9

25 3 0
                                    

10:00 PM

-Yoongi...-Se quejó la rubia.

Yo me lavaba la cara.-Eres demasiado bruto.

Volví y me acosté a su lado.-Tenemos que hacerlo más seguido.-Pasó sus dedos entre mi cabello.

Estaba cansado, quería dormir. Mañana tenía que levantarme temprano.-¿Harás la fiesta?

Sería mejor y más fácil si fuera como ese Jimin, que dice máximo tres palabras. Me acordé de él, de lo que le pasaba.-Quiero cambiar algunas costumbres.-Me volteé y le dí la espalda.

-Es tu entrada a la universidad, tienes que hacerla.

Fingí estar dormido, y siempre funciona porque termino durmiéndome de verdad. Se daría cuenta y simplemente se iría de mi casa. O no.-Sé que estás despierto. Como decía... en esa universidad hay gente con la que te conviene juntarte, por eso tienes que hacerla.

Todavía silencio de mi parte.-¿Qué mejor que empezar así? Además, la mayoría de tus compañeros de secundaria está ahí y ya saben de tu presencia mañana...

-¿Cómo lo saben?-Abrí los ojos, no es posible que la información se esparza tan rápido.

-Se trata del hijo de uno de los empresarios más importantes...

-Volviendo al tema ¿Los estúpidos de siempre estarán allí?-Frustrante.

-Esos estúpidos te extrañan...

-Extrañan mi dinero y mis excelentes fiestas.-Intenté dormir otra vez, me pregunto si Jimin está mejor.

-¿Volverás a hacer de las tuyas, no?-Ah, que recuerdos.

-Quiero hacer algo más divertido que atar a uno a un poste y dejarlo toda la noche.-Buenos tiempos.

-¿Y dónde quedó eso de cambiar costumbres?-Me besó mientras sonreía.-No vas a cambiar.

-Bueno, es hora de dormir. No te quiero aquí cuando despierte.-La besé una vez más.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

-¿Qué hora es?

-Oh, ya es muy tarde.-Vio por la ventana.-¿Te acompaño a tu casa?

-No, total es solo una cuadra.

-Ya no está lloviendo.-Fuimos a la puerta.

-Hasta mañana.-La saludé con un beso en el cachete. Aunque no me quería separar.

-Hasta mañana, y mucha suerte ¿Si? al salir pásate por aquí así me cuentas.

Asentí. Pensaba en mañana y en lo que podía llegar a suceder. Odiaba el hecho de ir, pero no quería hacerla preocupar más. Aguanté el lloriqueo, el decirle que ya estaba sufriendo.-Al llegar ponte una alarma para media hora antes y duérmete enseguida. No te quiero ver en línea.

Sacudió mi cabello, su fe no retrocedía. Me costó despegarme esa noche de su lado, pero me forcé a caminar esa cuadra. Al minuto ya estaba entrando. Que pena que después del tapete de bienvenida ya no hay nada bueno. Pasé directo a las escaleras, ignoré el alrededor.

-Tú, llegas tarde.-Exclamó el señor desde el sofá, señalándome con un cigarrillo. La otra mano estaba ocupada agarrando la botella de cerveza.

-Cariño ¿Dónde estabas?¿Qué te pasó en el rostro?-Salió mamá de la cocina.

"Mamá".

-Con Camila, estuvimos por ahí...

-¿Estuvieron "por ahí"? Te llamamos toda la tarde para intentar decirte que te habían aceptado en la universidad ¿Y tú estabas "por ahí?"-Levantó su culo gordo del sillón.

Recordé, mi celular... lo había olvidado en aquella mesa.

-Felicidades cariñ...-No terminó, el hombre la apartó de mala manera.

-¿De qué lo felicitas? ¿De que lo aceptaron? De milagro lo aceptaron, tuvo tan pésimas notas de secundaria que esto es obviamente un acto del mismísimo Dios. Y encima que Dios le hace un favor, este chico no contesta las llamadas.

Me dí la vuelta, no iba a escucharlo. Intenté escapar por las escaleras pero tiró de mi hombro. Saqué su mano sin mirar atrás y quise avanzar rápido para librarme de esto. No pude.-Si ordeno que te detengas, te detienes.

-No eres mi padre.-Solté sin pensar.

Y sí, recibí un golpe en la cara, uno que hizo que caiga al piso y me lastime con los escalones. No fue tan sorprendente, estaba acostumbrado.-Espera... Richard...-Susurraba mi mamá, sin voluntad de pararlo.

Me sostenía de la baranda como podía, mi cuerpo no aguantaba más golpes. Las piernas y los brazos estaban por fallarme, el cansancio no ayudaba mucho.-Criaste mal a tu hijo, mira que debilucho es.

Lo escuché decir las mismas cosas de siempre, el mismo maltrato de todos los días. Dolían las palizas y las palabras, pero ya dije que estaba acostumbrado. A la agresión, a  su borrachera y a la ausencia de mamá como mamá. Ella se quedó parada a unos metros, observando y esperando a que termine.

Y yo lo odiaba, dentro de mi cabeza y al cerrar los puños. Odiaba al padrastro que me tocó, a la vida que me lo dio. Un odio que surgió desde que tengo memoria y que se profundizaba al pasar los días. Un odio a él y a la mujer que lo prefiere antes que a mi. Antes que a su hijo. Antes que al hijo adolescente que tiene, que no está para nada bien.

Obviamente lloraba sin queja, sin decirle que pare y sin decirle que dolía. Aguanté hasta que paró, hasta que dejó de divertirle.-Ahora enciérrate en tu habitación. Saldrás cuando te lo ordene.-Me levantó de la camisa casi arrancándomela. 

Asentí, el cuerpo no dejaba de temblarme.-Jimin...-Mamá, otra vez.

La escuchaba decir mi nombre tras cada golpiza, cada mes, cada año. Nunca hizo más que eso.

-Tráeme otra cerveza.-Richard se puso a cambiar los canales de la TV. Mamá asintió y se fue.

Subí hacia mi habitación apenas pudiendo ver bien, con la respiración agitada y el corazón adolorido. No provoqué ni el mínimo ruido y cerré la puerta. Mis dedos descontrolados se encargaron de buscar. No la encontraba ¿Dónde estaba?¿Dónde la había dejado? Pasé una hora vaciando cada cajón y nada. Casi me desmayo hasta que lo recordé. Me tiré al suelo para revisar debajo de mi cama. En la caja, ahí debía estar. En una caja que siempre tuve ahí. Revolví los papeles y unas cuantas porquerías, la hallé en el fondo.

Me senté en mi cama. Cerré los ojos. Recordé todo. Fue fácil. 

El ataque de pánico, los pensamientos, las palabras, los momentos. Fue fácil.

Abrí los ojos. La sangre caía desde mi muñeca y desde la cuchilla. Fue fácil.

Sol y Luna; Yoonmin (TERMINADO!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora