Ya era sábado por la noche y las chicas acababan de terminar de ponerse sus disfraces. Peyton iría de dama antigua, no obstante, aquel vestido que llevaba distaba mucho de ser recatado porque era con un corsé que estrechaba su cintura dejando sus curvas a la vista, con un pronunciado escote destacando la línea de sus senos, además de dejar sus hombros al descubierto. Ese color negro hacia un juego fascinante con el tono de su piel, se veía bellísima, seguramente llamaría la atención de más de algún hombre del lugar. Por su parte Rachel lucía un atuendo muy similar, pero su vestido era verde. Ambas llevaban antifaces del color rojo.
Como a Peyton no le interesaba encontrarse con ninguno de sus compañeros, salieron de su habitación pasada las diez de la noche. Así como también se había puesto un abrigo largo para esconder su amplio y bello vestido. Por otro lado, Rachel iba de lo más feliz sin importarle si se encontraba hasta con Mike.
Tomaron un taxi y le dijeron la dirección al conductor, el hombre hizo andar el vehículo llevándolas hasta su destino. Al llegar, Peyton se dio cuenta de que era un enorme salón de rojo colonial, desde donde estuviesen se podrían ver las luces de aquel lugar. Al entrar no cabía en su asombro, era de unos enormes tres pisos subterráneos con una exquisita decoración minimalista, tenía grandes ventanales adornados por finas y frescas cortinas dándole una apariencia de exterior. Los pasamanos de las escaleras eran de madera lacada, por lo que su mano fácilmente se deslizaba por ellas.
Había música de ambiente un tanto, ¿romántico?, ¿erótico? Lo cierto era que aquella melodía concordaba con lo que las personas iban a hacer allí. Peyton estaba apoyada en la barandilla del piso menos uno, mirando cómo la gente bailaba al ritmo de aquella música. Estaba nerviosa, un poco arrepentida de haber aceptado la oferta de Rachel, no obstante, ya estaba en aquel lugar y no podía echarse para atrás.
Rachel caminó al piso menos dos, sabía que en algún momento tendrían que separarse para buscar a "su hombre", pero no pensó que sería tan pronto. Al sacarse la chaqueta se sintió desnuda y a veces percibía que se le olvidaba hasta respirar, porque su cuerpo estaba en tensión constante por la situación.
Varios hombres que estaban llegando al lugar no dejaban de mirarla. Peyton se daba cuenta de lo que sucedía a su alrededor, por lo que respiraba profundo y cruzaba los dedos para que ninguno se le acercara aún. Porque, a decir verdad, no se sentía preparada para un contacto más íntimo. Ya eran las once treinta de la noche y ella todavía estaba de pie en el mismo lugar. De repente, sintió una enorme y fría mano sobre su hombro, lo que le provocó un respingo. Miró por sobre él y lo que se encontró la dejó bastante sorprendida.
Era un hombre alto de cabello, aparentemente, negro. No podía estar segura porque estaba tapado con un sombrero. Su tez era blanca, lamentablemente fue lo único que pudo distinguir. A pesar de estarlo mirando de soslayo, se dio el gusto de recorrer su cuerpo de la cabeza a los pies. Tanto así que casi queda bizca. Iba vestido con un traje negro de hombre antiguo, con una fina chaqueta de cola muy ceñida a su cuerpo, eso sí, dejaba apreciar la musculatura tan varonil que poseía. Su pantalón era relativamente estrecho y recto, aquello permitía mostrar la forma de sus muslos. Sin duda, era el hombre más atractivo que había visto en toda la velada.
—Buenas noches —saludó aquel misterioso hombre.
Su voz era cautivadoramente masculina y aterciopelada, con un perturbador toque de lascivia en ella. Aquella fría mano aún estaba situada en su hombro, sin embargo, ya había comenzado a jugar con uno de sus dedos formando círculos invisibles sobre su piel. Con tan solo una leve caricia ya la estaba haciendo estremecer.
—Buenas noches —correspondió educadamente. Se volvió para quedar totalmente frente a él y no pudo distinguir el color de sus ojos, ya que la luz del salón no ayudaba mucho, también por el simple hecho de que estaban escondidos detrás de un antifaz.
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Amante de medianoche
Novela JuvenilPeyton Cooper es una chica extrovertida, risueña y estudiante de medicina. Con tan solo veinte años ya se había ganado una fama que no concordaba con lo que ella era. Sus compañeras de universidad siempre hablaban a sus espaldas. Decían que era una...