-Subete rubia. -Dijo extendiéndome su casco. -Te llevo.
-Estas loca si piensas que voy a subirme ahí contigo. -Respondí señalando su moto.
Dos mundos completamente distintos que se juntan en solo uno. Tal vez para huir de todo subidas en su moto.
Me desperté con la luz del sol entrando por la ventana de mi habitación y con Queen saltando sobre mi cama. Noté como mi gata me lamía la cara y la frotaba con la suya, abrí los ojos sonriendo, acariciando su cabecita.
—Buenos días Queen. —Mi gata soltó un maullido y volvió a frotar su carita con la mía.
Había tenido mucho tiempo para pensar que quería, para pensar en lo que pasó ayer con Natalia, en ese beso. No sabía ni por qué lo hice pero en ese momento tuve la necesidad, y me gustó. Claro que me gustó, al igual que Natalia, me tenía loca. Pero no puedo, no puedo estar con ella y lo del beso no puede volver a repetirse, Natalia es una tía y no creo que yo esté hecha para una relación con otra chica. ¿Que era bisexual? Probablemente, pero que más da, lo de Natalia se me pasará en seguida y acabaré conociendo a algún chico con el que salir, tal vez Alfred, el de fiesta.
—¿Que hacemos con esto? —Le dije a Queen tras soltar un suspiro. Lo único que hizo la gata fue volver a maullar.
Mire el reloj del movil, 9:45, igual ya iba siendo hora de bajar a desayunar. Mi madre había salido a correr y mi hermana se había quedado a dormir con una "amiga" (llamada Carlos) así que estaba yo sola en casa con Sofía, Dani y Sergio. Me senté a desayunar con ellos.
—Buenos días Sof. Buenos días Serniel. —Les sonreí.
—¿Serniel? —Dijo el chófer riendo.
—¿Preferís Dangio? Suena muy feo la verdad. No sé, no es mi culpa que vuestros nombres queden mal juntos.
—Espera. ¿Sabe lo vuestro? —Preguntó Sofía un poco sorprendida.
—Si. —Respondió Sergio. —Puede que nos viera besándonos. Por cierto señorita, no le agradecimos lo del día libre, fue un detalle.
—Lo que sea por mi ship favorito. —Respondí sonriendo.
—Bueno y dígame. —Habló Sofía. —¿Como van las cosas con esa motera?
—¿Qué? —Mire a los dos chicos confundida pero ellos me hicieron un gesto dándome a entender que no habían dicho nada.
—Vamos Alba, se nota que hay, como diría... bollotensión entre vosotras.
—Yo, eh... —En ese momento recibí un mensaje de Natalia. Ella, siempre oportuna nunca inoportuna.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Solté un largo suspiro después de bloquear el móvil. Retomé la conversación que estábamos teniendo por donde lo había dejado antes del mensaje de la motera.
—Entre Natalia y yo no va a pasar nada. —Dije para luego beberme la leche.
