79| RYDER

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Mi semana no puede ir mejor, ha estado entrando personas en la casa como si fuese un comercio y hubiera rebaja de blackfriday

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Mi semana no puede ir mejor, ha estado entrando personas en la casa como si fuese un comercio y hubiera rebaja de blackfriday. Ahora estoy en el teléfono con mi madre a quien al fin pude contactar y la conversación ha sido tan productiva como las conversaciones que tengo con Shelley cada vez que se me cruza por el frente, han sido más lágrimas que algún razonamiento coherente. Se culpa de que mi padre se comporte como un idiota conmigo, con todos, y dice que no debería irme de la casa solo porque así lo diga, que se puede solucionar.

No creo que haya una manera de que se pueda solucionar y si él quiere vender la casa solo por el placer de jodernos que lo haga y que mande a la mierda todo su dinero también porque no le voy a rogar.

—Mamá, no tienes la culpa de nada, por favor —digo—. Él no le ha buscado sentido a su vida y cree que haciendo lo que hace está haciendo algo bueno. Si quiere tener sus extrañas ideas que las tenga, no tienes que preocuparte por mí, yo me estaré quedando con Todd.

Hablé con él hace un par de días y él mismo se ofreció, al fin y al cabo cuenta con una habitación extra. No es que me emocione mucho tener que vivir con él o dejar todo el espacio y comodidad que tengo aquí para irme a vivir al frente, pero si es lo que hay, debo aceptarlo.

—Nunca debí dejar que se quedara con la casa, no pensé que iba a hacer algo así.

—Exacto, no lo sabías.

—Cariño, pero ahora...

—Si no vende esta podría haber vendido la otra, mamá. Y para que te quedes sin casa, acepto no tener donde vivir a que no lo tengas tú.

Alzo mi vista y veo a Todd haciéndome señas sobre una caja, asiento y veo como se la lleva hasta su apartamento.

—Mi deber es protegerlos a ustedes.

—Y yo agradecerte todo lo que haces por mí.

Escucho pasos y vuelvo a alzar la vista, esta vez no es Todd quien está en la puerta sino Shelley y se ve rara, resoplo sonoramente cuando la veo ahí. No sé qué hay que hacer para que Shelley se olvide del camino que lleva a mi casa.

—¿Qué pasa? —pregunta mi madre.

—No pasa nada, mamá, solo ha llegado alguien a casa, te llamo luego, ¿sí?

—¿Pero todo bien? —Vuelve a preguntar con voz algo preocupada.

Sigo a Shelley con la mirada, ella no dice absolutamente nada solo mira todo con el ceño fruncido.

—Sí, mamá, todo está bien. Voy a colgar. Te amo.

—Yo también te amo.

Cuelgo la llamada y me cruzo de brazos mientras la veo toquetear mis cosas. Shelley luce diferente, su pelo ya no tiene mechas de colores, ni el tono oscuro que naturalmente tiene, sino que lleva un tono castaño y se ha cortado el pelo hasta su barbilla, va maquillada con los labios de color rojo y su ropa se ve muy formal para lo que suele usar y zapatos de tacón, como si...

Seis Razones Para Cada Problema [Libro I] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora