Capítulo 3

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Nos montamos rápidamente en el coche con Dani, no queríamos llegar tarde nuestro primer día. Saludamos a nuestro conductor y este se puso en marcha.

—¿Sabes cuánto se tarda en llegar Dani? —Preguntó mi hermana.

—Un cuarto de hora más o menos, no está muy lejos. —Respondió.

—Al menos no tenemos que aguantar el trafico de Madrid. —Comenté. —Algo bueno tenía que tener esto.

—Al final te va a gustar más vivir aquí. —Dijo Marina. —Ya verás.

—Lo dudo mucho. —Respondí.

Llegamos al colegio, en la puerta nos estaba esperando un chica. Nos despedimos de Dani y nos dirigimos hacia ella.

—Buenos días. Soy Noemí Galera, directora del centro. —Se presentó dándonos la mano a ambas.

—Buenos días. —Contestamos.

—Siganme, les llevaré a cada una a su clase. —La directora entró en el instituto y nosotras la seguimos. —Aqui tienen sus respectivos horarios. —Nos dio una hoja a cada una. —Normas básicas: Nada de sustancias como alcohol, tabaco o drogas en el centro, tres faltas sin justificar serán motivo se expulsión, la mala conducta será castigada con un parte y al acumular tres de ellos serán expulsados unos días. Ah, y los baños se usan en intercambios o recreos, nada de pedir permiso en clase. —Noemi se paró delante de una puerta con un 4 a su derecha. —Hemos llegado a su clase. —Dijo dirigiéndose a mi hermana.

Abracé a Marina deseándole buena suerte. La directora abrió la puerta interrumpiendo la clase y presentó a mi hermana. Después, seguimos el camino hasta la mía.

—Su madre me ha comentado que le gustaría estudiar la carrera de derecho. —Me dijo mientras andábamos.

—Así es.

—Bien. En este centro le daremos la mejor preparación para que pueda afrontarla. —Se paro está vez en una puerta que ponía 1 Bach. A su lado. —Aqui es. Mucha suerte señorita Reche. —Me sonrió.

Entré al aula. Por lo que ponía en la pizarra parecía que estaban en clase de matemáticas.

—Buenos días Señorita Reche. —Me dijo el profesor. —Alba ¿verdad? —Yo asentí. —Bien Alba, yo soy Capde profesor de matemáticas. Puedes sentarte en ese sitio libre.

Señaló una silla vacía al lado de otro chico. Me Dirigí a ella como me había indicado.

—Hola. —Me dijo el chico susurrando para no interrumpir la clase, la cual había retomado tras la breve interrupción. —Soy Carlos. Bienvenida.

—Gracias. —Le sonreí.

Después de tres horas de clase sonó la campana que indicaba que podíamos salir al recreo. Carlos me hizo un gesto para que me acercara, estaba con más gente de clase.

—¿Vienes con nosotros? —Me preguntó. —Entre tu y yo, somos los menos repelentes.

Me reí ante su comentario y asentí. Parecía un chico muy majo además que era muy guapo y el uniforme le sentaba más que bien. Salimos todos por la puerta hacia el patio.

—Te los presento. Son Damion, Afri, María y Marta. —Dijo señalando a sus amigos.

—¿Y como así te has cambiado de colegio a mitad de curso? —Me preguntó la chica morena que creo que era Marta.

—Mi madre, que dice que necesitábamos un cambio de aires. —Me encogí de hombros. —Llevo cuatro días aquí y ya hecho de menos Madrid.

—Créeme que esto es mil veces mejor que Madrid. —dijo la rubia, María. —Me mudé hace dos años y estoy encantada. Ni tráfico, ni contaminación, ni nada.

Runaway || AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora