Sólo si es contigo - Emiliaco

25: Huatulco

El fin de semana había llegado y todo el elenco había partido hacia la playa. Emilio decidió irse con su novio, a pesar de que la madre de Joaco quería a irse con él. En el camino, ambos iban contentos, tratando de ser lo más discretos posible, pero sin ningún éxito. Muchos de la producción ya se habían dado cuenta de lo que ocurría entre ellos, justo como Azul y Arath, eso les daba un poco más de confianza, pero aun así no podían estar lo cerca a lo que estaban acostumbrados. Sólo estarían dos días para grabar, pero los actores querían aprovecharlos, estando mucho tiempo juntos. En cuanto llegaron no tuvieron tiempo de descansar, todos comenzaron a montar las cosas para comenzar a grabar.

Duraron prácticamente todo el día grabaron, cuando comenzó a anochecer decidieron parar y terminar al día siguiente. Los chicos se sentían cansados, pero tenían tiempo para disfrutar un poco de la noche por lo que pidieron permiso para salir. Tanto Osorio como Elizabeth, no estaban convencidos de que anduvieran solos, pero ellos al prometer ser discretos, obtuvieron el permiso. Emilio había armado unas cosas por la tarde, sin que Joaquín se diera cuenta; corrió a la recepción donde había pedido le guardaran un bolso lleno de cosas y se encontró con Joaquín en el área de la alberca y le dijo que caminaran en la playa.

Joaquín: ¿Qué hay en el bolso?

Emilio: Una sorpresa –sonrió para sus adentros –Espero no estés cansado porque caminaremos un poquito...

Joaquín: ¿En serio vamos a caminar mucho? -repeló un poco ya que si se sentía un poco cansado. 

Emilio: Si queremos estar a gusto será mejor alejarnos un poco.

Caminaron un bueno tramo alejándose del hotel a una zona prácticamente deshabitada, la marea era un poco alta y ya era de noche por lo que no había mucha gente que quisiera andar en la playa. Emilio sacó una manta de su bolso y la extendió en la arena con ayuda de Joaquín. Se sentaron y Emilio comenzó a sacar más cosas, llevaba un recipiente con fruta, otro con unos pequeños sándwiches y otro con unas rebanadas de pay.

Joaquín: Emi... ¿en qué momento hiciste todo esto?

Emilio: Uno tiene sus mañas –le guiñó el ojo –Yo hago lo que sea por ti.

Joaquín: De verdad que cada día me sorprendes más. Y qué bueno que armaste esto, la verdad moría de hambre.

Comieron un poco hipnotizados por las olas en el mar, en realidad, ambos se sentían cansados, no habían parado de trabajar en mucho tiempo, pero el estar juntos era lo que más necesitaban. Comieron entre risas y bromas; se tomaban fotos y vídeos y la noche no podría ser más perfecta. Después de comer Joaquín se acostó en las piernas de Emilio, miraba las estrellas mientras que su cholito jugaba con su cabello haciéndole piojito.

Joaquín: Cada que estoy contigo, me siento en mucha paz. De verdad es como si se hiciera otro mundo sólo para nosotros dos.

Emilio: Lo sé –lo miraba con dulzura –Así quiero que sea siempre, que el mundo grite y se despedace, pero nosotros, nosotros siempre lleguemos estar bien, encerrados en lo que sentimos, sin que importe nada. 

Joaquín: ¿Ya te dije que te amo?

Emilio: No... -hizo un puchero –No me lo has dicho desde hace mucho tiempo, desde ayer.

Joaquín: Amo que seas un exagerado –se levantó y se acercó a él –Además, si te lo dije en el viaje, pero estabas dormido.

Emilio: Entonces, no cuenta. Además, que pena que me hayas visto dormido, ya van varias veces, amor.

Joaquín: Para mí es una droga el verte en todas las formas posibles, no sé cómo le haces para verte tan guapo todo el tiempo.

Emilio: Creo que me estás confundiendo contigo. –cada vez estaban más cerca.