Capítulo 36 - Las malas noticias nunca vienen solas.

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Natalia nunca pensó que ese despertar sería desastroso, quizás, completamente doloroso, pues las noticias que se tejían para ese amanecer eran destructivas, quizás no para ella, quizás no para las personas que la rodeaban, sino que para Makis, ella sabía que la pequeña estaba completamente inestable, con certeza, cualquier cosa más fuerte de lo común haría que la pequeña explotara y lo que se venía era extremadamente fuerte.

Todo empezó cuando Juan Pablo, el hermano de Makis no despertó en su cama, para Adriana había sido algo completamente extraño, su hijo no solía quedarse en otro lugar sin avisarle, es por eso por lo que lo llamó, pero no hubo respuesta, primera señal de desastre, la segunda, fue la llamada que recibió a eso de las 08 a.m., un número desconocido, es por eso que ella no respondió, la segunda llamada ya se le hizo sospechosa y la tercera, la tercera fue tomada por la mujer.

—¿Diga?

El silencio de la línea contigua debió ser indicio de que se avecinaba el desastre.

—¿Hablo con la señora Adriana Botero?

Una mujer, Adriana debió super que su hijo no se quedaría con una mujer, no con cualquiera, ella debió saber que era otra cosa.

—Si, con ella ¿Quién llama?

—Está hablando con la doctora Emilia Aracena del hospital central, la llamaba por uno de sus hijos, Juan Pablo De Angulo.

—¿Qué le pasa?

—Esta noche fue ingresado, acaba de salir de intervención, pero se encuentra grave, necesito que se acerque a nuestras dependencias para poder darle los detalles del caso, por favor señora, es urgente que venga.

No hubo respuesta por parte de la mujer, simplemente el sonido sordo del teléfono impactando contra el frío suelo y los sollozos ahogados por una mano fueron el inicio de un día que marcaría el fin de una historia que había sido enormemente intensa desde un principio.

—¿Mamá?

Makis venía dispuesta a tomar un vaso de agua, ella no sabía lo que pasaba, tampoco supo que su hermano había salido de casa y sus verdaderas razones, pero los ojos inundados de su madre no hicieron más que advertirle que se avecinaban horribles cosas.

—Anda a buscar a tu hermano, tenemos que irnos, tenemos que ir a hospital.

La mujer ni siquiera pudo explicar lo que pasaba, pues sabía que de el momento en que lo dijera en voz alta, ella estaría aceptando la situación de su hijo, se quebraría y no podría hacer nada por ayudar; pero su salvación llegó en una asustada muchacha que se asustó al verse sola en la cama. Natalia entró a la escena con la misma ropa de ayer, el cabello desordenado y los ojos más cerrados que abiertos, buscando desesperadamente a Makis que no se encontraba a su lado.

—¡Natalia!

—¡Makis! — la chica más alta corrió hacia la pequeña y la abrazó de manera protectora, escondiendo su rostro en los despeinados cabellos de la más pequeña.

—Natalia, hija por favor, necesito que te vistas, tienes...tienes que llevarnos al hospital.

—¡¿Mamá?!, ¡¿qué pasó?! — Makis había desterrado el sueño al ver la cara de su madre, sabía que algo iba mal.

—Por favor, solo llévanos al hospital, no creo que pueda conducir.

Makis tuvo miedo, esa cara fue la misma que tuvo su madre el día que les notificaron del "accidente" y fallecimiento de su padre, esa cara solo demostraba terror a la perdida, demostraba la más pura desolación, es por eso por lo que no reaccionaba, solo miraba como su madre sollozaba, implorando en silencio que no le hicieran más preguntas, que se movieran para que pudieran llegar a su destino.

How to save a life -(Ventino) [Makia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora