Hace más de una hora que me he encerrado en mi habitación después de tener una larga charla con mis padres que no resultó muy amistosa. Ellos quieren que aborte o en un caso más favorecedor, según ellos, que busque a Dayle y haga las cosas como se deben. Me he negado a esas dos posibilidades y sobre todo me he negado a decir quién es el padre de la criatura que llevo dentro.
Mi padre está que hierve. Me ha gritado y ha dicho cosas que nunca esperé escuchar, mucho menos de él. Y mi madre lo apoya. A ella nadie la obligó a casarse con mi padre o con ninguna de sus parejas anteriores, mucho menos a interrumpir un embarazo o tener hijos cuando ella no quería hacerlo, ¿por qué yo debería hacer lo que ellos dicen? Es una decisión que solo a mí me toca tomar, no deberían poner fuerza sobre una situación que no pueden controlar.
Me da nauseas así que me paro de la cama con rapidez y corro hasta el baño que suelo compartir con mi hermana. No sé si la situación me ha revuelto el estomago o si los síntomas del embarazo se han empezado a notar, lo que sí sé es que vomito lo poco que he comido hoy.
Me arrimo al lava manos y cepillo mis dientes con desgana, mis ojos están hinchados de tanto llorar y mi cabello parece un nido de pájaros. No me preocupo de si alguien me escucha sollozar porque justo ahora no tengo a quien ocultar lo que me ocurre.
No salgo del baño porque siento como si fuese a tirar mi estomago por el retrete, sino que me siento en el suelo y abrazo mis rodillas volviendo a llorar otra vez.
Siento la puerta abrirse con cuidado y levanto un poco mi rostro para ver a mi hermana. Vuelvo a bajar mi mirada y escucho como la puerta se vuelve a cerrar. Sherline se sienta a mi lado y me envuelve en sus brazos y no puedo evitar sollozar más fuerte.
—Tranquila, todo va a estar bien —dice mientras pasa su mano por mi cabello.
—No, no va a estar bien. No los escuchaste. ¿Qué se supone voy a hacer ahora, Sherline?
—Estuve ahí. Lo escuché todo. Nunca me fui a mi habitación.
Asiento en su hombro. Esa afirmación no me hará sentir mejor.
—No importa lo que pase, Shawna. Sabes que me tienes a mí —dice—. Yo no te voy a abandonar.
No respondo, la abrazo. Pensaba que a Sherline no le importaba nada en lo absoluto.
No nos llevamos mal, pero tampoco nos llevamos de maravilla. Ella suele ser brusca la mayoría del tiempo. No somos el tipo de hermanas que se sientan a pasar el tiempo juntas, las que se enseñan a maquillar unas a las otras o las que se pintan las uñas un sábado por la tarde.
Cuando siento que ya no tengo más lágrimas que derramar me aparto de ella.
—Gracias —susurro.
—No me lo agradezcas. —Me sonríe.
—Ahora... —dice poniéndose de pie—. Vas a descansar porque lo necesitas. Mañana nos podemos preocupar por lo que piense mamá y papá.
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Seis Razones Para Cada Problema [Libro I] ✔️
General FictionMaya, Ryder, Kristen, Brayden, Shawna y Garrett van a la misma universidad, recorren los mismos pasillos y no tienen una razón para ser unidos, hasta que ciertos problemas llegan a sus vidas, hasta que ellos son el problema. ¿Cómo la vida de seis jó...