24

645 74 6
                                    

Moi despertó temprano y se quedó mirando embelesado al hombre que descansaba a su lado. El fin de semana había sido maravilloso. Sin poder evitarlo le besó en la frente con suavidad, despertando al otro, como era temprano, se abrazaron bajo las sábanas mientras hablaban susurrando, se daban algún pico y sonreían. A veces solo se quedaban en silencio, perdiéndose en la mirada del otro.

Se ducharon y arreglaron para bajar a desayunar. Cuando se sentaron a la mesa que habían estado ocupando esos días vieron que dos chicas habían llegado nuevas. Las saludaron levemente con un gesto de cabeza y mientras desayunaban se fueron contando los horarios que tenían esa semana, para saber cuándo podrían coincidir y quien se encargaba de que en la limpieza del hogar.

Subieron a su habitación para gandulear y ver alguna película hasta que fuera la hora del almuerzo, fuera hacía mucho frío y no les apetecía salir.

-Quita pesado, deja que me ponga la camiseta.

-Que no, que quiero disfrutar de las vistas.

-Que no me acoses, plasta. Devuélvemela.

-Mira a ver si me la consigues quitar -reía a carcajadas Iván mientras se escondía tras una de las butacas con la camiseta en la mano.

-Estás siendo un niño malo, voy a tener que castigarte -los ojos rasgados y pervertidos le dieron un repaso al cuerpo tras la butaca. En eso unos golpes sonaron en la puerta sorprendiéndolos.

-Hola -dijo Moi tras abrir la puerta, extrañado al ver a las dos chicas del comedor. - ¿Necesitan algo?

-Siiii, a ti. -Soltó una de ellas mientras le devoraba con los ojos, vaya premio que abriera sin camiseta.

-Va a ser que no. Es mío -Iván giró la cabeza de su novio para besar sus labios con ansias frente a las dos sorprendidas chicas.

-Ohhh... lo sentimos, perdón, no quería...esto...molestar, adiós. -Las dos coloradas salieron corriendo mientras ellos cerraron la puerta.

- ¿Qué te pasó? marcando el territorio tan de repente. -Le dio risa y se burló.

-No te burles, se me removió todo el desayuno al ver cómo te miraba y sí, me puse celoso, no lo pude evitar. Quería dejarles claro que estás conmigo.

-Amor, mientras los dos lo tengamos claro, lo demás no importa -le acarició la cara con suavidad y le abrazó. -Pero entiendo los celos, yo también los tuve en el comedor cuando entramos y te repasaron de arriba abajo. Vamos a tener que relajarnos y confiar el uno en el otro, porque se nos puede ir de las manos y cargarse la relación esto de los celos.

-Tienes razón, pero creo que serán así de bestias ahora al principio, supongo que después se irán suavizando cuando estemos más calmados. De todas formas, tienes razón e intentaré relajarme. No quiero ser un capullo histérico.

Se sentaron en la butaca uno en brazos del otro, besándose y acariciando sus torsos, con suavidad y dulzura.

-Mmmmm... es un fin de semana increíble ¿verdad?

-Siiii ...ahhhh... mi tetilla Iván, tendremos que repetirlo.

-Ayúdame a desnudar la parte de abajo de nuestros cuerpos, tengo calor. Si que lo repetiremos, volveremos aquí. Joder que bueno estas.

-Tú sí que estás bueno, vaya culazo que tienes ven vamos a la cama que se merece unas caricias y tú un castigo.

-Que pervertido me saliste, ¡ahhhhhh! bestia no muerdas tan fuerte, no voy a poder sentarme.

-Te quiero acostado no sentado, rápido a la cama o te muerdo de nuevo.

-No te atreverás -Reía mientras intentaba detener el cuerpo que se arrojaba al suyo. -Vaaaale ya me acosté ¿contento?

-Para nada, de espaldas, creo que dije que quería darle unas caricias a tu culo, no a tu polla.

-Creo que deberías acariciarme enteró, has sido complacido por todo mi cuerpo no, por una parte, sé agradecido -no podía parar de reír.

-Más tarde agradeceré al resto, ahora obedece amor, no soy paciente.

Y sin esperar a que le obedeciera le dio la vuelta, abriendo sus piernas e introdujo su lengua a lo largo de esa raja, mientras sus manos separaban y apretujaban ese culo blanco, redondo y perfecto. Ese cuerpo exquisito se estremeció y escuchó gemidos que cayeron en la almohada. Tras embestir la suave entrada con su lengua varias veces, dejó caer varios cachetes en esas nalgas y se acostó a lo largo sobre su novio. Introdujo su polla en esa abertura que rápidamente le succiono y llevó hasta el fondo.

