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-Despierta, venga, necesito ir al baño, levanta tu cuerpo del mío. -No abría los ojos ni hacía ningún movimiento, ni interés por levantarse. Por lo que Moi pellizco un poco el culo de Iván -Una de dos, tú eliges, o te levantas y me dejas salir del sillón o te follo.

Rápidamente y con un quejido Iván se levantó para que pudiera salir. Realmente estaba dolorido para volver a ser follado por ese duro palo que parecía capaz de elevarse orgulloso en cualquier momento.

-Ven también, para ducharnos, ponernos algo y cenar, no puedo creer que llevemos toda la tarde desnudos en el sofá, viendo la tele.

-Voy, la verdad que ha sido un día magnífico, follando, viendo pelis y ganduleando. Lo de desnudos ha sido lo mejor. Poder tocarte sin que me estorbe nada es un gustazo.

-Entra a la ducha conmigo, no te voy a hacer nada, también estoy cansado. -La mirada que recibió le hizo sentir como un obseso sexual.

Se ducharon y cenaron mientras hablaban de sus horarios de la semana, para saber cuándo coincidirían, Iván se tomó una de las pastillas, deseando que sus efectos hicieran que al día siguiente no estuviese hecho un desastre. Moi volvió a encargarse de recoger todo, también el baño y metió toda la ropa sucia en un cesto. Mañana alguno de los dos la llevaría a la lavandería.

Tras eso se acercó a Iván y le cogió de la mano para que le acompañara al dormitorio. Apagó la tele, le dio un beso suave en los labios. Realmente después del uso de ellos, estaban hinchados, rojos y algo doloridos. Al menos eso si les dolía a ambos. Se dirigieron a la habitación de Iván y se acostaron abrazados el uno al otro. Durmieron las siete horas de un tirón.


Les despertó la alarma del móvil. Moi se levantó, fue a la cocina y le llevó a Iván la pastilla y agua. Volvió al baño, se duchó y con la toalla puesta preparó el desayuno de los dos. Vio como Iván se encaminaba al baño. Estaba bastante hecho polvo, normal por los excesos de ayer.

Cuando se acercó con una sonrisa para desayunar juntos, soltó una carcajada. Moi levantó una ceja interrogante.

-Es que menos mal que nadie nos ve. Estamos llenos de marcas de ayer y tu espalda tiene arañazos y mordidas profundas, creo que te tienen que molestar tanto como a mí el culo.

-Eres un descarado y un desvergonzado. Si no tuviéramos prisa te follaba otra vez, para que hables menos -le susurro mientras le daba un casto beso.

-Ahhhh eso sí que no, mmmm me gusta hasta este tonto beso. Aquí el follado vas a ser tú, te lo aseguro. Aunque me deje la espalda, voy a montarte y empujarme en ti. No sabes las ganas que tengo de estar en tu calor.

- ¿Tantas ganas? ¿Por qué no lo dijiste ayer? podríamos haber cambiado alguna vez. No sabía que lo deseabas tanto. Realmente me da la impresión de que disfrutas más cuando te follo.

-Si que lo disfruto y más que tú. Pero eso no quita para que tenga ganas de estar en tu interior, aunque solo sea una vez. Ayer no te dije nada porque estabas tan pasional y excitado que no quería cortarte el rollo. Además, disfrute tanto todo lo que me hiciste, que ni ganas de cambiar me dieron.



Terminaron el desayuno y con un pico se despidieron. Cada uno fue a sus obligaciones, deseando que fuera la noche para estar juntos. Moi llegó primero al apartamento y cogiendo toda la ropa sucia fue a la lavandería. Allí una chica que había coqueteado con él anteriormente intentó acercarse. Le dijo que no estaba interesado, que ahora estaba en una relación y no pudo evitar la sonrisa que se formó en sus labios.

Cuando regresó ya estaba Iván allí, saliendo de la ducha. Le dio una pequeña sonrisa, le agradeció que hubiera ido a la lavandería. Se acercó y le dio un abrazo, apoyando la cabeza en su hombro y soltando un suspiro.

-Llevo todo el día pensando en ti y con ganas de verte. Me encanta como hueles, sé que estás sudado, pero me gusta tu olor. Me encantaría seguir abrazados así hasta mañana. -Bajo los brazos mientras le sonreía con los ojos expresando amor. -Dúchate mientras caliento lo que nos sobró de ayer y ordeno la ropa que lavaste. No hay prisa.

-Espera. -Le agarró del brazo tirando de él. -Yo también te eché mucho de menos. Te quiero. -Con un beso y una suave torta lo dejó ir.

Mientras cenaban, no dejaban de mirarse y sonreír como tontos enamorados, se fueron contando su día, mientras sus ojos no se separaban de los labios y ojos del otro.

-Moi, tengo una propuesta. ¿Qué te parece si nos vamos de finde tú y yo por ahí? A donde fuiste con tus compañeros estaría bien. Con todo nevado las fotos deben ser increíbles.

-Vale, me parece genial. Podemos salir de aquí el viernes a las cuatro y volver el domingo de noche. Llamaré mañana para reservar, a ver si tienen habitación. Es un sitio muy bonito, te va a encantar.

-Bueno espero poder verlo. ¿Crees qué me dejarás salir de la habitación?

-Dilo también por ti, ni cenar tranquilo puede uno. No paras de mirarme como si fuera el postre más delicioso del mundo.

-Bueno te miro así porque eres mi postre y porque eres delicioso. Y el finde da igual si salimos o no de la habitación, en verdad solo quiero estar contigo, sin tener que compartirte con nadie ni nada.

-Puedes venir a comerme cuando quieras, no me quejaré. También estoy en plan acaparador contigo, así que ninguna queja tengo con lo que has dicho.

-Cuando mi boca caiga sobre ti ni los huesos dejaré, voy a tocarte donde ni tú lo has hecho.

-Creo que es tarde, para eso -soltó una carcajada -no hay nada que no hayas tocado o lamido. Pero me encantará que te asegures de ello después.

Entre broma y broma, provocaciones, miradas y el jugueteo de sus pies bajo la mesa, el ambiente se estaba caldeando. Realmente Iván estaba cansado y tenía el cuerpo molido, pero no quería dejar pasar la oportunidad de acostarse con Moi. Llevaba todo el día deseando poder entran en el culo plano de su novio. Hacerle gemir y gritar. Sabía que no tenía aguante ni fuerzas para más de una vez. Pero esperaba que gozara tanto como él pensaba hacer.

Continúa>>>

El amor de mi exDonde viven las historias. Descúbrelo ahora