7: No te quiero lastimar

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En el restaurante, Joaquín y Miguel se sentaron en un lugar apartado para poder platicar a gusto, de repente eran interrumpidos por fan de Joaquín que pedían fotos con él, a lo que nunca se negó.

Miguel: De verdad, Joaco, eres increíble, eres muy lindo con todos tus seguidores, y muy efusivo.

Joaquín: Sabes que me gusta que la gente me conozca, así como soy. Con todo y mis caras.

Miguel: Eso me encanta de ti...pero al parecer no sólo a mí.

Joaquín: Ya que tocas el tema, te voy a ser completamente honesto, desde el poco tiempo después de que comencé con este proyecto, supongo que me enganché un poco con la historia, o no lo sé. El punto es que terminé enamorándome de mi compañero de trabajo, el que interpreta a mi interés amoroso en la historia, irónico, ¿no?

Miguel: Y, ¿seguro no estás confundiendo la ficción con la realidad...?

Joaquín: De eso si estoy completamente seguro. Pero en las últimas semanas me he estado llenando la cabeza de ideas que no son, como eso, de que quizás Emilio sienta algo por mí, ha tenido actitudes raras, y ha hecho cosas que si me han confundido.

Miguel: Joaco es que es obvio, yo mismo lo vi. Eso no fue una actuación cualquiera.

Joaquín: Te creería, pero, debiste haberlo visto con su novia, se veían bien, encajan perfecto... Emilio no siente nada por mí, más que un gran aprecio y amistad.

Miguel: O tal vez está pasando por el proceso que tú y yo ya conocemos. El problema es que, si es eso, de igual manera te hará sufrir, y de paso a su novia.

Joaquín: De verdad quiero dejar de hacerme ideas en la cabeza. Ya me di cuenta de que eso no me hace bien.

Miguel: Tienes razón, pero Joaquín –se recargó un poco en la mesa para tenerlo más cerca. –Yo sí sé quién soy, y te lo digo y te lo repito, si tú me dices que me aviente, lo hago. Para mí tú vales mucho la pena, y podría mudarme a dónde tú me lo pidieras.

Joaquín: Yo no te quiero lastimar...

Miguel: Sólo, piénsalo, con eso me conformo –Joaquín dudó por unos instantes, pero sólo pudo asentir levemente. Acto que fue recompensado por una sonrisa de Miguel.

Joaquín llegó a su casa un poco antes de que cayera la noche. Se sentía abrumado por todo el trabajo de hoy y las palabras de Miguel resonaban en su cabeza, desde lo que dijo sobre Emilio hasta la oportunidad que le pidió. Su madre y su hermana habían salido, por lo que estaba solo en casa. En cuanto entró a su cuarto, quiso acostarse. En ese momento, el timbre sonó. Bajo hacia el recibidor y abrió la puerta. Su chico de rizos se encontraba frente a él.

Joaquín: ¡Emilio! –se sorprendió al verlo y no pudo evitar sonrojarse. - ¿Qué haces aquí? No esperaba verte...

Emilio: Lo sé, pero quería hablar contigo

Joaquín: No entiendo sobre qué... ¿quieres pasar? No hay nadie en casa...

Emilio: Tentador... -dijo mientras su imaginación comenzó a volar. –Pero tengo que hacer esto bien, así que, Don Bondoni, ¿le gustaría salir mañana a sorprenderse con algo que le tengo preparado?

Joaquín: ¿Qué...clase de sorpresa? –desconfiaba de las palabras de Emilio.

Emilio: Joaco, si te digo ya no es sorpresa –Lo tomó del hombro. –Confía en mí.

Joaquín: Esta bien - ¿es que siempre va a salirse con la suya? –Pero, ¿recuerdas que tenemos una plática pendiente?

Emilio: Precisamente de eso se trata, sé que tenemos que hablar...

Joaquín: Va, entonces me parece bien. ¿A qué hora?

Emilio: Sé que mañana no te toca grabar escenas, puedo pasar por ti a las 6.

Joaquín: Ok, me late.

Próximo: Ya te extraño.

Sólo si es contigo - EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora