Capítulo 34

2.3K 141 21
                                    

No se cuanto tiempo me pasé llorando sobre el hombro de mi madre. Le agradecí infinitas veces entre lagrimas que estuviera ahí conmigo, apoyándome, a pesar de que Natalia fuera una chica. Eso parecía ya no ser un problema para ella, incluso me hizo alguna que otra pequeña broma respecto a mi bisexualidad.

—Yo no se si voy a poder superar esto... —Le dije una vez me separe de su abrazo.

—Tu puedes superar esto y cualquier cosa que se te ponga delante Alba. —Sonaba triste, también le estaba afectando todo lo que estaba pasando.

—No lo se, está con ella era tan... increíble. Se sentía tan bien.

Se me quedó mirando un buen rato sin decir nada. La miré extrañada.

—Tengo que contarte algo. —Parecía un poco asustada lo cual no me tranquilizaba en absoluto.

—El qué.

—Primero quiero que sepas que te quiero Alba, y que nunca fue mi intención que pasaras todo esto, que estuvieras así...

—No fue tu intención el qué. —La que empezaba a estar asustada era yo.

—Todo esto... es culpa mía. Lo siento muchísimo Alba de verdad, en ese momento me pareció que era lo que tenía que hacer pero ahora me doy cuenta que ha sido el mayor error que he cometido en toda mi vida y no quiero que me odies porque de verdad que yo pensaba que era lo mejor para ti, yo nunca quise que...

—¿Qué has hecho, mamá? —Pregunté con la voz temblorosa temiéndome la respuesta. Mi madre estaba a punto de echarse a llorar, solo la había visto llorar cuando se murió la abuela.

—Yo... el día de la graduación me di cuenta de que te habías ido y fui al colegio para traerte de vuelta a casa pero cuando llegué... Natalia esta diciendo que te quería delante de todo el mundo y no se creí que lo que hice era lo correcto pero no veía las cosas como las veo ahora. —Yo no podía articular palabra, sabia lo que iba a decir pero no estaba lista para oírlo. —En cuanto se separó de ti fui a hablar con ella. Lo siento mucho cariño... La convencí para que te dejara, prácticamente la obligue...

En cuanto la oi decirlo me levanté del taburete del piano donde estábamos sentadas y me alejé de ella. No podía estar cerca suyo.

—Dime que no es verdad. —Rogue. Mi madre solo agachó la mirada. —Tu... cómo has... que... —No me salían ni las palabras.

—Lo siento muchísimo, nunca quise que lo pasaras mal. Yo... de verdad que lo siento ahora lo veo todo de otra manera y no pude estar más equivocada. 

—Cállate. —Le dije. Quería llorar pero no me quedaban lágrimas así que solo pude cabrearme aun más con ella. —No se cómo has podido hacer algo así.

—Lo sient...

—Me la sudan tus putas disculpas. ¿En serio me has tenido que ver llorando en tu hombro por Natalia para aceptar que me gusten las chicas? No me puedo creer que hayas... No, en realidad sí que puedo. Joder... claro que tenías que haber sido tu, todo iba perfecto entre nosotras hasta que tú te enteraste. ¿Sabes qué? desde hoy tienes una hija menos. ¿Qué clase de padre le haría algo así a su hija?

—Perdóname Alba, por favor. —Me pidió mientras una lagrima caía por su rostro. No me dio ninguna pena, estaba cabreada. —Me equivoqué.

—¿Que te equivocaste? Por dios Rafi, equivocarse es lavar la ropa blanca con la de color, no esto. No vuelvas a hablarme en la puta vida.

Dicho esto me fui de casa. Quería despejarme un poco para poder pensar con claridad. Le escribí a Miki para saber dónde estaba, necesitaba desahogarme con alguien.

Runaway || AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora