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-Soy consciente que llevamos poco tiempo saliendo. Cinco meses tan solo. Pero nos conocemos desde el instituto. Éramos muy amigos, los mejores amigos, hasta septiembre del año pasado. ¿Quién me iba a decir que terminaría dando un giro completo a mi vida?, haciendo que te amara y deseara como nunca lo había hecho.

-Yo también te amo. Estoy muy feliz de como son las cosas entre nosotros. Mi deseo y mis sueños son estar junto a ti el resto de nuestras vidas. Soy tan feliz a tu lado, nunca espere conseguir este nivel de felicidad.

-Mi sueño es el mismo que el tuyo. Por eso estamos aquí, ahora, así. Iván te amo mucho. Y en un futuro me gustaría casarme contigo. Que nuestros familiares y amigos nos acompañen y se alegren por nosotros y hacerles parte de nuestra felicidad. Por eso... -Sacó una pequeña caja que había ocultado entre las toallas y la sostuvo frente a Iván, mientras la abría seguía diciendo - ¿Te casaría conmigo en un futuro?

Dos hermosas alianzas, eran de plata sencillas pero muy hermosas. Los ojos verdes brillaron por las lágrimas que se deslizaban de ellos, su cabeza decía que sí, nada salía de sus labios tan sorprendido y emocionado. Moi cogió una y mientras se la ponía con cuidado le susurró.

-Prometo seguir haciendo que sonrías, te cuidaré y apoyaré en todo y seguiré amando y deseando profanar tu cuerpo, en ocasiones tan salvajemente que te pases varios días con molestias.

-Ohhh más te vale que sea así, todo lo que has dicho. Y si en algún momento no estoy satisfecho, no te preocupes, que te follaré yo a ti hasta la extenuación. Gracias por todo esto, soy muy feliz. -Sus labios se buscaron y engancharon en un beso con sabor a sal de las lágrimas de felicidad que brotaban de la pareja. -Nunca me había sentido tan amado.

El agua de la bañera se estaba enfriando. Así que se taparon con las toallas, Iván cogió la caja en la que seguía la alianza de Moi y se fue a la habitación a esperarlo, con las copas y la botella de sidra. Moi vació la bañera y apagó todas las velas. Cuando entró en la habitación, su novio estaba recostado en la cama, completamente desnudo observando la alianza.

-Me la vas a poner ¿ahora? -Preguntó Moi acercándose.

-Me encanta lo que escribiste en el interior. Eres increíble. ¿Te lo había dicho? -Decía "EN EL MUNDO DEL AMOR ... 03/01/XX" - "No habrá nadie que te quiera más que yo" Rosana sí que sabe escribir sobre el amor. Pero ¿por qué no pusiste la fecha de hoy?

-Porque desde ese día que me pediste salir y te adelantaste a mí, ya sabía que querría casarme contigo. -Desnudo se aproximó a Iván, que le puso el anillo, las manos le temblaban algo por la emoción, una gran sonrisa que no podía borrar y sus ojos clavados en los negros. -Ven, deja que mi cuerpo te diga todo lo que te amo.

Acercó su cuerpo para que ambos se rozaran piel con piel, le tomó con delicadeza la cara y cayendo en la cama con suavidad comenzó a lamer los labios dulces de Iván, se deslizó sobre él mientras su lengua se sumergía en su boca, probando el sabor de la sidra, sabía mejor de sus labios que de la copa, profundizó el beso, degustando y disfrutando de ese sabor embriagador.

Dejó que sus manos se deslizaran por la cálida y suave piel, presionando y tocando esos duros músculos, sus manos se entretenían en recorrer ese cuerpo por completo, deseaba recordar su tacto, durezas, valles, impregnarse del olor que le rodeaba, de los gemidos que producía. Dejó atrás la boca, su lengua y dientes deseaban seguir el camino marcado por las manos.

Mientras iba saboreando esa piel observaba como ese cuerpo enloquecía por sus caricias, no dejaba de gemir y suspirar, mientras se estremecía de deseo. Cogió el bote de lubricante y tras aplicar algo sobre su atormentado falo, colocó las piernas de Iván para que le dejara el suficiente espacio, para poder ocultar su grandeza en el estrecho canal que le absorbía con fuerza hasta su interior.

Se miraban a los ojos, regalándose pequeños besos y caricias mientras sus cuerpos se acoplaban y bailaba esa danza que tan bien conocían, la música de sus gemidos, el sudor y el calor, sus intensas miradas y el roce de sus cuerpos, les encendía y llenaba cada vez más, chocaban sus cuerpos con más fuerza, Iván sentía el ardoroso miembro atravesando su interior, sin descanso, implacable.

Suspiros de amor, embestidas rápidas y certeras, gemidos, besos, tanto calor, sudor. Los sonidos de sus cuerpos luchando por aproximarse más, todo iba aumentando, peleando con ansias por la libertad de sus cuerpos. La mano de Moi agarrando la gran polla de Iván para ayudarle a llegar a esa culminación que los cuerpos sudados y cansados estaban luchando por encontrar.

La mano de Iván con el anillo descansaba sobre su cabeza, Moi colocó la suya sobre ella haciendo que los anillos chocaran entre sí por los movimientos. Escucharon ese sonido, se miraron con intensidad mientras un fuerte espasmo recorrió sus cuerpos, sintiendo como la cálida leche manchaba sus vientres y el interior de Iván.

Abrazados jadeando por más aire, sin soltar sus manos se besaron, tan cansados, tan saciados y felices. Con suavidad Moi se movió y deslizó del cuerpo de Iván para que este pudiera descansar de su peso. Se miraron y sonrieron, no tenían ganas de hablar, había sido un día muy largo lleno de sentimientos profundos y románticos. Con un suave beso se abrazaron y con una sábana se taparon.

-Te amo.

-Lo sé.

Continúa>>>

El amor de mi exDonde viven las historias. Descúbrelo ahora