8| SHAWNA

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La última vez que revisé mi teléfono tenía más de siete llamada perdidas, terminé apagando el celular sin siquiera revisar los mensajes de texto sabiendo que cada uno de ellos tenía como remitente a Dayle

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La última vez que revisé mi teléfono tenía más de siete llamada perdidas, terminé apagando el celular sin siquiera revisar los mensajes de texto sabiendo que cada uno de ellos tenía como remitente a Dayle. Al parecer no le importo lo suficiente como para venir a mi casa y decir lo que en sus llamadas no respondidas quiso hablar.

—¡Shawna! —Levanto la mirada de mi plato cuando escucho la voz de mi madre.

El maquillaje de siempre cubre su rostro de manera impecable, mientras sonríe no muy a gusto hacia mí. Ayer en la noche apenas probé algo de comer y siento justo ahora que si llevo algún trozo de carne a mis labios me caerá mal, quizá porque sé que llevo un bebé dentro y ningún síntoma se ha manifestado, tengo miedo de que se manifiesten de pronto frente a mi familia. Mi madre no tardaría en llevarme al hospital y dudo que la respuesta que ella quiera oír es que su hija está embarazada.

Hago un gesto de sonrisa hacia mi madre y llevo a mis labios un trozo de carne.

—Ayer no comiste nada, ¿te sucede algo? —pregunta.

—Tengo parciales esta semana, creo que estoy algo estresada —respondo. No estoy mintiendo, esta semana inician los pruebas y no he estudiado nada, incluso sé que mi promedio ha de dar un bajón, he tenido todos estos días el estomago revuelto con la idea de hacerme la prueba y justo ahora que sé el resultado se siente peor.

Me obligo a tomar otro bocado bajo su mirada mientras asiente. Antes de dirigirse a mi hermana y preguntar sobre sus estudios.

Mi padre no está en la mesa, ni siquiera porque es sábado, su trabajo ocupa la mayoría de su tiempo y casi nunca dedica algo a su familia. Los domingos se sienta a comer con nosotros en la mesa, pregunta por la universidad, a Sherline si ya sabe que estudiará a pesar de que le falten dos años para la universidad y a Mike sobre sus clases de piano. La conversación no suele varía de estudios y trabajo.

—¿Por qué Dayle ha estado llamando al teléfono residencial? —inquiere mi hermana no sabiendo cuando frenar—. ¿Has cortado con él?

Me encojo de hombros.

—No estamos en nuestro mejor momento —respondo en voz baja.

Mi relación con Dayle es pública, pero no lo suficiente como para que mi madre se entere o incluso le interese. Suele decir que ese tipo de relaciones no tienen importancia, en especial porque no terminan siendo con la persona con la que comprometes tu vida y decides formar una familia; justo ahora creo que tiene la razón.

Tal vez nunca visualicé a Dayle como algo eterno, pero nunca pensé que acabaríamos de esta forma.

Decido probar los vegetales de mi plato para no terminar en una discusión sobre alimentación con mi madre. Tomo un brócoli con el tenedor y lo llevo a mis labios.

Sabe a mierda, pienso.

Nunca me ha gustado, hoy creo que me gusta menos. —Tan coherente mi argumento.

El almuerzo pasa en silencio y decido quedarme en mi habitación. Intento estudiar para los exámenes de la semana próxima, pero mi mente no está aquí y no puedo evitar que mis ojos se llenen de lágrimas otra vez mientras recuerdo lo que pasó ayer.

¿Cómo voy a lidiar con esto? Es más simple ignorarlo, quisiera ignorarlo, pero me es imposible solo dejar atrás que me hice una prueba de embarazo y que Dayle simplemente fue grosero conmigo como si yo fuese la mala. ¿Cómo sé que algún día los te amos que me dijo no fueron mentira? Si de verdad me amara al menos no hubiese dicho en pocas palabras que lo abortara. Primero debemos hablar sobre ello, un aborto no se decide solo porque sí. 

—¿Sí? —respondo cuando escucho que tocan la puerta.

—¿Dónde está mi pelirroja favorita? —Maya entra entre contoneos a la habitación.

