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En cuanto terminé de hablar, él ya había cerrado los ojos.

Agarré su hombro, y confuso, lo agité levemente. Hice dos intentos más, pero nada.

Perfecto, se desmayó.

*¿Qué hago ahora?*-Esto me pasa por querer ayudar a la gente.

Me quedé mirándolo por un rato con la esperanza de que despierte, pero no. Consideré bajarlo del auto y dejar su cuerpo apoyado contra una columna. Al final decidí llevarlo a casa por más raro que sea.

No sabía absolutamente nada de la persona, y ahora era algo así como mi responsabilidad.

-No tendría que haberte dicho que estaba aburrido.-Le comenté al inconsciente.

Empecé a conducir, rodeado de silencio e incomodidad. En teoría lo estaba secuestrando ¿no?

No destacaba en mucho. Su cabello era castaño y un poco largo, iba bien con las mejillas apretables. Tenía manos pequeñas, como su altura, y unos labios perfectamente gruesos y rojos. Lucía como un niño mimado al que seguro habían golpeado por intentar robarle la novia a alguien.

Debe de ser aún más hegemónico, pero las lastimaduras lo ocultan.

No sé lo que hizo pero golpearlo fue excesivo. Parece un algodón de azúcar.

Un algodón de azúcar dormido y maltratado.

***

Llegamos a casa. Espero que la ama de llaves (ex ama de llaves próximamente) no me haga una escena. También que Melanie se haya ido y que sus cajas de mudanza no estén tiradas por ahí. Hoy tenemos un invitado.

Estacioné. ¿...Tengo que cargarlo? Sí.

Fácilmente lo acosté en el sofá. Acomodé una de las almohadas atrás de su nuca y fui a traerle hielo y una manta. Al volver sonaba un celular, su celular. Me puse a revisar los bolsillos de su chaqueta.

Mi novia > llamada entrante.

¿...Debo responder? Sí.

-Hola.-Puse el hielo en su frente.

-¿Hola?¿Quién eres?¿Por qué tienes el teléfono de Jimin?-Contestó la voz del otro lado. 

Así que ese es su nombre.

-Emm, lo encontré mal y me ofrecí para llevarlo a su casa pero se desmayó antes de decirme donde queda. Ahora está en la mía, todavía inconsciente.

Le pasé mi dirección y después de que me agradeció como tres veces, colgó. Dejé el celular ajeno sobre la mesa ratona y fui a chequear las habitaciones. La loca se había mudado; por desgracia ya no estaría solo en mi propia casa.

Luego encontré a Holly, dormida en mi cama.

-¿Qué estas haciendo aquí?-Le pregunté mientras la acariciaba.

No la dejo entrar a casa por el excelente patio trasero que tiene.

-¿Quién es el que está abajo?

Melanie hablaba desde el marco de la puerta. La volteé a ver.-¿Por qué dejaste que entrara? el primer día y ya rompes una regla...

-Yo no dejé que entrara, bajé a buscar jugo y él ya estaba ahí, tirado en el sofá.-Rió.-Perdón, es que los vi muy alejados últimamente. 

-¿Qué dices? vivo para darle amor.-Jugué con sus orejas.

Bueno, menos mal que ya no está enojada. Me levanté para seguir al pendiente del bello durmiente y de su amiga en camino.-No me respondiste quién era. ¿Por qué los dos están tan golpeados?

-No, nos peleamos. Te cuento más tarde.

-Está bien, tu sirvienta dejó esto.-Estiró su brazo con el sobre.-Iré por ahí ¿Quieres que traiga algo al volver?

Negué con la cabeza. En el papel había malas palabras y no sé qué sobre su sueldo. Sin darle importancia lo tiré en el cesto de basura de la sala. Más tarde me ocuparé de buscar un reemplazo. Se escuchó la puerta principal cerrándose.

Me quedé un rato en la cocina, ya casi era hora del almuerzo y la mañana había sido algo estresante. También piqué un poco de fruta y la puse en una bandeja, me agradan los invitados. Al volver, él había despertado.

-Jimin, que lindo nombre.-Prendí la tv con mi celular.

Sol y Luna; Yoonmin (TERMINADO!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora