Capítulo 33 - No digas que me amas.

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Makis sabía que el hecho de decirle a esa borracha Natalia que le regalaba una noche había sido peligroso, pero ella misma se había propuesto dejar partir a la hermosa castaña, ella misma se había propuesto dejarla en libertad para que pudiera disfrutar su vida, pero por, sobre todo, para que ya no tuviera que cargar con una maldita depresiva a sus espaldas; la llamada que había recibido esa tarde solo le había confirmado que el abismo entre Natalia y ella era casi infranqueable.

-Te amo – dijo Natalia.

La mayor sabía que esto no estaba del todo bien, esos besos le sabían a despedida y ella no quería una despedida, quería amar a Makis con todas sus letras, quería reparar todos los malditos errores que había cometido.

Las manos de Makis se aferraron a las mejillas de Natalia, y casi con miedo que el encanto se rompiera, la besó con delicadeza, moviendo sus labios con lentitud, pero al mismo tiempo profundo, preocupándose de colar su lengua a esa dulce estancia que tanto extrañaría. Natalia solo soltó un jadeo al sentir que la lengua de Makis jugueteaba con la suya, y la delicadeza se le fue al demonio, pues sus manos se adentraron furiosas bajo la camiseta de la pequeña, abarcando con la palma de sus manos la mayor cantidad de piel que le fuera posible; los pasos torpes fueron quienes llevaron esos cuerpos llenos de deseo hacia a cama, donde Natalia, suavemente posicionó su cuerpo sobre el de Makis.

-Prometo que voy a reparar el daño que te hice – dijo Natalia.

"No puedes reparar algo que ya está tan roto que lo único que hará será dañarte" pensó Makis, empujando sus ganas de llorar hasta lo más profundo de su ser. Los besos de Natalia abordaron su cuello, haciendo succión cada vez que sentía la sangre de sus venas golpear sus labios; las manos de Makis sacaron por completo la ropa superior de la mayor, empezando a masajear con suavidad parte de su espalda y sus pechos, pues Makis tenía claro que esta sería la última vez que acariciaría su piel de esa forma.

Las manos de Natalia lucharon contra las ropas de la pequeña, pues, estaba un poco torpe por el alcohol ingerido no le hacían fácil la tarea, hasta que finalmente lo logró, solamente pudo colgarse prendarse como un bebé del pezón de Makis, acariciándolo con su lengua, saboreándolo; un pequeño gemido migró de los labios de la pequeña, quien por inercia había enredado sus dedos en las castañas hebras del cabello de Natalia. Pronto las ropas fueron desechadas con el mismo desespero con el que se besaban, pues ni siquiera se podían separar más que unos pequeños segundos, pues sus labios volvían a encontrarse con fuerza que ya casi era imposible ver donde terminaba la boca de Makis y donde comenzaba la de Natalia, solo sabían que querían seguir sintiendo el calor de sus cuerpos desnudos enredados bajo las sábanas.

-Te amo – susurró Makis con la voz quebrada, ganándose la intención de Natalia.

- ¿Qué pasa mi amor? – preguntó la chica preocupada.

- ¿Puedo pedirte un favor?

-Lo que quieras preciosa.

-Hazme el amor esta noche, solo quiero que me hagas el amor.

-Te amo – dijo Natalia como respuesta a la petición de Makis, y sin esperar un momento más, volvió a juntar sus labios con el mayor amor posible, lentamente comenzó a descender con pequeños besos por el cuerpo de la pequeña , pasó por medio de sus pechos, besó su abdomen y el inicio de su pelvis, la lengua de la más alta floreció y fue al encuentro del pequeño manojo de nervios producente de placer, la lengua de Natalia bailaba sobre el clítoris de Makis, mientras que dos de sus dedos la penetró con suavidad; pudo sentir el cuerpo de Makis vibrar en cada gemido que salía de su hermosa boca.

- ¡Mierda! ¡Ven! – gruño Makis cogiendo el pelo de Natalia para arrastrarla de vuelta a sus labios, besándola con pasión y entrega.

Makis busco el centro de Natalia con desespero, encontrando ese punto de placer al instante, siendo masajeado y entrada con habilidad por los finos dedos de la pequeña; no dudó en morder sus labios, en marca su cuello, mientras que sus embestidas se hacían fuertes, un poco más erráticas, quizás porque el orgasmo estaba a punto de golpear su cuerpo, llegando a sacudir hasta sus ideas.

How to save a life -(Ventino) [Makia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora