Realmente tenía una marca roja en el nacimiento de sus senos. Ese hombre aparte de hacerla suya, la había dejado malditamente marcada. Jodido perverso. ¿Y ahora cómo diablos se la tapaba? Bueno no había que ser tan exagerada, estaban en otoño y podía cubrirse sin ningún problema. Se sonrió incrédula mientras tocaba la intensa mancha redonda que tenía en su blanca piel. Se encogió de hombros, restándole todo tipo de importancia. Si a Darrell tanto le molestaba, podía irse a la mierda.
Rio por lo bajo al recordar su cara cuando descubrió su pequeño secreto. En todo caso, ¿quién lo mandaba a entrar a su habitación, sin el permiso de nadie? A él nunca lo jodía cuando se presentaba frente a ella bajo las mismas circunstancias. ¿Para qué hacerlo? Si a ella no le importaba en lo absoluto lo que Darrell hiciera o dejara de hacer. Se vistió y puso un pañuelo en el cuello para que la tela que quedara colgando, cubriera aquella muestra de desenfreno.
Salió de la habitación, como era domingo había quedado de ir al cine con sus amigos. A lo lejos pudo distinguir una conocida cabellera rubia, que agitaba su mano en el aire a modo de saludo. Ella sonrió mientras se dirigía hasta allá.
—Hola Peyton.
—¡Hola Brad!, ¿y Casey?
—Se está arreglando. Tú sabes, mujeres —ironizó.
—Si claro, se demoran tanto. Son tan problemáticas —bromeó.
—Mira ahí viene Darrell y Natasha.
Peyton al voltearse, vio la desdeñosa mirada que le dedicaba Darrell mientras caminaba de la mano de aquella pelirroja petulante. Natasha la saludó de mala gana, como siempre. No obstante, Peyton no se quedó atrás y tan solo movió la cabeza despectivamente. Por su parte, Darrell ni siquiera le dirigió la palabra. Algo que a Brad se le hizo muy extraño y rápidamente se acercó al oído de la chica.
—Pss, Peyton —susurró —. ¿Se puede saber qué le hiciste al idiota para que esté así? —Peyton puso los ojos en blanco mientras miraba a Darrell. Volteó la cara hacia Brad.
—¿Por qué piensas que yo le hice algo?
—Porque no deja de mirarte feo. ¿Qué demonios le hiciste?
—No lo sé. Tú sabes, es tan bipolar... —rio con malicia —. Déjalo solo, ya se le pasará.
‹‹A veces puede ser tan exagerado››, pensó.
Al llegar Casey y Rachel, caminaron fuera de la universidad. El cine no quedaba tan lejos así que prefirieron ir a pie. Darrell llevaba de la mano a Natasha, estando así adelante del resto. Brad y Casey iban atrás abrazados, por lo que ellas estaban al medio del grupo. Con Rachel conversaban cosas sin mucha relevancia, eso sí, lo que a Peyton se le hacía extraño era que Rachel no iba acompañada de Mike. Seguramente después de pasar semejante noche con otro tipo, no quería estar aún en su compañía. Bueno, qué más daba, ese no era asunto suyo. Aunque de todas maneras cuando estuviesen a solas se lo preguntaría.
—¡Llegamos! —vociferó el rubio.
—¿Y qué película veremos? —preguntó Casey.
—Yo necesito una de acción —pidió Peyton.
Rachel se le acercó y...
—: ¿Qué acaso no te bastó con la acción de anoche? —susurró en su oído.
Con ese simple comentario solo logró sacar una carcajada de Peyton, haciendo que los demás se voltearan a verla, y Darrell la observó con el ceño fruncido. Peyton, con cara de burla, lo escrutó un momento, logrando que él diera vuelta su rostro ignorándola por completo. Ella simplemente se encogió de hombros restándole importancia. Tarde o temprano tendría que quitarse su insólito enojo.
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Amante de medianoche
Teen FictionPeyton Cooper es una chica extrovertida, risueña y estudiante de medicina. Con tan solo veinte años ya se había ganado una fama que no concordaba con lo que ella era. Sus compañeras de universidad siempre hablaban a sus espaldas. Decían que era una...