El lunes en la mañana estaba lista para ir a clases. Comió algunas tostadas con queso, demonios que rico sabor tenía, el queso se derretía en su paladar. Bebió su jugo y salió a toda prisa de la residencia. De Rachel, ni su sombra.
Miró a su alrededor y se encontró con Brad y Casey. Esos chicos nunca se despegaban, pero se veían tan adorables. Ella así quería tener a alguien, que la viese como Brad miraba a Casey. ¿Acaso no se daba cuenta de que Darrell la miraba con la misma adoración? Al parecer no, o no quería verlo para no ilusionarse todavía más. Los saludó y caminó con ellos por el pasillo, hasta que llegaron a cierto punto en el cual tenían que separarse. Se despidió de ellos y fue hasta la clase con Liam.
Se sentó donde siempre. Le extrañó que Brad no le preguntara por su hematoma, cosa que agradeció. Aunque igual trató de taparlo con un poco de maquillaje, se notaba. Sus compañeros fueron entrando de a poco, hasta que el salón se llenó y Liam hizo acto de presencia.
—Buenos días chicos —saludó y dejó su maleta en el escritorio —. Ya les había adelantado que tendrían que realizar un trabajo para esta clase, la cual vale por dos calificaciones para la asignatura y espero que cumplan con las expectativas —rodeó el escritorio y se apoyó en él, quedando frente a la clase —. Si las notas son bajas, pueden ir despidiéndose de aprobar el ramo. Este trabajo es muy importante y requiere de alta investigación para llevarlo a cabo —comentó seriamente.
Los rostros de algunos chicos se fueron poniendo blancos, seguramente no les iba muy bien en aquel ramo. Peyton se tensó, tendría que poner todo de sí para poder sacar las más altas calificaciones. Era tan exigente en cuanto a sus estudios que iría hasta el fin del mundo para investigar, pero estaba ansiosa de saber de qué demonios se trataba. Un chico levantó la mano y Liam le dio la palabra.
—¿De qué se tratará el trabajo? —Peyton sonrió porque ese chico tenía la voz trémula.
—Bueno... —recorrió el salón con la vista —. Hipoxia fetoneonatal —se cruzó de brazos.
En cuanto Peyton escuchó, suspiro. Darrell le había ofrecido sus apuntes y no desperdiciaría la oportunidad de ir con él para pedírselos. ¡Gracias!, exclamó en su mente.
—Sabemos que la asfixia perinatal es una agresión producida al feto o recién nacido por la falta de oxígeno —caminó por alrededor —. Este no es un tema que hayamos tratado con anterioridad y es por eso que ustedes tendrán que investigar tanto —los miró —. Este tipo de urgencias tiene consecuencias catastróficas para feto o recién nacido, ya que produce alta mortalidad, encefalopatía hipóxico-isquémica y parálisis cerebral entre otras —explicó seriamente.
Todos estaban en silencio tomando apuntes de lo que Liam les decía. No les daba mucha información por obvias razones, ellos tendrían que investigar. Peyton estaba muy concentrada viendo como Liam señalaba algunos esquemas en el PowerPoint, no quería dejar nada en blanco y como pudo trató de dibujar lo que se reflejaba en la pantalla del proyector. Se rio al ver sus dibujos parecían ser de un niño de cinco años, pero no importaba. Ella entendía lo que querían decir, o eso trataba.
Después de dos interesantes horas, salió del salón para dirigirse directo a la cafetería. Su pobre estómago no aguantaba más del hambre que tenía. Se sentía famélica, si por ella fuera se comería una vaca entera. Se la imaginaba en la mente y su baba caía.
En el camino hacia la cafetería se encontró con Natasha. ¡Mierda! Sí que la había dejado magullada a la pobre, ¿pobre? Bien merecido se lo tenía por busca pleitos. Tenía dos cortes en los labios y un ojo morado con el interior tintado de sangre. ¿Ella había hecho eso? ¿Tan descontrolada se había puesto por la bofetada que la zorra pelirroja le dio? El hematoma que tenía Peyton en su labio, era una raya en el agua en comparación a cómo la había dejado a ella. Se miraron con odio, pero ninguna hizo ni el intento por acercarse a la otra. Ya había sido más que suficiente. Peyton pasó de largo con su cabeza en alto. Siempre digna, se repitió. Se dio cuenta de que ella giraba el rostro hacia su dirección, sintió su penetrante y odiosa mirada en la espalda, sin embargo, le importó menos que la mierda la animadversión de la pelirroja.
ESTÁS LEYENDO
Amante de medianoche
Teen FictionPeyton Cooper es una chica extrovertida, risueña y estudiante de medicina. Con tan solo veinte años ya se había ganado una fama que no concordaba con lo que ella era. Sus compañeras de universidad siempre hablaban a sus espaldas. Decían que era una...