Sonrío un poco al verla, estoy segura de que ha llamado a mi celular y le ha salido el buzón de voz, no la estoy ignorando, no tengo razones para hacerlo, pero sí ignoro a mi novio. A mi ex novio.

—¡Voy a ser tía! —exclama y creo que se me encoje el corazón.

Maya va a ser tía y yo voy a ser mamá.

En vez de felicitarla, porque sé lo feliz que ha estado estos últimos meses con todo el proceso del embarazo de su hermana empiezo a llorar. Una parte de mí sabe que Sherline no saltará de emoción, mis padres probablemente me halen de las orejas y si por casualidad muestran algo de compresión no sería del todo sincera. Siento como si todos me fuesen a rechazar por el simple hecho de que Dayle ya lo haya hecho.

—Oh, Shaw, ¿Qué pasa? —Mi amiga se sube a la cama y me envuelve en sus brazos, mi cabeza se recuesta de su hombro y sollozo. Los hombros me tiemblan y sorbo por la nariz mientras mi amiga me abraza. Siento su cabello rizado entre mi rostro y tal vez me daría gracia esta situación; Maya no abraza por naturaleza y me está abrazando.

Siento sus manos pasar de arriba hacia abajo sobre mi cabello y cuando mis sollozos terminan me aparto de ella.

—¿Qué pasó? —pregunta sentada con las piernas cruzadas sobre la cama, adopto la misma posición que ella al frente suyo y miro de reojo la puerta que se encuentra cerrada aunque sin seguro.

—Me hice una prueba de embarazo y dio positivo —digo en un susurro.

Maya se queda en silencio por un momento y su expresión denota sorpresa.

—¿Estás segura de que...?

—Sí, tenía las dos rayas rojas, hice todo lo que las instrucciones indicaban... No sé qué voy a hacer, Maya. ¿Cómo le diré a mis padres? Y.... —hablo demasiado rápido.

—Tranquila —detiene mis palabras—. Primero hay que confirmar que de verdad estés embarazada, hacer una prueba de sangre y luego decirle a Dayle.

Trago.

—Ya le dije —respondo—. Me sugirió que abortara.

—¿Qué? ¡Pero qué cabrón! —Río un poco.

—Cuando lo vea le patearé las bolas. —Frunce los labios y vuelve a sentarse, ya que se había parado cuando dije lo que Dayle había sugerido—. No pienses en eso, Shaw, él no te merece. Eres asombrosa y ese bebé que llevas dentro también lo será. Así que si él no quiere aceptar ese bebé, se lo pierde. ¿Sabes lo lindo que se ven esas mujeres con esa barrigota?

No creo que me vaya a ver linda embarazada. Frunzo el ceño. Soy muy delgada. No, por el amor de dios, esa imagen es perturbadora.

—¿Estas imaginándome gorda?

—A ti y a mi hermana, creo que será algo tierno. —Sonríe con los labios cerrados—. ¡Ah, seré tía tres veces!

Asiento pero habérselo contado no hace que se alivie lo que siento en mi pecho. Al contrario su emoción me causa náuseas. Tal vez aún no esté feliz de llevar un bebé dentro, aún no creo poder amarlo como lo hace una madre, pero no me alegra. Es como poner un muro gigante en mi vida para que me detenga y no pueda cumplir mis sueños. Siento que esto es un error, no quiero sentirme de ese modo, quiero sentir que lo amo, quiero verme alegre así como lo hace Maya. Desearía tener su seguridad entre mis manos, pero no la tengo, lo que sí tengo es miedo.

Tengo miedo de los cambios que va a dar mi vida. Miedo de no ser suficiente y no poder con todo esto.

—Lo siento, no debí haber dicho eso. —Extiende su mano y me limpia las lágrimas que habían comenzado a salir—. Pase lo que pase estaré aquí contigo. Soy tu amiga y no pienso abandonarte, tal vez él ya lo haya hecho pero recuerda que me tienes a mí.

Maya me vuelve a abrazar.

No pude haber elegido una mejor amiga, tal vez no elegí a la mejor pareja con la que meter la pata en un asunto como este, pero si encontré a la confidente perfecta.

Seis Razones Para Cada Problema [Libro I] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora