Capítulo 7 - No todo está muerto.

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Makis Prov:

¿Qué me está pasando? ¿Qué es lo que estoy sintiendo? Cada vez que la veo, que siento su olor, que escucho su voz el corazón me late como loco, se me va el habla y el sonrojo me ataca, creí que mi corazón se había muerto cuando descubrí que Lauren Jauregui jugó conmigo y me entregó a las manos de Jaime , no puedo decir que olvidé a la pelinegra de ojos esmeralda, pero ya no provoca lo mismo, ya no es como si fuera la única en el mundo y eso me aterra, porque significa que ahora hay más probabilidades de que mi corazón termine pisoteado, si es que me queda algo de corazón en este momento.

Cuando ella toma mi rostro y acaricia mis mejillas el cosquilleo en mi estómago se hace insostenible, cuando veo su rostro cerca del mío no puedo evitar sonrojarme, siento su respiración mezclarse con la mía, calentando mi rostro, sus pecas vuelven a desconcentrarme, no sé en qué momento empiezo a contarla, hasta que su voz me saca de mi laboriosa tarea.

- ¿Puedo besarte? – se me seca la garganta, abro la boca para decir algo, pero ni siquiera sé lo que quiero decir, mi mirada se intercala entre sus labios y sus ojos – Por favor respóndeme.

-Yo...yo...yo... s-si – "¿Qué demonios dijiste María Cristina? ¿Dijiste que si?" su rostro salva la distancia que nos separaba, sus labios se posan sobre los míos con una delicadeza extrema, por unos largos segundos no se mueve, hasta que siento que sus labios hacen más presión sobre los míos empezando a moverlos con vehemencia, succiona mi labio inferior, aprovechando mi descuido su lengua se termina por colar en mi boca, se me escapa un jadeo, en ese momento lo único que pienso es "¡Ay Jesús! Me va a dar algo, papito espérame que ahí te voy", ella me besa con ahínco, con ganas, con hambre, yo solo le sigo el beso, al demonio todas las inseguridades si ella besa como los dioses, pero el aire es escaso y los pulmones piden desesperados un respiro, así que a regañadientes nos terminamos separando, juro que la escuché gruñir cuando nuestros labios dejaron de estar en contacto.

-Lo siento – le digo tapándome la boca, me agarró la vergüenza, así que me olvido de que me duele el cuerpo y me pongo de pie intentando salir lo más rápido de ahí, pero su mano se aferra a mi muñeca.

-Tú no te vas – me dice antes de tirarme sobre ella, no sé cómo carajos se las arregla para dejarme sentada a horcajadas sobre ella, su mano viaja a mi nuca y me vuelve a besar, esta vez con más fuerza, con deseo, pero aun así de manera delicada, jadeo, no puedo creer todo lo que un simple beso te puede hacer sentir, su lengua se preocupa de recorrer la mía, de bailar en conjunto con la mía, los leves segundos que se separa es para succionar o morder mi labio para tirarlo sin fuerza, en un rápido movimiento me deja acostada sobre el sofá con ella recostada sobre mí, lentamente sus besos van bajando por mi mandíbula hasta llegar a mi cuello, donde los besos se hacen más fuertes, siento sus dientes hacer presión sobre mi cuello.

-Natalia – se me escapa un gemido, ahí caigo en cuenta de que no puedo estar haciendo esto – Mierda, no – digo poniendo mis manos en sus hombros para detenerla, porque creo que no tengo fuerzas ni para apartarla, pero bueno, tampoco es la idea de perder la virginidad con una persona que conozco hace poco, por muy hermosa, buena, cariñosa y maravillosa que ella sea, ella se separa de mi mirándome con grandes ojos.

-Lo siento, yo... yo... me dejé llevar – me dice reincorporándose para sentarse bien, me siento bien para quedar a su lado, ella me mira incómoda, con algo de culpa – De verdad Makis, lo siento, yo no quise faltarte el respeto, pero es que cuando te besé no lo pude controlar, no me pude controlar.

-Natalia, no hiciste nada que no quisiera – le digo poniéndole la mano en el hombro para que me mire, ella abre la boca, ahí me doy cuenta de que sus labios se encuentran rojos, se ven completamente deseables.

How to save a life -(Ventino) [Makia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora