Capítulo 18

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Despertó alrededor de las doce del día. Miró a su entorno y Rachel aún no llegaba. ¿Es que no se aburría de dormir en otro lado que no fuera su cama? Por supuesto que esa pregunta no corría con ella. Al levantarse su cabeza retumbó, pero no le dio mucha importancia. No había bebido como para despertar con resaca, por lo que lo atribuyó a que estuvo teniendo sexo con Darrell casi hasta las ocho de la mañana y por lo tanto no había dormido lo suficiente. Ese chico era insaciable, sonrió.

Antes de salir de la habitación de él, quedaron en no verse ese día. Ambos necesitaban un respiro, un descanso y ella necesitaba pensar. Tenía sus ideas tan revueltas como un gallinero. ¿Por qué Natasha le había reclamado así a Darrell, si lo había engañado con otro? No estaba muy clara en sus ideas, pero estaba segura de que algo muy raro había pasado entre ellos. Algo que Darrell seguramente estaba ocultando, ¿pero por qué?, ¿por qué no le diría el verdadero motivo que lo hizo terminar con ella?

Tenía que confiar en lo que Darrell le había dicho, pero, ¿no que esa relación no era solo sexo seguro?, ¿por qué tomarse la molestia de mandarla al carajo, si aquello que ambos tenían solo se basaba en sexo y no en amor?, ¿podía ser que Darrell realmente haya sentido algo por la pelirroja y al verla con otro se sintió traicionado? No obstante, la defendió de ella. Le dijo en su cara que jamás se podría enamorar de una mujer como ella, ¿y entonces? Había gato encerrado y muy encerrado.

Darrell era sin duda un chico de sangre muy caliente y Peyton sabía que su "pacto" era sin ningún compromiso. Él podía ir y follarse a la chica que le apeteciera, en eso habían quedado. No tenía que darle muchas vueltas al asunto, aunque sus sentimientos por aquel chico cada día crecían un poco más y eso le asustaba muchísimo.

No debía enamorarse, se repetía. ¿Se había olvidado de su hombre misterioso? No, por supuesto que no se había olvidado de él, sin embargo, solo pensaba en ese hombre cuando estaba sola, como en ese momento. Cuando estaba con Darrell, la sombra de ese hombre desaparecía por completo y solo eran ellos dos.

La puerta se abrió y la sacó de su ensimismamiento. En silencio vio como Rachel caminaba igual que un zombi directo a su cama. Ella no se había dado cuenta de que Peyton estaba en la habitación. Vio como la rubia se tiraba de lleno a su cama, cerraba los ojos y soltaba un largo suspiro. Se dio cuenta de que no estaba con su ropa habitual y le entró la curiosidad. Se acercó hasta ella, buscó una silla, la arrastró y se sentó a su lado.

—Rachel —llamó.

La rubia abrió los ojos y la expresión que tenía en su rostro al mirarla era de total horror. Se sentó rápidamente y la escudriñó con el ceño fruncido. Ese gesto a Peyton la estaba haciendo sentir muy incómoda, por lo que dio vuelta la cara. Sin embargo, no contaba con que Rachel le tomaría la mejilla y la volvería para seguirla mirando con un dejo de asombro.

—¿Qué mierda fue lo que te pasó? —interrogó sin quitarle la mano de la mejilla.

—Buenas tardes Rachel. Yo estoy bien, ¿y tú? —ironizó.

—No seas payasa, ¿quieres? —arrugó la frente —. Ahora mismo me dirás que mierda fue lo que te pasó.

—Mmm... —¿qué le diría la verdad?, ¿o le inventaría alguna cosa? Rachel se enojaría, pero tenía que ser sincera con su amiga porque ella mejor que nadie la conocía —. Me pegué.

¿En serio dijo eso? ¿No estaba pensando recién en decir la verdad? ‹‹¡Bien Peyton! Muy bien››, pensó con ironía.

—¡No me vengas con esa estupidez, ¿quieres?! —gritó enojada —. Ese corte no es de un simple golpe, ni que decir del hematoma que tienes alrededor. ¿Con quién peleaste? Y no me mientas, sabes que lo odio —a pesar de estar molesta, Rachel no quitó la mano del rostro, es más comenzó a acariciarla.

Amante de medianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora