Capítulo 30

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—¡Oliver! —gritó al salir de la habitación.

El chico al ver lo agitada que estaba, tiró de forma inmediata los papeles que sostenía. Pensó en que Darrell había empeorado, si era así, ahora sí sería su fin. Demonios. Peyton tenía lágrimas en los ojos, sin embargo, tenía una sonrisa dibujada en los labios. Dedujo que el chico había reaccionado y por eso se acercó a ella con calma.

—¡Darrell! —él la miró y ella le sonrió.

—Despertó —afirmó.

—Sí —jadeó.

Oliver no esperó más y se dirigió hasta la habitación, tenía que verificar que todo estuviese bien con el chico. Peyton iba un paso atrás de él, y cuando llegaron a la habitación se dieron cuenta de que Darrell tenía los ojos cerrados. Oliver miró a la chica, pero ella tenía su vista fija en el rostro de Darrell.

—Recién acababa de despertar —dijo angustiada.

—Debe estar agotado, Peyton —repuso —. Recuerda que su cuerpo está delicado.

Caminó hasta el electrocardiógrafo y vio que los signos vitales de Darrell estaban en perfecto estado, a pesar del paro que había tenido hacía casi seis horas. ‹‹Solo debe haberse dormido por los calmantes para el dolor››, pensó Oliver. De todas maneras, se trasladó hasta la cama del chico para revisarlo.

—¿Está bien? —Peyton se acercó a su lado.

Oliver no le contestó. De su bolsillo sacó una pequeña linterna para observarle las pupilas, pero antes de hacer cualquier acercamiento, Darrell abrió los ojos. Peyton sonrió y Oliver la observó, ambos cruzaron miradas. Darrell no decía nada, solo se fijó en la sonrisa de la chica para con el que fue su ex novio.

Sí, Darrell tenía en la retina el rostro de Oliver...

En su silencio frunció el ceño, aún estaba con la mascarilla. ¿Qué mierda hacía él allí? ¿Acaso estaba buscando volver con Peyton? Que ganas tenía Darrell de poder levantarse y encarar a ese puto pelirrojo. ¿Es que acaso creía que tenía alguna oportunidad con su chica? Que equivocado estaba si pensaba en querer estar otra vez cerca de ella. Por supuesto que no se lo permitiría.

Se fijó como Peyton lo miraba y quiso sonreírle. Se veía preciosa a pesar de que tenía su rostro pálido. La amaba tal cual. Pero la presencia de ese hombre le molestaba y le impedía dar cualquier tipo de muestra afectiva hacia ella. Giró sus ojos y los posó en él. Lo escrutó de pies a cabeza. ¿De qué carajo estaba disfrazado? Cuando Oliver volvió sus ojos y chocó mirada con Darrell. Habló.

—Es bueno ver que has despertado, nos diste un gran susto.

Darrell entrecerró los ojos. ¿Darles un gran susto? ¿A él? ¿De qué mierda estaba hablando?

—Darrell —esa mirada ella la conocía muy bien, y antes de que la presencia de Oliver en el lugar se prestara para cualquier mal entendido, aclaró las cosas —, sé que lo conoces y seguramente te estarás preguntando que hace Oliver aquí —tomó asiento a su lado —. Es quién te está tratando. Es tu doctor.

Los ojos de Darrell se abrieron. ¿Su doctor? ‹‹Debe ser una puta broma››, pensó. ¿Cómo mierda ese chico podía ser su doctor? Se veían de la misma edad, incluso se veía un poco menor que él. Entornó los ojos. Oliver ladeó la cabeza e hizo lo mismo que él. Entornar los párpados.

—Darrell —habló él —, como Pey te ha dicho, soy el médico a cargo de tu caso.

¿Pey? ¿Acaso le dijo: Pey? Ni siquiera le prestó atención a lo demás.

Amante de medianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora