Capítulo 10 - Me presento, soy el amor de tu vida.

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Natalia Prov:

Sé que soy testaruda, que quizás debí hacerle caso a Makis, quizás debería cumplir sus deseos e irme, pero me niego dejarla, me niego a rendirme antes de que siquiera intente salvarla, además que sus labios se sienten tan suaves, son tan tersos y suaves, que fue muy fácil para mi ofrecerle mi casa para que se recuperara de la paliza, puesto que ella no quería que su familia supiera lo que le pasaba en el colegio, a fin de cuentas aceptó porque no tenía a que otro lugar ir para ocultarse, así que llamó a su madre para decirle que se quedaría unos días en la casa de una amiga, de inmediato llamó al colegio para decir que no iría, mandando por mail el parte médico que certificaba su paliza. Pero debo admitir que las cosas no salieron como pensaba, lleva 3 días en mi casa, empezando el cuarto y último que estará aquí porque se le acaba el reposo, y ya estoy frustrada porque no conseguí que me mirara ni una sola vez. Cada vez que la hablaba respondía con monosílabos, cuando la miraba su vista aterrizaba en sus zapatos, cuando me acercaba parecía como si mi proximidad le quemara, las veces que me dirigió la palabra fue para decirme que me agradecía por recibirla en mi casa, pero se me acabó la paciencia.

- ¿Podrías mirarme, aunque sea una vez? – le digo entrando hecha una furia al cuarto de invitados, debo admitir que esto daña un poco mi ego, nunca me había pasado que una persona me fuera tan difícil de conquistar y ya me estaba desesperando que ni me pelara.

-Perdón – dice volviendo a bajar la cabeza, está inmensamente sonrojada, en ese momento me doy cuenta de que me estuve paseando en un pijama que consistía en una diminuta camiseta y un short, así entré al cuarto donde ella se hospedaba y tal parece, a ella no le fue indiferente.

-Mírame – le digo con firmeza pasando de manera inconsciente la lengua por mi labio inferior, sin embargo, ella no me mira.

-Natalia, de verdad lo siento si te soy molesta, pero es que...- de nuevo está divagando, juega con sus manos de manera delicada, como buscando cualquier distracción para no mirarme a la cara, pero ya sé que no es por repudio, más bien se cohíbe, le gusto más de lo que quiere admitir.

-Deja de decir tonterías y mírame María Cristina – sus ojos y su boca se abren, me mira con la intensión de decir algo sin embargo ninguna palabra migra de sus labios, sus ojos quedan fijos en los míos mientras que yo me pierdo en esos inmensos mares de chocolate, en esas tupidas pestanas y en esa lisa y tersa piel – Al demonio las formalidades, al demonio la paciencia – digo al comprender que no importa lo que haga, Makis siempre me parecerá el ángel más hermoso que pisara la tierra. A paso firme camino hacia ella, para acordar completamente la distancia que nos separa, que esté sentada en la cama con las piernas colgando me facilita el trabajo, pongo la mano en su hombro para recostarla completamente en la cama, separando sus piernas con una de mis rodillas mientras me recuesto levemente sobre ella.

-Natalia ¿Qué haces? – me pregunta cuando mis labios están a escasos centímetros de ella, sonrío de una manera sarcástica, como si no lo supiera.

-Cállate – le digo antes de poner mi mano en su mejilla para estrellar nuestros labios con fuerza y necesidad, ella al parecer se sorprende, porque siento sus ojos clavados en mí, sin importar nada cierro los ojos mientras succiono su labio inferior para tenerlo encajado entre los míos, lentamente empiezo a mover mis labios sobre los de ella, quien a los pocos segundos de iniciado el beso me sigue de manera ferviente, sus manos van a parar a mi nuca, mientras que una de las mías acaricia con delicadeza su cintura, con algo de temor de asustarla pido permiso para que mi lengua vuelva a bailar con la suya, solo basta un poco más de presión para que me de paso, nuestras lenguas se encuentran necesitadas de suaves caricias, de bailes intensos y de tiernos suspiros, la beso con vehemencia, no pongo reparos en recorrer cada parte de su boca, separándome leves momentos para volver a arremeter contra sus labios, es que ya descubrí que mi adicción es Makis, tiene algo que me saca de mis casillas y me vuelve loca, el problema es que no sé cómo hacer las cosas, no sé cómo ser una persona tierna y sentimental, no sé cómo llegar a su corazón, pero no importa cuánto me demore, lo voy a averiguar. Ya me arden los labios por los fuertes besos y las leves mordidas, así que nos separamos un poco para bajar la temperatura del ambiente.

How to save a life -(Ventino) [Makia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora