13: Celosmilio

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A la mañana siguiente, Emilio se despertó de buen humor. Comenzó a repasar lo que tenían por grabar hoy, su padre le había comentado que ya no quedaba mucho tiempo para que terminara la novela. Eso sería un alivio ya que tendía más tiempo que pasar con Joaquín aparte de para cosas del trabajo, recordando a su solecito decidió mandarle un mensaje.

"Buenos días bonito. ¿Tuviste dulces sueños? Hoy me siento de muy buen humor, no tendremos tanto trabajo, ¿te parece si adelantamos nuestra cita? Podríamos ir a comer, pasear un rato y después te llevaré a un lugar especial. Muero por verte."

Joaquín estaba lavándose los dientes cuando leyó el mensaje de Emilio.

"Nunca me cansaré de decir que a ti nunca te puedo decir que no. Déjame avisarle a mi madre y seré tuyo toda la tarde. Yo también muero por verte, guardo miles de besos sólo para ti."

Emilio llegó corriendo a las instalaciones para grabar, pero pasó al camerino de Joaquín, porque ansiaba verlo. Vio la puerta abierta del camerino y quiso sorprenderlo como el día anterior.

Emilio: Creo que alguien me debe unos besos... -dijo, pero Joaquín no se encontraba en su camerino, era otra persona, ese chico que no le agradaba tanto.

Miguel: Estoy seguro que yo no...

Emilio: Ah, tú. Pensé que Joaquín estaría aquí....

Miguel: Claramente –se cruzó de brazos. –De hecho, lo estaba esperando.

Emilio: ¿Y...como para qué?

Miguel: No creo que tenga que responderte, sólo lo vine a ver... ¿te molesta?

Emilio: No... -dijo tratando de sonar tranquilo. No era completamente cierto, si le molestaba, era el mismo sujeto que le había pedido una oportunidad a su Joaquín, pero también trataba de recordar que también le había dicho que sólo eran amigos. –Sé que se conocen desde hace mucho, así que todo chido.

Miguel: Si, bueno...

Emilio: Aunque...sé que le pediste una oportunidad y si debería decirte que voy a luchar por él. –no se iba a quedar tan callado.

Miguel: ¿Luchar por él? –su tono era un poco incrédulo.

Emilio: Si, estoy enamorado de él. Y al parecer mis sentimientos son correspondidos, así que no pienso detenerme por nada ni por nadie.

Miguel: ¿Enamorado?

Emilio: ¿Puedes dejar de hacer preguntas que ya contesté?

Miguel: Mira, Emilio, sé lo que Joaco siente por ti, ¿ok? Deberías saber la fortuna que tienes de que sus ojos te miren a ti. Y si esto es algo porque quieres experimentar, o algún truco barato para publicidad, o sólo para ver qué pasa...no dudaré en ser yo quien luche por él y quitártelo.

Emilio: Espera, en primer lugar, Joaco no es una cosa como para que me lo puedas "quitar". En segunda, no va a ser necesario, jamás había estado tan seguro de algo en mi vida. No lo voy a lastimar, en serio lo amo y lo voy a proteger siempre.

Miguel: Recordaré esas palabras, niño. Espero en verdad cumplas....

Joaquín: ¿Qué está pasando aquí? –Ambos chicos se sorprendieron por su voz. –Miguel, que sorpresa.

Miguel: ¿Puedo hablar contigo? –dijo sonriéndole dulcemente al solecito.

Joaquín: Si, claro.

Emilio: Puedo quedarme si gustas, Joaco...

Joaquín: Gracias, pero está bien –Emilio se apartó algo decepcionado, no quería dejarlos solos. Joaquín tomó su mano antes de que saliera, temía que estuviera molesto. –Ahorita te busco, ¿sí?

Emilio sólo asintió y se retiró a su camerino a prepararse, se sentía molesto porque a pesar de todo, Miguel no era una mala persona, quería bien a Joaquín y se preocupaba por él. Pero, ¿que se lo iba a quitar? Emilio hubiera querido verlo intentarlo. Joaquín le sonrió a su amigo intentando borrar el rostro de Emilio molesto de su mente.

Miguel: Perdón que no avisara que venía, quería darte la sorpresa.

Joaquín: No te preocupes, entonces, ¿tú y Emilio estaban platicando?

Miguel: Si, me contó lo de ustedes. Supongo que tengo que felicitarte, al final todo salió bien...

Joaquín: Si...tengo que confesar que aún no me la creo completamente.

Miguel: Pues créetela, el chavo ya anda defendiendo su territorio y todo. –Joaquín se sonrojó un poco, aunque si le preocupaba que Emilio se molestara, lo conocía y era demasiado intenso. –En fin, vine a despedirme. De ratito me regreso a Monterrey.

Joaquín: Pensé te quedarías más tiempo...

Miguel: Yo también, pero sólo vengo de acompañante de mis padres, así que, ni modo. Me encantó verte, Joaquín, en serio, eres de las personas más importantes de mi vida y extrañaba platicar contigo.

Joaquín: Tú también eres muy importante para mí. Tenerte cerca y con tu apoyo me sirvió para estos días tan complicados.

Miguel: Y siempre lo tendrás, Joaco, en serio. Sólo dime si el niño bonito hace algo y vengo a partirle la cara.

Joaquín: Te lo diré, pero no creo que pase nada malo, no es mala persona, si lo conocieras te caería increíble.

Miguel: Si, es lo que más odio, se ve buena persona...

Ambos chicos se sonrieron y se abrazaron como despedida. Joaquín salió a buscar a Emilio, pero supo que habían llamado a este último para unas escenas. Aprovechó para pasar a su camerino y dejarle una nota en su espejo y esperarlo. Emilio entró para tomar un poco de agua, tenía la intención de salir de inmediato a buscar a Joaquín, pero la nota en medio del espejo captó de inmediato su atención: "Por ti plantaría girasoles por todo el mundo, sólo para ver tu sonrisa". Emilio sonrió para sus adentros y la voz de Joaquín interrumpió sus pensamientos que se derretían por él.

Joaquín: ¿Cómo te fue?

Emilio: Joaco, me asustaste. –se había girado rápido para ver a su chico castaño sentado en el sillón. –Me encantó esta nota.

Joaquín: Y es cierto, haría todo por verte sonreír.

Emilio: Sólo sonríe y no pediré nada más.

Joaquín: Emilio...sobre Miguel, sé que estás molesto y pues...

Emilio: No estoy molesto... -rodó un poco los ojos tratando de organizar sus pensamientos. –Osea, si lo estaba, pero no contigo...sólo...bueno, me incomoda un poco la idea de que estuvieras solo con él, sabiendo lo que él siente por ti...

Joaquín: Pero tú sabes...

Emilio: Si, sé que no tengo derecho a reclamarte, no somos nada oficial, aún...quiero creer...pero, no sé...yo...

Joaquín: Pero tú sabes lo que siento por ti... eso iba a decir...-se acercó para abrazarlo. –Y si, no somos nada, aún, pero yo a ti ya te pertenezco.

Emilio: Basta... -dijo correspondiendo el abrazo de manera que hundió su cara en su hombro. –Joaquín, ¿cómo puedes ser tan dulce?

Joaquín: Sólo contigo...

Emilio: Así quiero que sea siempre...

Joaquín: Entonces, ¿admites que estabas celoso?

Emilio: No celoso, era más como...incomodidad, molestia y ganas de llevarte lejos...

Joaquín: Celos, esa es la palabra... -Joaquín sonrió y le acarició la mejilla. –Que parecido eres a tu personaje, celostóteles.

Emilio: Celosmilio, por favor –ambos se rieron y fueron interrumpidos al ser avisados de que tenían que grabar sus escenas. Emilio le besó la mejilla y se acercó a su oído. –En cuanto terminemos, serás todo mío...

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Sólo si es contigo - EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora