Les dejo esta genial canción, la que me inspiró para escribir este epílogo.
Espero que les guste <3
Se puso el cabello detrás de la oreja mientras movía el lápiz sobre la hoja que revisaba. El pequeño niño que acababa de atender se había ido hacía menos de cinco minutos, de la mano de su madre. Había egresado como pediatra y aunque recién estaba haciendo la práctica, lo llevaba de maravilla. ¿Cansador? Absolutamente, puesto que debía muchas veces trasnochar en urgencias, o debía salir disparada de madrugada. Lo cierto era que, amaba cada día su profesión, no por algo alguna vez pensó en convertirse en la mejor pediatra del país y cómo iba, lo más probable es que lo lograse en menos tiempo del que ella pensaba.
Tenía media hora para comer. Le dolían los pies a muerte, esos malditos tacones le trituraban los tobillos, pero la hacían ver esbelta y elegante. Primero muerta que andar con zapatillas, eso quedó en el pasado. Se sonrió. El pasado. ¿Cuándo había sido la última vez que fue al gran salón con Darrell?
Hacía casi tres años...
De repente, una idea hizo que sus verdes ojos brillaran con una malicia encantadora. ¡Oh, sí!, el gran salón, eso les serviría a ambos para desestresarse y pasar un muy buen momento juntos. En ese instante se le vino a la cabeza lo que le ocultaba que hacía en sus momentos libres. En varias ocasiones, Darrell, le preguntó dónde carajo iba los sábados y domingos por la mañana. Ella le daba un beso y lo dejaba con la incógnita. Le encantaba verlo de brazos cruzados, exigiendo una explicación que no llegó jamás.
Pero que él, muy pronto vería con sus negros y hermosos ojos...
Sin pensarlo dos veces, sacó la tarjeta que contenía el número del gran salón y marcó a la velocidad de la luz. No obstante, para su mala suerte no contestaron. ¡Ah!, no, no se quedaría tranquila hasta poder reservar la habitación Deluxe. Porque la última vez que fueron supo que habían de esas y ahora que podía costearlo, por supuesto que lo haría, sobre todo, porque tenía algo importante que celebrar con él.
Volvió a marcar, sonó cinco veces antes de que contestaran. Habló con aquel hombre, y mientras ibas haciendo algunas peticiones, su cuerpo se tensó y experimentó aquella sensación que no sentía hacía bastante tiempo. Suspiró satisfecha al tiempo que sonreía triunfal, al concretar la reservación para esa noche y esa habitación. Ahora, después de tantos años, era el turno de ella jugar con el que alguna vez fue su..., amante de medianoche.
Bebió un vaso de agua para continuar con lo pendiente. Al cabo de tres horas se frotó las manos cuando dio por finalizado su turno. De repente, ¡maldita sea!, no había llamado a Darrell, demonios. ¿Cómo diablos se le había olvidado? Debió hacerlo en el momento en que cortó la llamada. Mierda. Tomó su celular y se apresuró en marcarle.
—Aquí, Darrell Bennett. Listo y dispuesto para hacerte el amor. ¿Qué necesitas?, ¿qué te coja? Lo haré encantado —Peyton soltó una carcajada.
—Muy gracioso, ¿cómo estás?
—Muy bien, mi amor. ¿Y tú?, ¿has terminado el turno?
—Sí, hace un par de minutos. ¿Tú?
—Tengo que asistir a un parto dentro de quince minutos. Será una cesaría —eso le provocó un escalofrío a la chica.
—¿Crees que puedas estar disponible a las diez de la noche? —preguntó enroscándose el cabello en la punta de los dedos de manera coqueta, como si él la estuviese mirando.
—Sí, mi amor. Apenas son las cuatro de la tarde —lo escuchó reír. Maldición, como amaba a ese maldito hombre —. ¿Qué pasa, Pey?
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Amante de medianoche
Teen FictionPeyton Cooper es una chica extrovertida, risueña y estudiante de medicina. Con tan solo veinte años ya se había ganado una fama que no concordaba con lo que ella era. Sus compañeras de universidad siempre hablaban a sus espaldas. Decían que era una...