5: María

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Emilio se quedó un rato afuera de la casa de Joaquín, había disgustado a ese niño dulce y le había insinuado algo, no sabía cómo tomarlo, pero de alguna manera sabía qué significaba. La idea de alejarlo, o no tenerlo cerca lo asustó en un instante. Tenía que hablar con él. Se bajó del carro y se dirigió a la puerta sólo para detener su mano a escasos centímetros del timbre.

Emilio: ¿Qué le vas a decir, idiota? Tienes novia, ¿no? ¡Él es un sol, no lo mereces! ¿No lo merezco? Pero, no eres gay, ¿no? ... ¿no?

Tomó las llaves del carro y volvió a entrar. Le dio un fuerte golpe al volante y se fue hacia su casa sin saber que Joaquín lo estaba observando desde su ventana. Joaquín se sentía muy irritado, él pensaba que esa salida le ayudaría a darse cuenta de que Emilio sólo lo ve cómo un amigo, pero resultó todo lo contrario, lo confundió aún más.

Joaquín: ¿Qué es lo que no sabe?, ¿por qué siempre se porta increíble conmigo y de la nada tan distante?, ¿qué quiere?, ¿cómo lo saco de mi mente...? ¿Y de mi corazón?

El celular de Joaquín comenzó a sonar, lo había dejado sobre la cama. Él miró de nuevo a la ventana pensando en que tal vez su querido amigo habría regresado, al ver que no, tomó el celular. Miguel se leía en la pantalla. Contestó de inmediato.

Miguel: ¡Joaco! Mi gran amigo, ¿cómo estás?

Joaquín: Ahí la llevo Mike, mucho trabajo.

Miguel: Si, te veo siempre en la novela, se ve que te está yendo increíble. ¿Oye estás sentado?

Joaquín: Si, estoy en mi cama, ¿por qué?

Miguel: Te quería comentar que tengo que acompañar a mis papás a unas cosas a la ciudad, así que, andaré por allá.

Joaquín: ¿Es en serio? –dijo efusivamente. Miguel era un buen amigo que conocía de la primaria, pero se había mudado a Monterrey hace ya unos años. Él fue el que estuvo a su lado cuando le confesó a su familia sobre sus preferencias. –Eso sí que es una buena noticia, ya necesitaba una. ¿Cuándo llegas?

Miguel: Mañana por la noche, te podría ver el martes si gustas. Vamos por un café o unos elotes.

Joaquín: Me parece excelente, me haría muy bien tu compañía.

Al día siguiente debían estar en el foro temprano. Emilio supuso que podría buscar a Joaquín con el pretexto de repasar líneas para verlo y ver si todo estaba bien, aunque no sabía que tan buena idea era pretender que nada había pasado. Justo en el momento en que llegó buscó con la mirada a Joaquín, al no poder verlo quiso ir a su camerino, pero unos brazos que lo abrazaron por detrás lo detuvieron, sabía quién era.

Emilio: ¿María? –se volteó de un sobresalto

María: Hola, amor. –sonrió pues estaba feliz de finalmente verlo y lo abrazó. El correspondió al abrazo un poco dudoso, estaba realmente sorprendido. Justo en ese momento, Joaquín venía llegando, al ver a Emilio tan feliz con su novia se fue rápidamente a su camerino a repasar sus líneas molesto.

Emilio: María, ¿qué haces aquí?

María: Tuve problemas para venir en el fin de semana. Pero me pude dar una escapadita para verte al menos unos pocos días. Tu papá me ayudó a darte la sorpresa. –Emilio no supo que decir, miraba hacia la entrada para ver si venía Joaquín, pero nada. –Emilio, ¿qué te pasa? Pareciera que no te da gusto verme.

Emilio: Perdón es que no me agrada la idea que vengas al trabajo, tengo que concentrarme, contigo aquí es difícil meterme en el personaje.

María: Lo entiendo, amor. No te molestaré, sólo quería verte, me quedaré un ratito y luego me iré.

Sólo si es contigo - EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora