—Tenemos que hablar. —Dijo Natalia dirigiéndose a Miki, que estaba a mi lado. —Vamos a otro sitio por favor.
En ningún momento me miró, bueno, ni a mi ni a ninguno de los que allí estábamos. Se notaba que estaba nerviosa. Pasaba de mirar el suelo a mirar a Miki brevemente y después, de nuevo al suelo. Mi amigo tardó unos segundos en contestar.
—¿Por qué debería ir contigo? Al menos podrías haber avisado de que volvías —Le contestó molesto.
—Te he estado llamando. No me has cogido.
—Lo mismo te digo.
—Miki por favor... no habría venido aquí si no fuese importante. —Le suplicó la chica.
—Claro. —Dije cabreada. Desde que la había visto aparecer en la playa me había quedado congelada, sin saber que hacer o decir, pero en ese momento las palabras empezaron a salir de mi boca sin control. —No habrías venido porque no tienes los ovarios de enfrentarte a lo que me hiciste. Tú eres más de dejar notitas ¿no? Aunque bueno, los mensajes o las llamadas tampoco son mucho de tu estilo parece ser. Es mejor que yo me pase toda la semana sintiéndome como una mierda antes de que tu me des cualquier explicación que me ayude a entender que coño ha pasado o que coño he hecho mal para que te vayas de la noche a la mañana diciéndome que me olvide de ti. —Nadie hizo ningún ruido después de que dijera eso, solo se escuchaba el ruido de las olas de fondo. La motera simplemente suspiró sin despegar su mirada de la arena. —Al menos podrías mirarme a la puta cara Natalia.
Lejos de hacer lo que le pedí o de decir algo, Natalia se dio la vuelta y empezó a andar para irse de allí. Corrí detrás de ella y le agarré de la muñeca haciendo que se volviera hacia mi. Clavó su mirada en la mía dejándome sin aire, siempre conseguía dejarme sin aire. Ninguna de las dos dijo nada durante unos segundos que se me hicieron eternos. Natalia tenía los ojos llorosos, también pude notar las ojeras debajo de ellos como si no hubiese descansado bien durante varios días. Puede que estuviera enfadada con ella, pero no me gustaba nada verla así.
—Nat... —Comencé a hablarle con voz suave. —¿Que está pasando? Habla conmigo por favor. Si ha ocurrido algo con tu padre sabes que puedes contármelo y podemos hacer algo para arreglarlo pero por favor, deja de apartarme.
—Iba en serio cuando te dije que te olvidaras de mi. —Respondió secamente volviendo a apartar la mirada, luego se soltó de mi agarre y se marchó sin mirar atrás.
Me quedé parada observando como se alejaba de mí. Cuando ya no pude verla me dirigí a la orilla del mar y me senté allí. Verlo escrito en un papel es una cosa, pero oírselo decir a ella dolía el doble. Sabela se acerco hasta donde yo estabas sentándose a mi lado, apoyé mi cabeza en su hombro comenzado a sollozar.
—¿Cómo estas? —Me preguntó acariciando mi cara una vez me calmé.
—Como voy a estar... Antes creía que había hecho todo esto por algo externo a ella, que tal vez no tuviera nada que ver por lo que sentía por mi y que podríamos solucionarlo pero después de hoy... ya no sé que cojones pensar.
—Nunca antes te había visto así por nadie.
—Porque nunca antes había sentido por alguien lo que siento por ella. —Susurré aguantando las ganas de empezar a llorar de nuevo.
—¿Qué es lo que tiene para que estés así por ella? —Preguntó con curiosidad. —Es obvio que es una de las personas mas atractivas que he visto nunca, pero la conoces de apenas unos meses.
—Sinceramente, no tengo ni idea pero me tiene atrapada por completo. Aunque esta claro que ella no se siente de la misma manera que yo...
—Alba. —Nos interrumpió Miki. —Voy a ir a verla un rato creo que era importante lo que quería hablar conmigo, ¿te parece bien?
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Runaway || Albalia
Fanfiction-Subete rubia. -Dijo extendiéndome su casco. -Te llevo. -Estas loca si piensas que voy a subirme ahí contigo. -Respondí señalando su moto. Dos mundos completamente distintos que se juntan en solo uno. Tal vez para huir de todo subidas en su moto.