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Recorrió su cuerpo con la mirada, calentando su piel como si la rozara, posó sus labios contra los otros dejando salir un suspiro de satisfacción, hacía tanto tiempo que no estaban piel contra piel. Cuatro manos tocaban, acariciaban y palpaban el cuerpo contrario. Estrecharon el abrazo mientras sus lenguas batallaban la una contra la otra con fervor, sin ganas de terminar ese húmedo y placentero beso.

Iván se dejó caer, quedando sentado en la cama a la altura del estómago, bajó un poco la vista y relamiéndose intentó agarrar esa dulce vara que tanto le apetecía probar. Pero el otro aparto su cuerpo, deteniendo su movimiento, le sonreía con suficiencia.

- ¿Crees que eres el único con ganas de jugar? déjame acostarme en la cama y ponte sobre mí, creo que vamos a disfrutar mucho haciendo el 69 -le lanzó un guiño mientras se colocaba y esperaba a que el otro lo siguiera.

-Realmente estás juguetón, pensé que ibas a saltar sobre mí, a meterla a lo bestia.

-No, tengo más ganas de saborear con tranquilidad que de hacer las cosas con prisas, ven rápido, no quiero esperar más.

Iván dobló las rodillas a la altura del cuello de Moi, mientras bajaba el cuerpo para llegar a los genitales del otro, tomándolo con una mano para que le fuera más fácil, sintió que ya había empezado a trabajar en su cuerpo y como una lengua juguetona iba saboreando y al poco como una boca parecía que se le iba a tragar por completo, dejando salir un gemido, procedió a engullir y saborear aquella polla deseando dar tanto placer como recibía.

Lenguas que subían y bajaban a lo largo de los falos, dedos y manos que acariciaban los testículos o presionaban el perineo. Lenguas que fueron bajando aún más hasta llegar a sendos agujeros, embistiéndolos y siendo empapados por lenguas que no paraban. A veces uno u otro se detenía y gemía fuerte, era difícil continuar con el trabajo mientras querían dejarse llevar por el placer. Las bocas de nuevo absorbían y chupaban mientras dedos juguetones se introducían en los culos buscando la próstata ajena. Cada vez los movimientos de las cabezas eran más rápidos, así como las estocadas de los dedos. Iván apenas había introducido un dedo, no le estaba preparando, solo dando placer, mientras él sentía las fuertes estocadas de tres dedos. Eran conscientes que estaban a punto de correrse. Se separaron e Iván se sentó sobre las piernas de Moi rodeando sus caderas con las piernas, sus pollas se rozaban entre sí y Moi tomó ambas y comenzó a masturbar, se miraban a los ojos y con sendos gritos de placer, se mancharon de sus fluidos.

Iván cayó sobre el cuerpo de Moi, dejándose ir mientras el otro le besaba y acariciaba, con cuidado le dejo caer boca abajo sobre la cama y se colocó a sus espaldas dejando caer besos y caricias por toda la espalda y el cuello, breves espasmos de placer y cosquilleo le recorrían a Iván por todo el cuerpo. Moi no dejaba ni un poco de piel sin chupar mientras seguía descendiendo, más allá de su culo al que le dio una mordida.

-Joder, realmente tienes pedazo culo sabroso.

Descendió por las piernas. No tenía idea de que sus piernas fueran tan sensibles, cada vez estaba más excitado. De nuevo se estaba poniendo duro y se preguntaba cuando por fin iba a entrar en él.

-No tengas tanta prisa, deja que te saboree a gusto. Hace mucho que tenía ganas de lamerte entero. -Dejó caer una torta contra aquel culo que no paraba de moverse, pidiendo atención. -Eres "un prisas".

-No es eso, ...uhmm... es que cada vez estoy más caliente, no voy a poder aguantar mucho. Ohhhh... que haces con la lengua, que pasada ...ahhhh...

Moi le miró sonriendo y ya por fin cogió el bote de lubricante, se lo aplicó directamente sobre el pene, eran pareja ya no quería que nada separará su piel de la de su amante, quería disfrutar de sentir al otro totalmente.

Colocando el cuerpo a cuatro patas, cuánto había deseado tenerle en la postura del perrito, comenzó a introducirse poco a poco en su interior. Estaba tan caliente que sentía como si le quemara, la humedad conseguida con el lubricante y la preparación anterior hacía que se fuera deslizando en el interior con suavidad, con la mirada de un auténtico pervertido no podía dejar de contemplar cómo era absorbido por aquel maravilloso agujero. Oyó un pequeño jadeo, levantó la vista y chocó con la mirada asombrada y lujuriosa. Cogió un poco de impulso y mientras no separaba sus ojos de los otros verdes se introdujo hasta el fondo dejando salir un gruñido mientras escuchaba el gemido de Iván.

Estaba completamente empalado, profundamente metido en aquel calor, realmente había deseado tanto volver a estar ahí dentro, parecía un sueño. Empezó a moverse suavemente, para que ese espacio tan estrecho se fuera acostumbrando a su invasión. Atrajo el cuerpo de Iván para que se pusiera de rodillas y apoyara su espalda sobre su pecho, girando su cabeza con cuidado, comenzó a besarle, mientras sus manos se agarraban a las caderas, clavando los dedos y empujando para tocar la próstata, cada vez que le golpeaba gritos y gemidos se perdían en su boca.

Empujo con cuidado a Iván haciendo que recuperará la postura anterior y así aumento las estocadas, sacaba con cuidado la mayor parte de su polla, para volver a introducirla con fuerza, haciendo que chocara con la profundidad de aquella cavidad, se sentía en la gloria.

-Mássss..., más rápido...ummmmm... por favor...Moiiiiii... ahhhh... mássss... No aguantó.

-Ten paciencia, seguro puedes soportarlo más tiempo. Estoy tan bien dentro de ti.

Ambos sudaban y jadean, realmente él no iba a aguantar mucho más, solo quería parar el tiempo un poco, seguir empujando en ese culo infinitamente, pero sentía que las fuerzas se les iban a los dos, así que se inclinó y tomando la polla de Iván, comenzó a frotarla al ritmo que le empotraba. Un grito salió de Iván regando la cama de su semen, mientras seguía recibiendo empujones más rápidos, parecía que cada vez lo tenía más dentro, hasta que escuchó un gruñido y sintió el calor del semen siendo esparcido por su interior, sin más fuerzas se dejó caer sobre la cama, con el otro cuerpo pegado al suyo, con esa vara aún en su interior.

-Deja que me mueva, sepárate un poco, tengo mucho calor.

-No, espera, no te muevas, solo ponte de lado con cuidado. Colócate como haciendo la cucharita, pero con suavidad. -Iván le hizo caso extrañado, mientras iba moviéndose sintió que algo en su interior iba creciendo.

- ¡Otra vez! -Jadeo. -No voy a poder, me vas a matar.

-Claro que vas a poder, igual que yo. Mira tú amiguito se está despertando también. Anda no te muevas yo lo hago todo, deja que me sacie de ti, te lo avise antes. -Le susurro al oído, le dio besos por el cuello y alguna mordidita.

Con cuidado se abrazó al otro cuerpo y mientras jadeaba en su cuello fue moviendo sus caderas chocando con el redondo culo que le recibía como si estuviese tan necesitado como él mismo. Escuchó como jadeaba y mientras se empujaba dentro de Iván sus manos jugaron con su vara, su lengua acariciaba la sensible piel y fue aumentando la velocidad de sus estocadas. Pegó el cuerpo completamente al de su novio gimiendo en su oreja cuanto lo amaba y deseaba. Sus cuerpos chocaban cada vez con más fuerza, gritaban y peleaban por pegarse más. Iván impulsaba su culo hacía atrás dándole toda la facilidad para que siguiera clavando en su interior su placentera dureza. Estaban agotados, gemidos roncos salían de sus bocas, la mano de Moi le acariciaba cada vez más rápido y en eso sintió otra vez el líquido caliente fluyendo en su interior, los dedos clavados en una de sus caderas, la mano extrayendo la última gota de su semen y una mordida suave en su espalda. Fuertes espasmos recorrían ambos cuerpos.

Se fueron relajando poco a poco, las respiraciones se acompasaron y Moi salió de su interior mientras se escurría algo de su semen hacia fuera, vete a saber de cual corrida era. Se pusieron boca arriba, solo tocando sus manos y con sonrisas de satisfacción en sus rostros.

- Eres genial, ni en mis sueños fue tan placentero.

-Has estado genial, necesito descansar un poco, no esperaba tanta intensidad la primera vez.

-Ven Iván, recuéstate a mi lado, descansemos un poco e iré a hacer la comida.

-Mmmmm, si, mímame. Pero yo que tú, pediría pizza y cosas así, también estás cansado por el esfuerzo ¿no? -Le miró riendo y le beso orgulloso del placer compartido.

El amor de mi exDonde viven las historias. Descúbrelo ahora