∆ Imaginas Marvel Cast ∆

Chris Evans

Título: El Pediatra.
Partes: I/?
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Llegabas de la mano de tu hermano, el pequeño de 7 años sonreía con su soldado de juguete mientras saltaba evitando tocar las grietas del suelo.

-Buenos días Sonia.

Saludaste a la recepcionista, una señora de ya 50 años los recibió con una sonrisa cálida en su rostro.

-Buenos días chicos, ¿cómo están?

-Bien gracias por preguntar Sonia.

El pequeño niño, Eduardo o Eddie como le gustaba que lo llamaran, se puso de puntitas para ver a Sonia en el escritorio alto que tenía.

-¿Ya vino Chris?, prometió traer paletas de fresa está vez.

Reíste negando al igual que Sonia al oírlo, una voz proveniente del pasillo los saludó.

-Oí mi nombre desde lejos.

Con una sonrisa en su rostro; Chris Evans, el mejor pediatra del país, llegaba con su típica bata con ustedes.

-¡Chris!

El pequeño Eddie corrió a sus brazos y el mayor lo cargó feliz abrazándolo.

-¡Eddie campeón!, te he extrañado todo este mes.

-Yo también, ¿trajiste las paletas?

Este rió negando por la inocencia del pequeño y lo bajó con cuidado.

-Esos no son modales Eddie, saludalo.

-Lo siento, hola Chris.

El nombrado le despeinó su cabello y te vio con la misma sonrisa.

-Es bueno verte de nuevo TN.

Te saludó de beso en la mejilla y un medio abrazo, haciéndote sonreír.

-A mi también me alegra verte... Aunque sabes que preferiría que no sea por esto.

Suspiraste y Chris asintió en una mueca.

-Lo sé, pero esperemos que todo esto acabe pronto ¿sí?

Asentiste y caminaste con él a su consultorio.

Chris Evans era sin dudas el mejor doctor de todos y aparte de guapo, quién traía a todas las enfermeras muertas por él, era el hombre más caballeroso que alguien pudiera conocer, y debías admitir que a ti también te traía muerta a sus pies. Pero como antes dicho, preferirías que no fuera en esta situación; tu hermano sufría una enfermedad muy rara en la cuál si no le dan medicamentos para tratarlo podría sufrir un paro cardíaco y desmayos recurrentes, llevaban casi un año de buscarle la cura pero según Chris, aún estaban buscándola, por lo pronto solo podían darle tratamiento para aplazar los síntomas.

Ambos se sentaron frente a Chris y este empezó a hacerle preguntas de rutina al pequeño.

-¿Cómo te haz sentido estos días Eddie?

-Bien, ayer tuve un cumpleaños de un amigo y nos dieron pastel de helado, ¡no sabía que existía!

Contestó emocionado que lo miraste con una sonrisa enternecida.

Y así siguieron las preguntas hasta después de hacerle su chequeo habitual a su cuerpo.

-Bien Eddie, ve a decirle a Sonia si te lleva al patio de juegos ¿sí?, debo hablar con tu hermana.