Capítulo 20 [Parte I]

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No sabía muy bien que era el ruido que me acababa de despertar, miré el reloj que se encontraba sobre la pequeña mesita de noche situada al lado de mi cama y vi que eran las 3:28 de la mañana. Volví a oír ese ruido, tres golpes, provenían de la pequeña terraza de mi habitación. Me levante de la cama, estaba oscuro y no veía nada así que le di al interruptor para encender la luz. Me pegué un pequeño susto al ver a alguien en la terraza pero en seguida me di cuenta de que era Natalia, la motera tenía la cabeza agachada y una mano apoyada en el cristal de la puerta, con la que supuse que estaba golpeando la puerta. Estaba un poco confundida, ¿qué hacía mi novia aquí a esas horas? Cuando levanto la cabeza pude ver la expresión de su cara, no sonreía como habitualmente sino todo lo contrario, me fijé en que estaba llorando y fui corriendo hacia la puerta para dejarla pasar.

—Nat. —Le dije con un tono de preocupación. —Nat ¿Qué haces aquí? ¿Qué ha pasado?

La chica no contestó, en su lugar se quedo mirándome fijamente a los ojos para después abrazarme y sollozar sobre mi cuello. Le abracé de vuelta con fuerza intentando encontrar palabras para consolarla. Al separarnos le limpié las lágrimas que había en su rostro y le agarre del brazo guiándola hasta mi cama donde nos sentamos. Espere a que se calmara un poco para hablar.

—Nat... ¿Que ha pasado? —Le pregunte con una voz suave pero preocupada a la vez. No necesitaba que me dijera qué ocurría para saber que tenía que ver con su padre, sobre todo por las marcas que tenía en las muñecas probablemente de un fuerte agarre por parte de ese cabrón.

—Lo siento Alba. —Dijo con la voz muy bajita. —Es muy tarde, no debería haber venido aquí.

—Ey... no digas eso, estoy aquí para apoyarte en todo ¿vale?, incluso a las tres y media de la mañana. —Le dije agarrando su mano. —Es tu padre ¿no?

Natalia no dijo nada, simplemente asintió mirando el suelo de mi habitación. Una vez más el alma se me partió al verla así, solo quería que estuviera bien pero no podía hacer nada y la impotencia que sentía me estaba matando.

—¿Te has puesto otra vez entre tu padre y tu madre? —Le pregunte en un intento de que me contase algo.

—No. —Respondió con la voz rota. Seguía sin mirarme, aguanté fuerte su mano —Hoy... hace 3 años del accidente...

—Lo siento mucho Nat...

—Ha venido a por mí directamente... nunca había hecho eso, dice que es mi culpa. Santi y Elena están muertos por mi culpa.

—Eso no tiene ningún sentido, fue un accidente.

—Iban a verme a mi, si no hubiera tenido esa puta actuación no se hubieran montado en ese coche para ir a verme y seguirían vivos. Mi padre tiene razón, fue mi puta culpa, están muertos por mi. —Dijo la última frase con lágrimas cayendo de sus ojos. La abrace en un intento de consolarla, dejando que llorara sobre mi hombro.

—No es tu culpa Nat, quítate esa idea de la cabeza porque no lo es. —La separé un poco de mi para dejar un besito en su frente. —Vamos a dormir ¿vale? Necesitas descansar.

Natalia asintió, abrí las sábanas dejando que se tumbara en mi cama, haciendo yo lo mismo. Tenía su cara delante de la mía, limpié un par de lágrimas que seguían en su rostro.

—Gracias. —Me dijo susurrando. Le sonreí tristemente acariciando su cara.

—Intenta dormir. —Le dije dejando un beso en su mejilla y abrazándome a ella.

»»»»»»»»»»»»»»»»

No había llegado a despertar del todo cuando noté como alguien me hacía pequeñas caricias en el pelo, peinandolo levemente a un lado de mi cara. Me encogí un poco, escondiendo la cara en el pecho de la chica que tenía a mi lado durante unos escasos segundos antes de abrir los ojos y observar el cuerpo de Natalia orientado de lado, con su brazo izquierdo haciendo de apoyo para su cabeza. Cuando abrí mis párpados por completo, pude ver como una tímida sonrisa aparecía en la cara de mi novia, quien me miraba con ternura.

Runaway || AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora