49: Señales

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Creas en el destino o no, al final parece que busca la forma de alcanzarte, sólo es cosa de aprender a ver las señales; pueden ser sutiles o pueden estamparse en tu cara cuando menos te lo esperes. 

Emilio acababa de terminar de comer en casa de su madre, y se encontraba lavando los trastes escuchando a lo lejos la televisión ya que su hermana se había puesto a ver una película. Pensaba en las palabras de Diego, era curioso que intentara hacerlo reflexionar sobre su vida amorosa, y el que terminó con un lío en la cabeza era él.

"Señales, ahora resulta que a Diego le gusta ver señales. Es cierto que creo un poco en el destino, pero a veces no siempre actúa a como nosotros queremos y no se debe forzar. ¿Existe una diferencia entre no forzar las cosas y huir?, ¿a qué demonios se refería con eso?, ¿a Joaquín? Si el destino hubiera querido, él hubiera estado en casa cuando lo busqué, pero obviamente él ya no pensaba en mí"

Emilio: ¿Qué ves? –le habló a su hermana en cuanto terminó su tarea y quiso dejar de pensar en cosas innecesarias. Le había preparado palomitas, las cuales aceptó con una sonrisa.

Romina: Sintonía de amor –rio bajo –Esa película es viejísima, pero no me canso de verla.

Emilio: Nunca la he visto –en cuanto lo dijo su hermana se giró para verlo con los ojos muy abiertos y lo tomó del brazo para sentarlo y verla junto a ella. - ¿De qué trata?

Romina: De ver las señales, el destino, supongo –sonrió mientras la miraba y Emilio de repente se sintió tenso y nuevamente la voz de su amigo aparecía en su cabeza –Son dos personas que no se conocen, ni tienen porque hacerlo porque viven a miles de kilómetros de distancia, pero de alguna manera, están conectados. Son almas gemelas y no lo saben, pero el destino se encarga de juntarlos.

Se trataba de esas películas románticas melosas que Emilio tanto odiaba, pero por alguna razón, le llamó la atención. En especial por las casualidades que los orillaron a querer encontrarse.

Emilio: ¿Por qué el niño quiere ir a Nueva York? –era curioso que el evento más esperado de la película se tratara precisamente de viajar a esa ciudad. –Ella ni siquiera vive ahí.

Romina: Ella le mandó una carta al papá diciendo que quería conocerlo en lo alto del Empire State. –sonrió emocionada –Así que el niño se escapó para conocerla...Ella ya no pensaba ir, pero por casualidad terminó yendo con su prometido y tiene que tomar la decisión si seguir su vida con su actual pareja o ir al Empire State a lo desconocido. –entonces en la película la protagonista observaba aquel edificio que emitía un corazón con luces y exclamó "Es una señal". Emilio soltó una carcajada rompiendo toda aura de romanticismo que tenía la mayor y lo miró confundida porque su risa era extraña, era sarcástica, pero un poco molesta - ¿Qué pedo contigo, wey?

Emilio: Nada, lo siento –dijo sin poder parar de reír; se acercó a ella y la besó en su frente –Debo irme, tengo que empacar que mañana salgo para Los ángeles. Te amo hermanita.

Romina: Adiós, mamoncito...

Al día siguiente se encontraba esperando su vuelo, al parecer se había retrasado por lo que ya llevaba más de dos horas sentado. Gabriel lucía tranquilo leyendo unas cosas en su computadora haciéndolo sentir aún más frustrado. Estaba muy ansioso de todo lo que fuera a ocurrir en Los Ángeles que ya quería llegar. Se levantó de su asiento y se acercó a las ventanas observando a los aviones ir y venir; entonces sintió un pequeño dedo en su hombro tratando de llamar su atención, al girar, una chica se había colocado a su espalda obligándolo a girar nuevamente, y los ojos claros de la chica semirubia lo hicieron sonreír.

Emilio: ¿María? –la chica asintió sonriente y se acercó para abrazar al rizado

María: Hola, extraño...

Sólo si es contigo - EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora