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Ya era finales de septiembre, desde antes de que finalizara nuestro primer año en la Universidad, no sabía nada de Iván, bueno si sabía que ambos habían aprobado todo con muy buenas notas y que pasarían a segundo sin problema. Pero ya está, nada más. Al finalizar el verano y tras muchas llamadas conseguí que Iván me cogiera el teléfono.

- ¿Estás loco? ¿te pasa algo conmigo? hace siglos que llevo intentando contactarte y no hay modo, no me respondes a nada. -Le dije entre enfadada y preocupada.

-No me pasa nada, al menos contigo, solo por favor déjame un poco a mi bola, te aseguro que cuando me aclare te contaré que me pasa. Solo no te enfades y espera. -Me contestó con voz triste y afectada.

-De acuerdo, no te preocupes, ya no te buscaré más, cuando quieras ponte en contacto, estaré esperando, sabes que te quiero y eres mi mejor amigo. Besos. -Esperaba que se aclarara y me hablara en breve.

-Sí, yo también te quiero y gracias por entenderme. Adiós. -Se despidió como distraído.

Ya con octubre muy avanzado me llegó un email de Iván, tan largo que parecía una novela. Sí que había algo que le preocupaba y a lo bestia para escribirme algo que tardé bastante tiempo en leer. No estaba realmente preocupada de Iván, había hablado con Moi para preguntar si sabía que le pasaba o si había algo malo, aunque me respondió con la voz un poco rara me confirmo que nada malo le pasaba, comía y hacía todo como siempre, así que estaba muy tranquila hasta que comencé a leer.




Cuando Moi se fue, Iván solo se quedó allí de pie mirando con cara de sorpresa y timidez. Sus mejillas se fueron poniendo cada vez más coloradas y un extraño fuego iba subiendo por todo su cuerpo. No entendía qué pasaba con su cabeza, pero cuando fue rodeado por los fuertes brazos de Moi se sintió como en casa, es raro, se habían abrazado a lo largo de los años millones de veces, eran amigos, así que no era raro ese contacto. Pero no fue solo eso, también fue consciente de su olor, olía tan bien como a arena de la playa calentada lentamente por el sol. Desde cuándo y a cuenta de que era el consciente del olor de su amigo y encima le gustaba, estaba loco o algo no estaba bien con él. Le costó horrores no abrazarlo a su vez y permitir que se fuera, cuando todo su cuerpo quiso agarrarlo y seguir siendo abrazado.

Asustado cogió el teléfono y llamó a su amiga la escocesa.

-Ven ya, tengo unas ganas que no puedo esperar. -Dijo un poco más brusco de lo que esperaba.

-De acuerdo, llego ya, que estaba por aquí con unas amigas, ya subo. - Colgó.

Cuando sonó el timbre de la puerta, abrió rápidamente y arrastró a la chica bastante sorprendida hasta su habitación, mientras se sumergía en un beso profundo. Fue depositando pequeños besos por su cara llena de las pequeñas pecas que tanto le gustaban, le daba a la chica una pinta de traviesa que le enloquecía. Sus labios llegaron a su cuello el cual besó, lamió y mordisqueó mientras sus manos arrancaban la ropa de ambos, ya que le estorbaban. La dejó caer en la cama con suavidad colocándose sobre ella e iba recorriendo todo su cuerpo con sus labios y lengua, hasta que llegó a sus hermosos pezones rosados que se erguían orgullosos reclamando atención y comenzó a succionarlos. Siguió descendiendo poco a poco hasta llegar a un monte de venus completamente depilado y jugueteando con su lengua haciendo enloquecer a la escocesa. Mientras su lengua y dientes jugueteaban con su clítoris sus dedos jugaban y entraban en los distintos hoyos de su compañera haciendo que ella jadeara y gimiera sin parar, hasta que un fuerte orgasmo le arrancó un grito dejando su cuerpo sensible. Iván no podía esperar más, cogió un condón de la mesilla y sin más la penetró fuertemente. Un grito de placer salió de los labios de la chica mientras una mirada lujuriosa se posaba sobre él. Sintió el calor del cuerpo de ella, lo acogía en su interior una y otra vez él empujando, haciendo a ambos jadear en busca de más oxígeno. En unas cuantas estocadas más acabó, un orgasmo buscado llegó a ambos y se separaron quedando acostados en la cama.

-Si que me necesitabas, apenas nos vimos anoche y hoy ya estabas así de excitado. Eres increíble, cada vez me haces disfrutar más. -Le dijo su compañera mientras se estiraba perezosa en la cama.

Sin decir nada Iván cogió varias prendas de ropa, una toalla y se dirigió a la ducha. Había disfrutado, al menos su cuerpo. Pero esa extraña sensación seguía ahí dentro de su pecho, sin querer abandonarlo, algo no estaba bien con él y no sabía que era. Pero estaba preocupado.



Las cosas siguieron más o menos igual. Iván se relajó y hasta olvidó lo raro que estuvo ese día, hasta que pasó otra cosa, una tontería total, que nadie le da importancia si no eres un adolescente.

Ambos estaban en la cocina preparándose sus respectivas cenas, es cierto que la cocina era pequeña, ya habían estado así más veces, pero otra vez para Iván fue raro y su cuerpo era muy consciente del cuerpo de Moi. Que si un roce del cuerpo de Moi por su espalda, para poder pasar a la nevera, mientras Iván estaba cortando un pan para hacerse un bocadillo, o cuando las manos de ambos se rozaron por querer coger el mismo vaso, Iván retiro rápido su mano como si hubiese sentido un chispazo.

- ¿Te pasa algo Iván? Estás colorado y como nervioso, parece que te molestara el estar conmigo. -Dijo extrañado Moi.

-No hombre, que me va a pasar, solo tengo algo de calor y la cocina es algo minúscula para dos hombretones como nosotros. -Intentó bromear Iván.

Sin más fueron al salón a cenar y a ver una película, Moi tranquilo y relajado sin darse cuenta de lo preocupado y agobiado que se veía su amigo.

Continúa>>>

El amor de mi exDonde viven las historias. Descúbrelo ahora