Hace una semana empecé a llevar mis cosas al apartamento de la abuela y es la primera noche en la que me quedo aquí. Es extraño, no estoy acostumbrada a estar sola, en mi casa siempre había alguien y con Ivy y Maya todo era muy sencillo y acogedor. La abuela no pasa mucho tiempo aquí y en un par de semanas se irá a su casa en Miami por lo que seré la única persona en la casa.
Mis tarjetas de crédito ya funcionan o al menos unas nuevas y estoy totalmente comprometida a independizarme en cuanto obtenga un trabajo.
Extrañamente la casa de Sarah no es tan lujosa como esperaba, en Miami su casa parece sacada de una revista sobre vacaciones de verano, en cambio aquí todo parece un tanto más acogedor y hogareño.
—Hola —digo en cuanto abro la puerta.
—¿Cómo estás?
—Bien, pasa. —Le indico y cierro la puerta tras de mí.
Dayle se detiene a mirar todo el espacio y asiente en aprobación.
—Es un buen lugar.
Se da la vuelta y me mira, luego su vista baja a mi vientre y creo haber visto un amago de sonrisa.
—Es de mi abuela —le digo y sujeto mi abrigo como si eso pudiese tapar mi abultado vientre.
Camino hasta uno de los dos sofás y me siento, le hago señas para que me imite y pronto lo tengo a pocos centímetros de mí. Estoy nerviosa, es la primera vez que estoy junto a él sin tener la intención de discutir. El día que le conté del embarazo no fui muy razonable, ninguno de los dos lo fue. La manera en la que lo hice fue demasiado brusca y su manera de reaccionar también. Ninguno de los dos se detuvo a estudiar la situación ni buscamos comprenderla como se merecía.
Tal vez si hubiésemos aclarado todo no estaríamos en esta situación.
—En un par de días sabré el sexo del bebé y no sé si quieras ir conmigo.
Dayle sonríe.
A mis citas médicas voy con Ivy y yo las acompaño a las suya. Lo de Ivy es algo más complejo porque nunca ha podido concebir y ahora que lo ha hecho a pesar de toda la emoción hay algo de miedo al respecto, pero sus dos hijos siguen ahí, sanos y salvos sin ningún tipo de complicaciones y esperamos que continúen de esa manera por el resto del ciclo.
—Sí, me gustaría ir.
Sonrío.
Es algo extraño estar a su alrededor de esta forma porque nunca hemos estado distantes el uno del otro. Dayle fue mi primer amor y el primer chico que me hizo soñar despierta. Fue intenso y fue bueno y siempre parecía como si supiéramos llevar todo, nunca nada se nos había salido de las manos en nuestros dos años de relación, no de una manera tan grave.
—¿Qué crees que sea?
—Un niño pelirrojo con pequitas. —No puedo evitar reír.
Eso sería muy tierno.
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Seis Razones Para Cada Problema [Libro I] ✔️
Ficción GeneralMaya, Ryder, Kristen, Brayden, Shawna y Garrett van a la misma universidad, recorren los mismos pasillos y no tienen una razón para ser unidos, hasta que ciertos problemas llegan a sus vidas, hasta que ellos son el problema. ¿Cómo la vida de seis jó...