-Subete rubia. -Dijo extendiéndome su casco. -Te llevo.
-Estas loca si piensas que voy a subirme ahí contigo. -Respondí señalando su moto.
Dos mundos completamente distintos que se juntan en solo uno. Tal vez para huir de todo subidas en su moto.
Estaba sentada en una de las hamaca del jardín. Había vuelto a quedar con Carlos. Le mandé un mensaje para que viniese a la parte de atrás de la casa cuando llegase.
Me llegó una notificación al móvil de que me habían metido en un grupo. Supuse por la foto de perfil de Miki y Natalia que eran los amigos de Carlos. Les añadí a todos menos a Natalia.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Es capaz de venir verdad? —Le dije a Carlos, que se sentó en una hamaca a mi lado.
—No lo dudes ni por un segundo. —Respondió riendo.
Estuvimos un rato hablando, me estuvo contando cómo se hizo amigo de los moteros y como sus padres odiaban que fuera con ellos. Más tarde Dani apareció por la puerta del jardín.
—Señorita, hay una chica en la entrada que dice que usted la ha invitado. ¿La dejo pasar? —Preguntó el chofer.
—¿Tiene el pelo negro, corto? —Dani asintió. —Es Natalia déjala pasar.
El chico se retiró a buscarla. Carlos empezó a reírse.
—Te lo dije. —Comentó. —Natalia es que es un caso aparte.
—No si ya me he dado cuenta.
—Joder rubia mundo casoplón. —Dijo Natalia, que apareció acompañada por Dani. —Pero si esa piscina es más grande que toda mi casa, incluyendo el jardín.
