La brecha de los rebeldes.

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Los dos nos encontramos como a 3 kilómetros de distancia, de aquel rosal.
A pesar de que yo iba de manera terrestre, ambos ibamos a la misma velocidad.

Todo iba bien, hasta que sentí algo filoso atravesar mi pata frontal derecha, haciendo que me detuviera en seco.

Un pequeño olor metálico llegó a mis fosas nasales.

Sangre.

Me fijé en mi pata, y vi que tenia clavada una espina del tamaño de mi garra meñique.

En el suelo se encontraba la causante de mi desgracia.

Jodida raíz, estúpida.

En mi forma de lobo nunca lograría sacarla, tenía que transformarme. Un fuerte aleteo me saco de mis pensamientos, yo alce la mirada al cielo y me topé con Adam. El ya habia regresado de la meta.

Había ganado.

- Alexander, ¿estas bien?.- preguntó, con cierta preocupación, a lo que yo asentí.- Yo estaba tan concentrado en llegar a la meta, que no me di cuenta cuando dejaste de correr.- dijo, mientras descendía.

Yo me levanté, y cojeando un poco me dirigí hacia él.

- Estoy bien, no es nada.- le respondí.

- No, déjame ver.- dijo, con tono de mando.

- Qué estoy bien, solo me clave una estúpida espina.- respondí.

- Joder, Alexander no seas tan terco. Dejame ver, por favor.- dijo, mientras me pedía mi pata lastimada.

Yo di un suspiro pesado, rendido ante la exagerada situación. Le dí mi pata.

El la tomó con sumo cuidado, de repente sus ojos se volvieron totalmente oscuros. De sus manos comenzó a salir una especie de neblina blanca, haciendo que la espina saliera por completo de mi pata además de que quedo completamente curada.

- Gracias.- dije, un poco avergonzado.

- No es nada.- respondió.

El silencio se apoderó del lugar, ambos nos quedamos con la mirada perdida en el cielo.

Después de lo que parecieron ser años, decidí romper aquel silencio.

- Ganaste.- dije, sin más.

- Si, lo hice.- respondió, con una pequeña sonrisa.

De manera inconsciente mis orejas se doblaron.

- Pero ¿sabes? desde un principio yo siempre planee ayudarte a recuperar tus recuerdos.- dijo, mientras nuestras miradas se conectaban.

- ¿Por qué lo haces?.- pregunté, aun sabiendo lo que me podría responder. Yo quería confirmarlo.

- Verás...yo siempre he sido fiel a Azrael por lo cual, siempre lo he ayudado en todo lo que ha necesitado...el es muy importante para mi y haría lo que fuera por él.- término de decir.

- Entiendo.- respondí.
A pesar de que era la respuesta que sabia que oiría de su parte, no se por que me provocaba un amargo sentimiento.

Yo me levanté del lugar en el que me encontraba echado.

- Alexan...-

- Creo deberías marcharte, puede que los chicos te necesiten.- dije, mientras lo interrumpía.

- ¿Y tú? ¿A donde planeas ir?.- preguntó, mientras se levantaba.

- Daré una vuelta...necesito pensar. Luego te veo.- dije, mientras comenzaba a caminar.

El CLAN MALDITO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora