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Por fin era el día de la boda. El lugar elegido fue en los jardines de una villa, allí se casarían, un concejal familiar de ellos oficiaría la boda. Por un lado, sería la ceremonia, todo decorado con flores y llena de pequeñas sillas que se posaban en la hermosa hierva del jardín. Unas quinientas personas disfrutarían de esa fiesta del amor. Y casi todos los invitados estaban ya allí colocándose en sus lugares.

Por otro lado de la villa, en una gran planicie sería el convite. Grandes mesas ya preparadas esperaban para la parte más amena y divertida de la celebración. Todo elegante en tonos ocres. La mesa donde estarían los novios, padrinos y padres estaba un poco más alto, para poder ver a todos los invitados.



Los novios, nerviosos y felices terminaban de arreglar sus trajes y el pelo. Ambos en la misma habitación, juntos delante del espejo sonriéndose. Con sendos trajes blancos que se ajustaban a sus cuerpos, se veían más elegantes y sexis que nunca.

-Vamos, ya nos esperan todos. Disfrutemos y celebremos nuestro amor con todos nuestros invitados. Mi futuro marido está muy guapo. No sabes lo difícil que es no desnudarte y darte placer, mientras todos nos esperan.

-No me provoques, no quiero estar con un bulto sospechoso ante tu tío el concejal -Se besaron entre risas.

- ¡Ey! eso es para luego, allá abajo, ¿qué hacen? soltaos cochinos.

-Moi, ¿qué haces aquí molestando? Vete abajo. Ya salimos.

-Me ordenaron que os avisara que, ya está todo el mundo. Se ven muy hermosos y enamorados. Divertiros.



Moi se acercó a la segunda fila donde le guardaba el sitio Iván. Estaba muy guapo y elegante con su traje, le miró y se sonrieron.

-Ya bajan. -Les dijo a sus padres que se sentaban al otro lado del pequeño pasillo formado por las sillas. -Están muy guapos y felices. Aunque no tanto como tú, estás tan elegante. -Le susurró a Iván dándole un beso en el cachete.

-Sois tan lindos. Que guapos que estáis con esos trajes. -Dije sentada al otro lado de Iván. En eso uno de los padrinos de boda se estaba colocando en su sitio y me guiñó un ojo. Sentí la mirada de los dos sobre mí. -Nos conocimos durante la despedida de solteros.

-Tú y tus clichés, en serio ahora te lías con el padrino de boda. -Se reían de mí los dos.

-Dejad que me divierta. Ya empieza la ceremonia, que enamorados y guapos están, que envidia.

Se acercaron juntos de la mano por el pasillo, los dos de blanco, sonriendo felices. Comenzó la boda en sí. Por el rabillo del ojo vi como Iván y Moi se agarraban de la mano el brazo de Moi rodeaba los hombros de Iván apoyados el uno en el otro dejándose llevar por la atmósfera creada. Fue todo tan hermoso hasta cuando se les leyeron los artículos 66, 67 y 68 de la constitución. Tras esto se dieron un beso y todos aplaudimos.

Se encaminaron al otro lado de la villa donde estaba esperando la comida. Era la una y todos estábamos hambrientos, todo estuvo perfecto. Lleno de risas, niños jugando, bromas, la comida y bebida deliciosa. Los novios no dejaban de besarse y sonreír, más felices que nunca.

Ya era por la noche. Iván y Moi estaban cansados y tenían ganas de irse. Así que se despidieron de los novios, deseando que lo pasaran muy bien en el viaje de novios. Se irían a Nueva Zelanda. tras los abrazos y buenos deseos se fueron.



-La boda fue preciosa. Pero estoy agotado, realmente deseaba volver a casa. Fue todo tan romántico y precioso. -Iván se aproximó con lentitud a su novio. Sus ojos verdes clavados en los rasgados y con una sonrisa le besó con suavidad. -Tengo mucho calor y estoy sudado. ¿Nos damos un baño juntos?

-Si, claro, mientras preparo el baño y demás ¿te importa bajar a la tienda por helado?

-De acuerdo.

Una vez solo, Moi llenó la bañera con agua caliente y le tiró pétalos de rosas rojas, puso bastante velas por todo el baño. Lo suficiente para verse cómodamente y apagó la luz. Busco música romántica y la dejo encendida. Fue a la cocina de donde cogió dos copas y la botella de sidra fría, es lo que les gustaba, la puso en una cubitera y se llevó todo el baño. Tenía que darse prisa, Iván estaría para llegar, así que llevo el regalo que tenía para Iván y lo escondió rápidamente. Cerró la puerta del baño, empezó a desnudarse mientras esperaba a que llegara.

-Hola amor, traje helado de tarta de queso y otra tarrina de chocolate. Lo guardo en el congelador. - Colocó todo y se acercó a Moi que ya estaba totalmente desnudo esperándole. -Así como estás, me provocas tanto que estoy por pasar de la ducha y acorralarte en la cama.

-Anda, quita cariño, me siento asqueroso, vamos al baño.

-Vale. Pero al menos desnúdame, tuve que bajar y tú aquí tan tranquilo sin hacer nada.

-Como quieras, amor. Contento, ya está, vamos al baño.

Cuando Iván abrió la puerta dejó salir un grito de sorpresa.

-Ohhhh amor, que romántico, gracias. Me encanta, las velas, la música, las rosas joder y hasta sidra fría. Te amo, te amo, te amo, te amo. -Le decía mientras le besaba toda la cara y le abrazaba, estaba tan emocionado que vio lágrimas en sus ojos. -Entre la boda y esto es el día más hermoso de toda mi vida.

-Y aún no ha terminado. Nos queda toda la noche de amor y romanticismo. Ven apóyate en mi cuerpo, la bañera es grande y cómoda.

Se mantuvieron abrazados, acariciando sus cuerpos mientras se enjabonaban, las caricias y los besos eran lánguidos relajados y sin prisa. Estaban cómodos y felices. Moi abrió la botella y llenó las copas, hizo que Iván se pusiera de cara a él, le sentó sobre sus piernas haciendo que le rodeara con las piernas y le dio unos cuantos besos dulces.

-Mmmmm me lo vas a hacer aquí, estoy de acuerdo.

-No exactamente, solo quería verte la cara y tenerte cerca mientras te comentaba unas cosas.

-Ummm si me besas un rato más, te juro que escucharé todo lo que quieras, pero bésame de nuevo.

Moi obediente le agarró con delicadeza la cabeza para que la bajara y se pegara a sus labios. Besos húmedos y profundos se sucedieron, las lenguas se entrelazaban y acariciaban con ardor. Bajo el agua caliente de la bañera sus caderas se movían haciendo que sus penes ser rozaran y se fueran calentando. Moi presintiendo que se le iban las cosas de las manos, se apartó de la boca de Iván jadeando. Este le miró sorprendido.

- ¿Recuerdas qué quería hablar? -Jadeo

-Siii, es cierto. Tendré paciencia.

Continúa>>>

El amor de mi exDonde viven las historias. Descúbrelo ahora