Con todo el fuego de la pasión quemando y ardiendo desde su interior se empujó y golpeó sobre ese culo que le tragaba con ansias, los gemidos que escuchaba le estaban excitando aún más, quería besar esos labios que dejaban escapar jadeos, así que salió de ese calor, tan rápido que hizo que el otro jadeara de la sorpresa.

-Rápido gira y levanta las piernas, ya. -No acababa Iván de cumplir todas sus órdenes cuando volvió a sumergirse en ese calor que le tenía atrapado.

Besó sus labios mordisqueando y asaltando esa lengua, sus caderas chocaban y empujaban cada vez más duro sus dientes marcaron la piel, no podía evitarlo quería marcar a fuego a su novio, que no olvidara nunca esa primera escapada suya. Sin dejar de chocar con la próstata, miro los ojos verdes con sorpresas, las uñas de este se habían clavado profundas en su espalda y con un grito se había corrido manchando los cuerpos de los dos.

Iván estaba totalmente colorado, sorprendido y avergonzado, cerró los ojos para no ver la sonrisa egocéntrica y de suficiencia, había hecho que se corriera solo follándose su culo, aún no le había tocado ni rozado la polla y sin embargo en unas cuantas estocadas le había llevado al orgasmo.

-Mírame, -rogó con voz suave mientras paraba sus envites y le daba dulces besos por el rostro.

-No quiero, te estás vanagloriando.

-No seas tímido, me vanagloria tu cuerpo, no esperaba tal regalo. Venga amor mírame.

- ¿Ya estás contento? -pregunto tímido mientras miraba esos ojos oscuros que le miraban con pasión desmedida.

-Siiii, mucho, muy feliz de que tu cuerpo responda a mi esfuerzo. Eres increíble -le besó, acarició, arrulló y mimo, con sus manos, labios, lengua y dientes. Sabía que se sentía avergonzado, que una persona que era activa, que tenía claro que sus orgasmos procedían de jugar con su pene, se hubiera corrido sin necesidad de él, en su mente le convertía en un pasivo y aunque se dejaba follar sin problemas, ahora tendría que asimilar que su cuerpo había encontrado otro punto de placer, incluso más potente de lo que pensaba.

Siguió embistiendo y golpeando, quería que olvidara su vergüenza y que su mente dejará de analizar, a empujones lo conseguiría, hasta su polla volvía a estar dura y preparada para ser acariciada y abusada por su mano.

-Ahhhh..., me estás destrozando, estas ...uffff... ahhhh... muy duro, siendo...muy duro. Ohhhhh... siiiii más. Córrete no, puedo más. Ohhh... cuidado con ...mmmmmmm... mi polla, está sensible.

Comprendiendo todo lo que habían follado y que realmente no podía más, se colocó para golpear con menos ímpetu, pero si profundamente, y mientras manchaba y marcaba el canal con su semen, besó con frenesí esa boca gritona tragando los gritos de los dos.

Salió de su interior con cuidado y bajó la boca a la polla que sus manos sostenían, dispuesto a darle la atención que merecía. Chupó con fuerza, bajó y subió la cabeza con rapidez, las manos le tiraban del pelo y su boca gritaba de gusto mientras le empujó la boca hasta la base, haciendo que se atragantara por la enorme polla que le llegó a la garganta, donde se vació y con un suspiro le soltó.

Moi no se enfadó, solo le miró asombrado, Iván con los ojos cerrados, acostado en la cama, sudado, sucio por los fluidos de ambos, sonrojado, marcado por dientes y uñas, completamente abierto, seguía estremeciéndose y jadeando por el aire que parecía que le faltaba. El pene seguía soltando semen y de su culo desbordaba también levemente. Era la imagen de la satisfacción sexual. Abrió los ojos enganchándose a los negros que le observaban fascinados. Los ojos verdes cargados de sentimientos de amor y felicidad.

-Ven cariño recuéstate sobre mí, quiero abrazarte, has trabajado muy duro y muy bien. Que sexy estás ahí desnudo, sudado y marcado por mí. -Sonrió lánguidamente, mientras le abrazaba suspirando feliz.

-Estaba pensando lo mismo de ti, te amo Iván. -Le besó con suavidad y cerraron los ojos, durmiéndose profundamente.

Continúa>>>

El amor de mi exDonde viven las historias. Descúbrelo ahora