Capítulo 34 - Crónicas de una muerte anunciada.

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Makis bajó desde la azotea después de horas, horas donde gritó, lloró y maldijo a su propia existencia, volvía a ella la idea de que jamás debió haber nacido, de que todos estarían mejor si su asquerosa presencia no estuviese bailando entre las personas felices que la rodeaban, porque eso es lo que hacía, ella destruía la felicidad de las personas, muchas veces sin proponerlo, pero lo hacía, entonces supo que la vida la había puesto ahí para destruir, par romper, para dañar y eso es lo que haría, la diferencia es que ahora nadie más sufriría con su asquerosa presencia, solo ella misma, porque a estas alturas, ya no le importaba su propia vida.

- Makis - Natalia se acercaba corriendo, la habíaestado buscando por hora.

-Aléjate.

-Pero Makis...

-Solo mantente los más alejada de mi - la puerta terminó por cerrarse en las narices de Natalia, dejándola con el corazón en la mano, pues sabía con total certeza que la pequeña no estaba para nada bien.

-Makis, por favor, solo quiero saber que estas bien, quiero saber que no harás una locura, y si no quieres hablar conmigo, por lo menos permíteme hablar con alguna de las chicas.

-No me voy a matar, si es lo que te preocupa, solo quiero que me dejen dormir, me duele la cabeza y quiero estar sola - le gritó desde el otro lado de la puerta.

-No quiero dejarte sola, temo porque alguna vez te sientas sola - Natalia se deslizó por la puerta mientras una lágrima caía por su mejilla, si no hubiese sido por su estúpido actuar, ahora Makis estaría siendo contenida entre sus brazos.

-Desde hace semanas que me siento sola - Makis también tenía la espalda recargada en la puerta, y cuando su cabeza descansó en el frío roble, sus lágrimas comenzaron a salir con libertad.
Estaban tan cerca y a la vez tan separadas, y aunque sus almas se añoraran sabían que no se podían tocar, sabían que sus cuerpos no estarían el uno junto al otro, sin embargo, sus almas, deseosas de estar juntas se buscaron; la suave sombra que se colaba bajo la ranura de la puerta buscó la ajena, y cualquiera que las viera, diría que ambas se estaban tomando de a mano.

-Ellas no deberían estar separadas - Juli observaba a lo lejos la imagen con un nudo en su garganta.

- ¿Qué pasa con lo que hizo Natalia? - Camila sentía que sus ojos batallaban con las lágrimas que querían salir.

-Se equivocó Cami, estamos de acuerdo en eso, las cago, pero tampoco podemos negar que ellas se aman, y que la única persona que sacó esa sonrisa sincera en Makis fue ella, Natalia es la única que la ha hecho feliz - Olga conocía a Makis y sabía que ese sufrimiento solo sería sanado por la misma Natalia, por nadie más.

Natalia se quedó dormida recargada en esa puerta, pues sabía que era la única manera de estar cerca de su pequeña, hasta que sintió algo húmedo recorrer sus manos, viendo espantada, que el rojo escarlata de la sangre teñía sus manos y ese líquido espeso que salía de abajo de la puerta.

- ¡Makis!

- ¡Makis! - pero la pequeña no respondía, solo escuchó el silencio, completamente espantada se puso de pie, dispuesta a derribar la puerta de ser necesario.

- ¡MAKIS! - gritaba mientras se ponía de pie, no comprendía como era posible que nadie viniera a ayudarla.

La puerta fue derribada por el tembloroso cuerpo de Natalia, quien, movida por el miedo, había adquirido una fuerza sobrehumana, encontrándose de frente con la más horrorosa escena que pudo imaginar jamás, con su peor pesadilla. Makis estaba desplomado sobre el suelo, con las venas abiertas de par en par, mientras profusos hilos de sangre migraban de sus heridas, parecía que toda la sangre había salido de su cuerpo.

How to save a life -(Ventino) [Makia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora