Capitulo 28

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Llegamos al parking del instituto donde Nat aparcó la moto. Entrelace nuestros dedos apretándole fuerte la mano mientras nos dirigíamos hacia la puerta, estaba nerviosa. La fiesta había empezado hace más de media hora así que no había nadie allí fuera, vi como mi novia sacaba su paquete de tabaco, se colocaba un filtro en la boca y se comenzaba a liar un cigarro.

—Me lo fumo y entramos ¿vale? —Asentí observando como lo encendía y le daba la primera calada. —Estas que te cagas de los nervios. —Afirmó, a lo que yo volví a asentir.

—Eso se supone que te relaja un poco ¿no? Dame un poco. —Le pedí.

—¿Seguro? —Pregunto divertida levantando una ceja. —Pensaba que querías conservar tus pulmones.

—Llevas desde que nos conocemos dando por culo con que lo pruebe, no me toques los ovarios y déjamelo.

—Como usted quiera señorita. —Se rió y me tendió el piti. —Se fuma por la parte del filtro eh.

Le mire con cara de asesina antes de llevarme el cigarro a la boca mientras me miraba atentamente sin quitar la sonrisa de su cara. En cuento el humo entró en mi boca empecé a toser, creo que ni siquiera llegue a tragar nada. Nat empezó a reírse de mi lo que provocó que volviera a mirarle mal.

—Eres adorable rubia. —Comentó aun riendo. Me quito el piti de la mano. —Déjale esto a los mayores anda.

—Te odio muchísimo.

—No es verdad. —Contestó sonriendo y rodeándome la cintura con lo brazos. 

—Si lo es. —Ella negó con la cabeza acercándose cada vez más a mi. —Bueno vale solo te odio un poquito.

Soltó una pequeña risa y acto seguido juntó nuestros labios. Cuando nos separamos colocó sus dos manos en mis mejillas mirándome seriamente. 

—Sabes que no hace falta que entremos ahí. Si quieres podemos subirnos en mi moto y te llevo a un acantilado precioso desde donde se oye perfectamente cómo rompen las olas contra la roca. O si prefieres podemos volver a tu casa, taparnos con las sabanas y quedarnos dormidas mientras vemos algo en Netflix y nos abrazamos.

—Tengo que hacerlo Nat. No me puedo quedar en el armario toda la vida. —Le dije convencida.

—Vale pero ya sabes como es el tipo de gente que hay en esta fiesta. Probablemente se nos quedarán mirando y hablarán, algunos no dirán cosas muy bonitas pero tienes que ignorarlos porque si no te vas a derrumbar. Y si eso pasa tendré que ir a partirle la cara a quien quiera que haya dicho algo malo sobre ti, cosa que nadie quiere que pase porque sigo queriendo venir contigo a todos los eventos que me quieras invitar. —Reí ante su último comentario y agarre su mano lista para entrar. —Estoy contigo ¿vale? Te quiero.

—Y yo a ti. —Le sonreí, la verdad que saber que estaría a mi lado me tranquilizaba bastante. Más que ese intento de darle una calada al cigarro de mi novia.

Una vez dentro pase la mirada por toda la sala de fiesta intentando localizar a mis amigos y a mi hermana. Todo el mundo estaba bailando super motivados mientras Tusa sonaba de fondo, incluso los profesores lo cual me hizo bastante gracia. Vi a los chicos cerca del escenario donde estaba el DJ. Nos hicimos hueco entre la gente hasta llegar a ellos, se asombraron al vernos ya que pensaban que no íbamos a ir.

—¿Pero que hacéis aquí? —Dijo Marta gritando a causa de la música. —Pensábamos que no te dejaban venir.

—Ya ves, aquí la rubia en realidad es una chica mala y se ha escapado. —Dijo mi novia.

—Como mamá se entere te va a matar. —Comentó Marina.

—Sinceramente, me la suda. —Respondí.

Runaway || AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora