Capítulo 35: Una extensión del alma

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Bajando las escaleras les llegó un ligero sentimiento de nostalgia. No había pasado mucho tiempo ahí, y a su vez había sido hace bastante tiempo; pero por alguna razón había extrañado aquel lugar. La nostalgia se convirtió en tristeza al llegar a la planta baja, y pasar a lado de la primera de las habitaciones. Ahora cerrada, una Puerta blanca con una placa dorada con las iniciales D.C.

Fera llevó su mano a su cadera, donde colgaba de su cinturón el Gatillo del Caos. Quizá no lo había pensado, pero las cosas en refugio no serían lo mismo sin la alegre compañía de su amiga la bandida.

- Sí que hubo un gran revuelo arriba- Escucharon una voz tranquila que provenía de la parte central.

- Si no hubieras estado aquí ya estaría frito- respondió Derian sonriendo- Por cierto abuelo, ellos son a quienes te quería presentar

De entre las cosas que se encontraban en la parte central apareció una persona mayor de complexión robusta. Estaba un tanto encorvado y portaba algo de ropa holgada y cómoda, propias de alguien de su edad. Su cara estaba algo arrugada y mantenía los ojos ligeramente abiertos y una amigable sonrisa mientras caminaba con ayuda de un pequeño bastón.

Se detuvo a una cierta distancia de ellos a la par que se erguía un poco recargándose en el bastón.

- Así que estos son tu nuevos compañeros, Drake- les dijo con una sonrisa- Yo soy Tehotes, pueden decirme Abuelo Teo.

Teo extendió una amigable mano para que la estrecharan hacia Fera y Gallon. Ambos seguían extrañados por tal bienvenida proveniente de alguien a quien nunca habían visto.

- Hey, ¿en donde están?- se oyó una voz familiar proveniente del pasillo que conectaba a un área que no habían visitado en su estadía- ¿Por qué me dejas sola trabajando abuelo?

- Creo que quizá esto les sea una extraña sorpresa- comentó Derian antes de que apareciera la dueña de la voz.

Al final del pasillo apareció una chica de estatura baja y el pelo rubio recogido en una coleta, tenia puestas unas gafas de protección y ropa de trabajo. Un overol destinado a la herrería que cubría las piernas y la parte frontal de su figura. Bajo este usaba una prenda de seguridad para cubrir la espalda y los brazos al igual que un par de guantes gruesos. En su mano tenia una pulidora manual y la agitaba ligeramente con molestia.

-¿Eh?- dejó escapar al ver a toda las personas que se encontraban en la entrada.

Incredulamente limpio la ligera capa de polvo y grasa que estaba en sus lentes con los guantes antes de levantarlos, dejando ver su blanca piel y sus azules ojos detrás de ellos. Una sonrisa y una sorpresa se dibujaron en su rostro. Levantó la mano con la pulidora y la agitó vigorosamente como saludo.

- No esperaba verlos aquí- Gritó Marianne con entusiasmo- Bueno, a Willer y Drake sí, pero a ustedes no- dijo antes de llevarse la mano libre a la nuca y sonreír de manera extraña

- Espera un momento- dijo Fera sin comprender- ¿Qué hace ella aquí? ¿No se suponía que estaría rehaciendo su vida en algún lado?

- Esa era la idea originalmente- respondió Marianne mientras se acercaba- Pero con mis habilidades y lo que sé hacer no creía que pudiera encajar en algún lado- bajó la vista ligeramente con pena mientras hablaba- Aun así quería hacer algo para agradecerles por lo que hicieron por mi, así que tuve la idea de trabajar con el equipo de inventores que apoyaban a algunos cazadores- dijo triunfalmente mientras sonreía

Fera y Gallon miraron confundidos al resto de presentes, no esperaban que Marianne hubiera querido seguir aquella vida. Aquella chica que había conocido y que tenia una apariencia tan fina y frágil ahora estaba parada frente a ellos de una manera que nunca hubieran esperado o imaginado ver. Aun así su sincera sonrisa indicaba que no se arrepentía de su decisión.

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