Estoy sentado en la mesa del comedor con mi celular en la mano viendo fijamente el chat de Jimmy. He estado dándole vueltas en mi cabeza toda la semana, incluso he ignorado abiertamente las miradas que Jennie me da porque sé que quiere hablar sobre ello y tal vez buscar alguna excusa, pero no quiero escucharla. No confío en ella, hace ya bastante tiempo que no confío en ella y después de saber de la hipoteca no hay una manera en que ponga mi entera confianza sobre sus manos, ni siquiera confío en que Sebastian se quede mucho tiempo a su lado.
Empiezo a teclear en la pantalla de mi celular, pero a última instancia me arrepiento y borro todo el mensaje.
Bloqueo la pantalla del teléfono y miro la cocina.
No puedo hacerlo, simplemente no puedo.
¿Quién me asegura que no vayamos a perder la casa de igual forma? Tal vez pueda impedir la ejecución hipotecaria, pero eso no implica que la hipoteca vaya a estar saldada y que nosotros vayamos a estar a salvo de algún desastre con el banco. Podría resolver un problema, pero no podría solo detenerme a pagar cada puto mes un préstamo del que no fui partícipe.
¿Qué se supone hizo con el dinero? Ella no ha hecho más que drogarse y perder la conciencia, es lo que sabe hacer. Casi no saca al niño a pasear o le compra juguetes o algo que me dé indicio de a dónde fue ese dinero, casi todo termino cubriéndolo yo.
Es como si esperara que recogiera sus trapos sucios.
—¿Estás bien? —Alzo mi vista hacia ella.
No he encontrado aún la solución correcta para todo esto pero si pensé en algo más que sé no le va a gustar.
—¿Puedo hablar contigo?
—¿Vas a discutir otra vez? —pregunta.
—No. No si esta vez estás dispuesta. —Cosa que muy rara vez sucede.
Mi madre se sienta frente a mí algo recelosa, lo ha hecho otra vez, lo sé. Tiene los ojos algo enrojecidos incluso su nariz está sonrojada como si tuviese una alergia o como si hubiese estado expuesta al frío.
—¿A dónde fuiste la otra noche? —pregunta.
—Esto no se trata de mí, sino de ti.
No me dirige la mirada y yo tampoco quiero mirarla a la cara. ¿Dónde está mi madre? ¿Cómo llegó a perderse tan rápido sin darme tregua siquiera a intentar impedírselo? Daniel estaría muy decepcionado de ella, si estuviera aquí, si tan solo viera lo que es ahora...
—Quiero que te internes. —Alzo la vista hacia su rostro para ver su reacción.
—¿Qué?
—Quiero que vayas a rehabilitación, Jennie, quiero que te alejes de las drogas y cualquier otra cosa que ingieras.
Ella cierra los ojos y lleva sus manos a su cara. No dice absolutamente nada y podría jurar que su lado aferrado a la adicción le está gritando que no.
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Seis Razones Para Cada Problema [Libro I] ✔️
Narrativa generaleMaya, Ryder, Kristen, Brayden, Shawna y Garrett van a la misma universidad, recorren los mismos pasillos y no tienen una razón para ser unidos, hasta que ciertos problemas llegan a sus vidas, hasta que ellos son el problema. ¿Cómo la vida de seis jó...