Alexander walker es un hombre lobo pero no uno cualquiera, sino el único sobreviviente del llamado "Clan maldito", como la gente les había nombrado, ademas de haber despertado su lado demonio.
Los miembros de este clan eran caracterizados por ser lo...
Tras llegar a Gehenna comencé a mandar mensajes de fuego a cada uno de mis hermanos; El tiempo transcurría y cada segundo que pasaba era sumamente valioso.
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Al terminar de enviar los mensajes, me giré hacia mis espectadores; Cass e Ian habían estado observando atentamente cada uno de mis movimientos.
- Lo que ocurrió hace un momento, tan sólo es un aviso de lo que se aproxima. Debemos estar alerta en todos los sentidos, no sabemos dónde o cuándo ocurrirá el primer golpe... Así que Cass por favor, trata de enfocarte el doble en cuidar de Ian.-dije, con un falso tono de serenidad.
Mi mente se estaba volviendo un caos eso sin mencionar, que la paranoia estaba comenzando a poderarse de mi ser...
- No se preocupe, príncipe. De lo por hecho que así será...-respondió, ella sin dudar. Yo sólo asentí en señal de agradecimiento.
- Creo que está demás decir que nadie debe de saber lo que ocurrió hoy, o al menos no por el momento.-dije, para ambos.
- Si, príncipe.-respondió, Cass mientras agachaba su cabeza en señal de sumisión.
- En cuanto a ti, Ian... Sé que eres un niño y por lo tanto eres imprudente en cuanto tus acciones sin embargo, te pido que ¡por el amor de Astaroth, dejes de escabullirte como duende!.-dije, en voz alta.
- ¡TU NO ERES MI PADRE!.-respondió, él con molestia mientras se levantaba bruscamente del comedor. Apenas iba a abrir la boca, cuando el desapareció a velocidad sobrenatural.
Su respuesta me había dejado bastante sorprendido, ya que nunca antes había reaccionado de tal manera. Aunque ahora que lo pienso... Había estado actuando extraño desde mi charla con Poseidon.
¿El motivo? No lo sé.
- Permiso, señor...-dijo, Cass con nerviosismo mientras hacía una reverencia, luego de ello se marchó de inmediato tras Ian.
Al irse liberé un largo suspiro de frustración, ahora no estaba de ánimos para consolar berrinches infantiles.
- Anny tráeme algo de beber.-le dije, a una de las arpías mientras accedía a una de salas.
- Si, príncipe.-respondió, ella mientras salía del lugar no sin antes hacer una reverencia.
Después de algunos minutos, la chica regresó con una botella de Vodka.
- Esta bien, déjala aquí... Ahora váyanse de aquí.-les ordené, a las arpías. Estas sumisamente bajaron su cabeza y obedecieron abandonando el lugar.
Me sentía tan estresado que hice aún lado el vaso y tomé directamente de la botella.
Las cosas cada vez iban de mal en peor... Y lo más preocupante de todo, es que los problemas parecían estar más allá de nuestro alcance sin embargo, algo era seguro... No moriríamos sin pelear.
