42: Pide un deseo

1.8K 82 9
                                    

CDMX esperaba a Aristemo con mucho trabajo en puerta ya que las grabaciones de la serie finalmente comenzaron y parecían no tener mucho tiempo de descanso, afortunadamente para los chicos esto representó una ventaja ya que pasaban casi las 24 hrs juntos, y se había vuelto frecuente dormir en la casa del otro.

Una noche, Emilio se encontraba en casa de Joaquín terminando de armar su tendido en el suelo. Salió de la habitación y tocó la puerta de Renata, quien lo miró con una sonrisa.

Renata: Hola, cuñado –le hizo una seña con la mano para que pasara. – ¿Dónde dejaste a mi hermano?

Emilio: Se está bañando –sonrió –Quería aprovechar para pedirte tu ayuda.

Renata: ¿Para el cumple de Joaco? –el rizado asintió con un leve sonrojo –Bueno, confía en mí, mi madre y yo también estamos indagando en qué podríamos regalarle y hacerle, así que yo me encargo.

Emilio: Gracias –suspiró –Tengo una idea, pero quisiera darle algo más... ¿cuento contigo?

Renata: Claro, eso sí, le haremos una pequeña comida. Tienes que venir.

Emilio: Obviamente, no me lo perdería –ambos chicos sonrieron - ¿Y cómo vas con Diego?

Renata: Pues, no sé a qué te refieres...somos amigos.

Emilio: ¿Amigos que comparten ropa? –alzó y bajo las cejas insistentes al ver sobre su silla una chamarra que conocía a la perfección. Renata lo miró nerviosa con un leve sonrojo, haciendo que el rizado soltara una risa baja.

Renata: ¿Qué? A veces salimos, a veces me da frío y me presta su chamarra...sólo eso, sólo somos amigos.

Emilio: Ajá...eso yo decía de tu hermano –le soltó una mirada burlona y observó cómo tomó una de sus almohadas para arrojársela. Salió de la habitación antes de que ella pudiera golpearlo con risas de por medio y regresó a la habitación de Joaquín. Este se encontraba buscando una playera en su cuarto. Emilio al verlo semi desnudo se apresuró a abrazarlo de la cintura y darle un tierno beso en el hombro causando un sobresalto en el menor –Hola, guapo. Así deberías quedarte.

Joaquín: ¡Emi! –se giró para golpearlo ligeramente con la playera que tenía en las manos –Me espantaste, ¿dónde andabas?

Emilio: Sólo molestando un rato a mi cuñada –le sonrió y se apartó para dejarlo terminar de cambiarse. –Me gusta asustarte, pero me gustas más tú, ¿lo sabías? Eres extremadamente guapo.

Joaquín: Claro, eso lo sé –alzó la barbilla, orgulloso provocando una risa baja del rizado –Estaba tentado a dejarte dormir en mi cama, pero después de tu sustito...es bueno que ya te hayas acostumbrado al piso.

Emilio: Sabes que vas a bajarte a plena noche –sonrió coqueto y se acostó en el piso.

Joaquín: Quizás después de que supliques un poco...porque lo harás -apagó las luces y se acostó en su cama. –Buenas noches.

Las actitudes de su novio divertían al rizado y le gustaba cuando su chico tomaba su actitud de diva. Tomó su celular, para mensajearse tanto con Diego y con Gabriel. Notaba que el castaño se movía en su cama constantemente, llamando su atención, se levantó un poco para observarlo y este estaba acostado de espaldas a él totalmente descubierto haciendo ver que se había deshecho de sus pantalones para dormir y había quedado únicamente en un bóxer ajustado. Emilio sonrió para sus adentros y rodó los ojos un poco en lo que se levantaba del piso y se recostó junto a Joaquín; alcanzó a escuchar su risa.

Joaquín: No tardaste tanto...

Emilio: Uy, discúlpeme, señorito, por ser débil –lo abrazó de la cintura, hablándole al oído. –Si gustas puedo regresarme al piso.

Sólo si es contigo - EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora