27: No quiero problemas

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La mañana se había hecho presente y Emilio estando un poco consiente lo primero que notó fue el aroma de su solecito cerca de él. Era una forma agradable de despertar, se estiró un poco y la luz del día hizo que ambos chicos abrieran los ojos. Les tomó unos segundos saber que era de día y cuando fueron consientes ambos se miraron con los ojos demasiado abiertos sintiendo pánico por todo su cuerpo.

Emilio y Joaquín: ¡Mierda!

Corrieron ambos a donde estaban sus celulares y Joaquín por fortuna no tenía mensajes, pero Emilio sí, tenía dos llamadas perdidas de su padre y muchos mensajes de texto. Decidió mandarle un mensaje de voz.

E: Qué onda pa...perdón que no te contestara me desperté muy temprano y salí a correr ahorita ya voy al cuarto...

Joaquín: No me di cuenta en qué momento nos quedamos dormidos –en ese momento su celular comenzó a sonar, era su madre, entró en pánico.

Emilio: Contéstale...invéntate algo –dijo ansioso.

Joaquín: Contéstale tú...

Emilio: ¿Es en serio? –rodó los ojos, pero el celular insistía –Ya contesta...

J: Buenos días, madre –trató de decir tranquilo –Perdón, me desperté hace poquito, tenía hambre así que bajé al bufet, no te quise despertar. Ah, sí...ya sé que el bufet abre en media hora, no me acordaba hasta que vine...si, mejor me regreso a bañarme...bye.

Emilio: Si te creyó, ¿verdad?

Joaquín: Si, como que no se sorprendió que saliera a buscar comida –rio un poco –Siento que me temblaron las piernas.

Emilio: Bueno, dudo que haya sido por la llamada, chulo –le guiñó el ojo y notó como las orejas del solecito se enrojecían. Se acercó a él y lo abrazó por los hombros –Por cierto, buenos días.

Joaquín: Buenos días, por el susto ya ni siquiera pude disfrutar el despertar entre tus brazos.

Emilio: Ya tendremos otra oportunidad –le besó la frente. –Debemos correr.

Joaquín: Si, no quiero problemas.

Ambos chicos corrieron a sus habitaciones para llevarse diciendo sus respectivas excusas. Al parecer sus padres no se habían dado cuenta de su ausencia de toda la noche así que pudiera estar más tranquilos. Emilio mientras se bañaba no podía parar de pensar en lo que había pasado la noche anterior, recordaba el cuerpo de Joaquín desnudo, las caricias, los besos, no pudo haber sido más perfecto, todo eso provocaba que se volviera a excitar, pero tenía que alejar esos pensamientos ya que en un rato más tenía que trabajar junto a su solecito.

El día fue más pesado de lo que pensaban, ya que sólo tenían ese día para terminar de grabar las escenas que faltaban, tenían que regresar al anochecer. Los chicos les tocó grabar el segundo beso, el cual fue más fácil que el primero, fue demasiado tierno. Lo que los de la producción no sabían era que los chicos se sentían aún más enamorados y unidos que nunca.

Regresaron la ciudad de igual forma en cómo llegaron, ambos se sentaron juntos y platicaron durante todo el camino. Joaquín se sentía aliviado de sentarse junto a Emilio, no sabía qué más decirle a su madre sobre su incomodidad al sentarse. Al llegar le ofreció a su novio y a su suegra el llevarlos hasta su casa; el siguiente día tenían que trabajar para grabar los promos del final así que en cuanto los dejó en su casa se dirigió a la suya para poder descansar.

A la mañana siguiente, los chicos tuvieron llamado desde temprano, al llegar cada uno iba directo a sus camerinos cuando fueron interceptados por Osorio. Les comentó que habían llegado unas personas de una revista que querían hacerles preguntas a varios actores con respecto al final de la novela, los esperaban en una de las oficinas. Ellos se dirigieron inmediato a donde se les fue indicado y se encontraron con un chico de lentes y piel blanca, tenía el cabello muy corto y estaba sentado con una grabadora y una libreta en las piernas. Cuando los vio entrar se levantó con un poco de nerviosismos.

Sólo si es contigo - EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora