9: La sorpresa

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Emilio: ¿Pasaste el día con él?

Joaquín: No, para nada. Llegó hace unos minutos, le dije que estaría ocupado así que lo despedí... -se sentía muy nervioso por su reacción.

Emilio: Ya veo... -trató de despejar su mente tratando de no pensar en ese tipo. –Bueno se nos hará tarde, mejor ya vámonos.

Joaquín avisó rápido que saldría con Emilio a su madre y se subió al carro con él. En la mayoría del trayecto se mantuvieron callados. Emilio iba molesto y Joaquín sacado de onda y asustado, nunca lo había visto así. Parece que el día no terminaría cómo esperaba. Joaquín puso la radio tratando de ahogar el silencio, pero se sentía muy incómodo, ambos lo hacían. Emilio tuvo que romper el silencio.

Emilio: ¿Puedo preguntarte algo? –dijo en un fallido intento por sonar tranquilo. –Debes saber que puedes ser completamente honesto conmigo.

Joaquín: Si, claro. –dijo tímidamente. –Yo siempre te voy a hablar con la verdad, y te pediría que hicieras lo mismo.

Emilio: Claro...bueno, sólo quería saber si tú y ese, bueno, Miguel... ¿ustedes son algo?

Joaquín: Si, él y yo somos amigos desde muy pequeños. Significa mucho en mi vida, y bueno, si te interesa saber...me pidió una oportunidad.

Emilio: ¿Se la diste? ...o bueno ¿piensas dársela?

Joaquín: No, justamente de eso platicábamos en mi casa. El sólo había llegado hace pocos minutos antes que tú. Siempre será un gran amigo, pero nada más. –Emilio guardó silencio por unos instantes.

Emilio: Eso es todo lo que necesito saber por ahora. Espero te agrade tu sorpresa.

Joaquín: Por cierto, ¿a dónde vamos? Siento nos estamos alejando de la ciudad.

Emilio: Es porque lo estamos haciendo, iremos un poquito lejos...

Joaquín: Ya dime a donde vamos, ni siquiera sé si estoy arreglado para el lugar.

Emilio: Estas perfecto. –Emilio se sonrojó y siguió conduciendo hasta llegar a un edificio que estaba vacío. Joaquín ya no sabía si iban a hablar o simplemente lo iban a asesinar. Se sentía muy nervioso. Emilio se estacionó a unos cuantos metros de una pared de la que colgaba una sábana blanca. Tomó su celular y mandó un mensaje.

Joaquín: ¿Esta es la sorpresa?

Emilio: Esta es la sorpresa. –La sábana de repente comenzó a brillar debido a un proyector y una película comenzó. –Mi Joaquín, bienvenido a tu autocine personal. En la parte de atrás, hay palomitas, unos jugos y chocolates que sé que te gustan.

Joaquín: ...vaya Emilio... -se sentía extremadamente sorprendido, nunca hubiera esperado algo así. –No sé qué decir...

Emilio: Mira, sé que necesitamos hablar, pero también algo que quisiera hacer es empezar a compensarte muchas cosas. Me das mucho en mi vida, la conviertes en algo llena de luz. Así que se me ocurrió empezar por algo así, te hice ver una película de terror, merecías ver un musical que sé amas mucho.

Era verdad, la película proyectada era la de Vaselina, hace tiempo Joaquín dijo que le gustaba mucho, pero Emilio nunca la había terminado de ver. Se sentía muy contento porque la sorpresa había funcionado y había podido ver la sonrisa de Joaquín y el brillo de sus ojos que tanto le agradaba. Miraron casi media película en silencio, Joaquín se reía mucho con algunas escenas y Emilio sentía que nunca podría cansarse de mirarlo.

Joaquín: La verdad es que todo esto, está padrísimo, Emilio, te pasaste. –se sentía muy conmovido, nunca nadie había tenido un detalle así con él, era muy lindo, un lugar que fácilmente podría dar miedo, Emilio lo había convertido en algo mágico, esa era la magia de Emilio.

Sólo si es contigo - EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora