué no? ¿El angelito no soporta escuchar su antiguo nombre angelical? Ese es el maldito problema, siempre ha sido así porque su padre lo tenía un maldito pedestal y lo trataba como si fuera su único hijo. Esto es sólo es una consecuencia a los mimos de papá, todo eso para que terminara echándolo al vacío igual que a los demás.
—¡Ya basta! — le interrumpe Belcebú con furia y pegándole a la mesa —. Si Lucifer salió del edén fue por razones diferentes, no fue una maldita expulsión y eso lo sabemos todos, tus palabras son de envidia porque él sigue siendo un ángel a diferencia de ti.
—¿De mí nada más? ¿Explícame por qué ha tomado su lugar de príncipe si sigue siendo un ángel? ¿Lo ves? Tus razones son contradictorias con las acciones de Lucifer. Es un demonio. Punto. No hay más. Es como tú, como yo, y como todos los que están en el abismo. Un demonio.
—Hay razones que una mente tan pequeña como la tuya no entenderían, y no te las voy a explicar. Sólo compórtate si no quieres regresar al abismo a hacer tus deberes — termina Belcebú con voz inescrutable y una mirada llena de furia.
—Iré con Lucifer... — aviso rompiendo el silencio.
—¿Estás loca? ¿Quieres morir? — cuestiona Astaroth.
—No moriré, pero tampoco quiero que Lucifer esté así, claramente no le conviene a nadie.
—¿Bajo que excusa? — inquiere.
—¿Excusa?
—Van a mandarte al carajo si sólo vas por que sí a intentar calmarlo, no seas ingenua. Lucifer podrá protegerte mucho, pero no deja de ser él.
ESTÁS LEYENDO
The morning star
Paranormal¿Qué harías si un día tu padre paga sus deudas dándote a cambio con dos hombres que nunca habías visto en la vida? Dispuestos a cometer los más grandes crímenes y teniendo negocios con las personas más peligrosas. Dos hombres que no dudarán en saca...