Capítulo 21

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Te amo..., y no sabes cuánto.

Se removió en la cama —Da... Darrell.

Despertó de golpe, un poco desorientada, y se sentó en la cama. ¿Fue su idea o era la voz de Darrell la que escuchó en su oído? Miró alrededor y se dio cuenta de que estaba sola en la habitación. Su plan de descubrir quién era ese tipo, se fue al carajo. No pudo saber la identidad oculta de ese hombre y se maldijo por caer antes de ver su rostro detrás de ese antifaz.

Quería amarrarlo a la cama igual como lo había hecho con ella y una vez estando con las manos atadas, le sacaría el antifaz. Pero no contó con que él fuese más rápido, la atrapara entre sus brazos y la hiciera perder la razón antes de poder llevar a cabo su plan. Ese hombre tenía tal poder sobre ella, que Peyton perdía la cordura cada vez que estaba junto a él.

Se levantó y caminó por la habitación, miró el suelo y vio sus bragas hecha pedazos. Se agachó y las recogió, dio un suspiró al ver en las condiciones que habían quedado. Fue hasta el baño, las tiró directo a la basura, y se sacó la tela que cubría su rostro. Se dio un relajante baño, pero tenía un extraño presentimiento. ¿Por qué pensó en Darrell cuando despertó? No podía sacarse la sensación de haber escuchado su voz y eso la inquietaba.

Era un poco incómodo pensar en él en ese momento, habiendo estado con su misterioso hombre hacía tan solo unas horas. Pero no podía dejar de hacerlo y eso la perturbaba, no lo entendía. ¿Pero qué podía hacer en ese momento? Nada, solo esperar a verlo, porque sus ganas de tenerlo cerca se acrecentaban por cada minuto que pasaba.

Salió del gran salón y sintió un escalofrío que la recorrió por completo. Había mucho viento y para su mala suerte no pasaba ningún taxi. Miró su celular, las cuatro de la madrugada, quince minutos esperando un puto auto y nada pasaba. Miró a su alrededor y vio a Rachel salir de la mano con el chico de cabello café. La muy maldita estaba con una sonrisa de oreja a oreja. Peyton achicó los ojos y miró bien a aquel chico, a medida que se iban acercando se dio cuenta de que no era otro que, ¿Mike? ¿Qué carajo hacía él allí?, ¿y con Rachel? Bueno él era su novio, ¿pero no se suponía que ella se acostaba con otros? Mierda, más confusión para su pobre cabeza.

—¡Peyton! —gritó la rubia cuando la vio.

—¡Cállate! —la regañó —. No digas mi nombre.

—No seas exagerada —miró a su acompañante y sonrió —. Es Mike, tonta.

¿Entonces si era Mike? Miró al chico y entrecerró los ojos, después miró a Rachel y se dio cuenta de que la rubia tenía una risa burlona en su rostro. ¿De qué diablos se reía? Llevó sus manos hasta la nuca y se sacó el antifaz. Su cabello se movió con el viento.

—Hola Peyton —saludó el chico.

—Mike —asintió a modo de saludo.

—No sabía que venias a este lugar —comentó. Ella se movió un poco avergonzada.

—Yo tampoco sabía que tú venías —estaba a la defensiva. ¿Por qué Rachel no le dijo que vería a Mike? ¿Qué mierda pasa aquí?, se preguntó.

—Cambia esa cara, Peyton —se acercó a la chica —. Ya sé lo que estás pensando, y si no te dije que vería a Mike es porque pensé que te daría vergüenza de que él supiera que vendrías.

—Sí, me da vergüenza. Se supone que esto es "confidencial". Sé que él es tu novio, pero tú me has dicho que te acu...

—No es así —la castaña abrió los ojos con mucha sorpresa.

—¿Qué quieres decir? —preguntó confundida.

—Yo no engaño a Mike —suspiró —. Es con él con quién siempre estoy cuando vengo aquí.

Amante de medianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora